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Balance energetico ciudades Metodo

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<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 14<br />

de cualquier lugar. En conjunción con el viento sinóptico proveen las fuerzas rectoras<br />

energéticas para los flujos verticales de calor, masa y momentum”<br />

Es decir, si se quiere realizar una verdadera climatología física, se deben orientar los<br />

esfuerzos a cuantificar esos flujos energéticos, ya que la distribución de los elementos<br />

climáticos son finalmente el resultado de tales balances, que una vez entendidos, explican<br />

procesos tan importantes como el desarrollo de la isla de calor urbano, vientos locales,<br />

estabilidad atmosférica, e indirectamente la distribución de contaminantes.<br />

Formulación del <strong>Balance</strong> Energético Atmosférico<br />

El balance energético en el sistema suelo/atmósfera en una superficie ideal 1 , se formula de<br />

acuerdo con la primera ley de la termodinámica (conservación de la energía), con la que es<br />

posible identificar los cuatro tipos de flujos energéticos más importantes: la radiación neta<br />

(Q*); el flujo de calor sensible (QH); el flujo de calor latente (QE); y el flujo neto de calor<br />

en el suelo (QG). Este balance de energía superficial se puede escribir como:<br />

Q* = QH + QE+ QG (1)<br />

En la ecuación 1, Q* es el resultado de la diferencia entre la radiación solar global (QS) y<br />

la radiación reflejada y emitida por la superficie (QR), por lo que: Q*= QS - QR; el flujo de<br />

calor sensible, QH, se refiere al intercambio turbulento de calor entre la superficie y la<br />

atmósfera, originado por la diferencia térmica entre los dos medios; el flujo de calor latente,<br />

QE, ó flujo de vapor de agua, es el intercambio turbulento de calor, por procesos<br />

evapotranspirativos (o de condensación) entre la superficie y la atmósfera; y QG, es el flujo<br />

de calor al suelo o medio subsuperficial. La exacta partición del exceso o déficit radiativo<br />

(entre QH, QE y QG) está regida por la naturaleza de la superficie y las habilidades relativas<br />

del suelo y la atmósfera para transportar calor (Oke, op. cit., 1987a). Es así que las<br />

propiedades físicas del suelo, tales como la admitancia térmica y la capacidad calorífica,<br />

son probablemente las más importantes para la definición del clima local.<br />

1 La superficie ideal considerada aquí es relativamente lisa, horizontalmente homogénea, extensa y opaca a la radiación<br />

(Arya, 1988)

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