Entrelíneas 61

oles transgénicos en la industria
forestal, donde se pretende implementar
transgénicos en las semillas
de Pino radiata y Eucalipto. Estos
tipos de plantaciones, previo al
proyecto de injertos trasngénicos,
han generado molestias en la población
debido a su contaminación
en los territorios adyacentes, ya
que las forestales secan los suelos
y dañan la tierra dejándola inutilizable
para otras actividades y las
hace más propensas a incendios.
Sin embargo, una de las motivaciones
para realizar este proyecto es
la rapidez con que puede aumentar
la producción, por lo que Anne
Petermann, directora de Justicia
Ecológica Global de EE.UU. recalca
que estos árboles transgénicos
“son resistentes a los insectos,
crecen mucho más rápido que un Lucía Sepulveda. Fotografía gentileza de El Ciudadano.
Pino normal, y además, tienen mayor
posibilidad de resistencia con
los herbicidas tóxicos que colocan
en los cultivos, como el glifosato,
lo que aumenta la oportunidad de
colocar más químicos en los árboles
sin que estos mueran, creciendo
de esta forma la producción de
la industria, pero sin pensar en el
daño que puede generar el aumento
de los químicos en la tierra”.
Las empresas que han implementado
el transgénico en Chile, a
través de la venta de semillas transgénicas
son: Monsanto, Syngenta,
Bayer, Dupont y Dow, entre las más
conocidas. Estas mismas empresas,
son las que venden dos productos
riesgosos: uno, la venta de herbicidas
con glifosato, que son los utilizados
para matar las plagas en los
campos, y dos, las semillas híbridas.
Lucía Sepúlveda, recalca que el
uso de este químico “puede generar
cáncer, eso es lo más preocupante,
porque se ha asociado
la presencia de glifosato con el
linfoma, que es el cáncer a la piel
y otros tipos de cáncer. Además
se han encontrado malformaciones
genéticas en los trabajadores
o agricultores de la tierra que han
estado expuestos al glifosato”.
Aparte de generar daños irreparables
en la salud, el tóxico del herbicida
Anne Petermann. Fotografía de Rayen Barriga.
con glifosato se traspasa
fácil-
mente de una planta a otra, ya sea
por el aire, la tierra contaminada,
la polinización natural con las abejas
y el agua de riego, intoxicando
todas las plantas a su alrededor.
Es por esto que plantar un árbol
hecho para resistir este herbicida
representa un peligro. “Es necesario
detener los transgénicos en árboles,
porque el impacto del árbol
es distinto al del cultivo, ya que
vive cerca de dos décadas, tiene
la capacidad de extenderse cientos
de kilómetros desde el polen
o la semilla. Además, las raíces
también contaminan el suelo y el
agua de la comunidad, poniendo
en riesgo la salud de la ciudadanía”,
comenta Anne Petermann.
Por lo mismo, la implementación
de árboles transgénicos que pueden
soportar mucho más las grandes
cantidades de glifosato representan
un riesgo, no sólo para la tierra
usada y los territorios cercanos,
sino también para los trabajadores
y las trabajadoras de las industrias.
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