En Obra 169 - Diciembre 2017

ECONOMIA
a comienzo del año anterior y en 2017 estará cerrando en un valor cercano a los 30
pesos. En esta evolución ha pesado decisivamente la política monetaria norteamericana
y, en menor medida, la política monetaria del Banco Central.
El frente fiscal ha representado un desafío mayor para el gobierno, ya que pese
al “ajuste fiscal dinámico” que viene aplicando desde el presupuesto nacional de
2015 el déficit fiscal se mantiene alto y seguramente cerrará el año en el entorno
de 3,6% del PIB, vale decir, unos 2.000 millones de dólares. La razón de este déficit
persistente, pese a los incrementos de tarifas públicas, incremento en las tasas
del IRPF y del IASS y aumento del IRAE a través de modificaciones en su forma
de liquidación, es que el gasto público ha seguido aumentando, en momentos que
requerían una mayor prudencia.
El mercado de trabajo ha seguido deteriorándose y se ha continuado la pérdida
de puestos de trabajo que ya supera en los últimos 3 años más de 40.000. Esto se
debe al sistema de funcionamiento arcaico de nuestro mercado de trabajo, hecho
constatado por todos los índices internacionales de competitividad. La tasa de
desempleo cerrará este año en un porcentaje cercano al 8%.
¿Qué podemos esperar para el 2018? Amén de ajustar los números cuando
tengamos el cierre oficial de los datos del presente año, podemos realizar, con la
información disponible hoy en día, algunas proyecciones. La economía uruguaya
continuará creciendo el año próximo, en una cifra cercana al 3%. En este dato
pesa decisivamente una excelente temporada turística que se espera para el verano
2018 y la recuperación económica de Argentina y Brasil. Por su parte, el déficit
fiscal continuará en cifras similares a las actuales, ya que se espera que continúen
medidas de ajuste fiscal, verbigracia, cambios en las tarifas públicas en enero,
pero también se espera que el gasto público siga creciendo, en especial teniendo
en cuenta las limitaciones constitucionales que pesarán sobre la rendición de
cuentas en 2019.
Se continuará evidenciando la paradoja de economía con crecimiento económico
y peores condiciones del mercado de trabajo, por las razones expuestas, el
enlentecimiento de la inversión y los problemas de competitividad que ya han
marcado el presente año. En este marco, la tasa de desempleo puede aumentar un
punto en el correr de 2018.
La inflación se ubicará cercana al techo del rango objetivo del Banco Central
(7%) y el tipo de cambio aumentará para cerrar el año entre 32 y 33 pesos. Debe
tenerse en cuenta que la proyección del tipo de cambio es la variable de más difícil
proyección, por lo que presenta el mayor margen de variabilidad.
En síntesis, vemos una economía en crecimiento, afortunadamente a tasas mayores
que en el período de pseudoestancamiento de 2015 y 2016 pero desafortunadamente
lejos de las tasas elevadas de la década 2004-2014. Pesan decisivamente
en esta nueva etapa una economía internacional que muestra signos mejores a
los esperados dos años atrás, en términos de precios y condiciones de acceso al
crédito, y una evolución de nuestros vecinos que generará un impulso positivo en
nuestro producto.
Sin embargo, debe señalarse que quedan asuntos pendientes que serán centrales
para que la economía uruguaya pueda continuar creciendo. El deterioro
de la competitividad, media en términos de carga fiscal, atraso cambiario, tarifas
públicas (en especial energía eléctrica y combustibles), mal funcionamiento del
mercado de trabajo, una inserción internacional de mala calidad, atraso de obras
de infraestructura e ineficiencia de la inversión en educación más temprano que
tarde pasarán factura.
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De la capacidad que tengamos para ir mejorando los problemas en torno a la
competitividad del país dependerá crucialmente la tasa de inversión y, por lo
tanto, también nuestro crecimiento a mediano plazo.