Entrelíneas 61

siempre estaba contento y seguro
de sí mismo. Se encontraba satisfecho
con su sueldo y sentía que
todo iba bien en su vida. “La enfermedad
se empezó a manifestar
en mí de manera paulatina, en un
período de tres meses. Para el final
de ese lapso, mi familia comenzó
a sospechar de mis notorios cambios
y actitudes. Comencé a hablar
cosas que estaban fuera de
contexto y en ese momento decidieron
que viera a un psiquiatra.
El médico fue quien detectó mi
enfermedad y fui internado por
dieciocho días en un hospital para
recibir un tratamiento”, comenta.
Vivir con bipolaridad
Pedro durante su cuadro de hipomanía
dormía tres horas diarias
y no sentía cansancio alguno.
Además, tuvo un poder de asociatividad
anormal, combinó desde
números, situaciones históricas,
colores, hasta nombres de personas,
pues en su cabeza todo tenía
sentido. Comenzó a beber alcohol
En julio de 2013 el trastorno afectivo bipolar fue incluído en el Plan Auge. Fotografía
gentileza de Paula Cañeque.
Según el Ministerio de Salud, el 90% de los pacientes que presentan un episodio de manía tendrán otro dentro de cinco años. Fotografía
gentileza de Supercurioso.
en grandes cantidades sin sentir
los efectos de aquello. En su cuerpo
sólo cabía bienestar, energía y
seguridad. Por lo mismo, el joven
nunca se percató de su enfermedad
hasta que recibió el tratamiento.
Perdí mi trabajo
Cuando comenzaron a manifestarse
los síntomas de su enfermedad,
Pedro llevaba alrededor de un
año trabajando. En un comienzo
fue bien valorado por sus colegas,
pero poco a poco adoptó actitudes
que, según declara, no tendría
en la actualidad. “Mientras estaba
trabajando empecé a llegar tarde
constantemente, sin importarme
las consecuencias. En otras ocasiones
llegué con olor a alcohol,
sentía que no era algo malo, ya
que yo estaba cumpliendo con
mis labores en el trabajo de todas
formas”, afirma. Sin embargo, su
jefe no tardó en darse cuenta de
su indisciplina y lo despidió. “Me
despidieron por necesidades de la
empresa, y aunque nunca me lo
dijeron directamente, yo sabía que
era por mis continuas faltas. Ellos
aún no tenían idea de que yo estaba
padeciendo una enfermedad
la cual me hacía despreocuparme
de aquellas cosas”, manifiesta.
El ahora
En la actualidad, Pedro tiene que
tomar una dosis de carbonato de
litio todos los días acompañada de
una terapia psicológica eventualmente.
Se encuentra trabajando en
una incubadora de negocios y tiene
una vida normal. Declara que su
enfermedad le sirvió en muchos
sentidos. “Antes que todo, fue una
enseñanza para mí y para el entorno
que me rodea, ya que la gente que
se quedó conmigo también tuvo
que aprender acerca de la enfermedad
y barrer sus prejuicios”, afirma.
El psiquiatra además, asegura que
el trastorno afectivo bipolar es una
enfermedad como cualquier otra
y debe seguir un tratamiento biológico,
psicológico y psicosocial.
“Es importante destacar que el
trastorno bipolar en la actualidad
tiene un tratamiento efectivo, es
una patología que necesita seguimiento
de por vida y que requiere
comprensión hacia quienes la padecen.
Con un tratamiento adecuado
los pacientes pueden llevar sus
vidas de forma normal”, concluye.
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