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MERCADO<br />
un año y medio, y luego retomó niveles de aumento<br />
similares.<br />
¿Qué sucedió en ese período? No solo la economía<br />
uruguaya se enfrió y esto implicó prácticamente un<br />
congelamiento de los niveles de actividad económica.<br />
Además, el tipo de cambio subió de manera brusca,<br />
pasando de $ 25 a $ 32 en solo un año (+27%). Si se<br />
analizan los precios de los inmuebles medidos en<br />
unidades indexadas, la implicancia de los precios en la<br />
dinámica de mercado queda en evidencia.<br />
<strong>En</strong>tre febrero de 2015 e igual mes del año siguiente,<br />
el precio de oferta del metro cuadrado en la capital subió<br />
16,7%, pese a que en dólares los valores publicados<br />
se mantenían sin cambios. Eso impactó directamente<br />
sobre la capacidad de demanda de los hogares y el interés<br />
de los inversores. No solo las familias uruguayas<br />
estaban reticentes a convalidar precios tan altos –incluso<br />
se generaron problemas de acceso al financiamiento,<br />
vinculado a restricciones de ingreso exigidas por los<br />
bancos– sino además, porque los períodos de repago<br />
vinculados a inversiones inmobiliarias se hicieron más<br />
largos.<br />
Los alquileres no tuvieron un salto de precios<br />
durante ese período. Lejos de eso, mantuvieron una<br />
lenta pero sostenida tendencia a la desaceleración en<br />
su ritmo de aumento interanual. Pasaron de subir 3,9%<br />
en unidades indexadas a apenas 0,2%. Eso implicó que<br />
cada seis meses de alquiler que se requerían a principios<br />
de 2015 para recuperar una inversión en inmuebles,<br />
un año después fuera necesario un mes más.<br />
De ese modo, tanto el consumidor final que iba a<br />
habitar la vivienda como el inversor que pretendía<br />
ponerla en alquiler, se vieron fuertemente desincentivados<br />
a la compra de inmuebles durante ese período. <strong>En</strong><br />
el fondo, la ilusión cambiaria llevó a que los precios de<br />
compraventa se desalinearan respecto a los fundamentos<br />
detrás del mercado inmobiliario.<br />
¿Qué quiere decir esto? Que los alquileres se iban<br />
ajustando a la dinámica salarial. Los ingresos de los<br />
hogares siguieron subiendo en el período y eso se reflejaba<br />
en los precios de los alquileres. Sin embargo, no<br />
pasaba lo mismo con el precio de oferta de los inmuebles.<br />
Los propietarios no estaban dispuestos a bajar sus<br />
precios en dólares más allá de lo que pasara con la unidad<br />
indexada o el salario de los uruguayos. El precio de<br />
referencia en su cabeza a la hora de valuar su inmueble<br />
–y la conveniencia o no de comprar o vender– estaba<br />
asociado a la moneda estadounidense y eso generó una<br />
resistencia psicológica a la baja, asociada a una falsa<br />
percepción de que se estaba perdiendo dinero cuando<br />
en realidad, medido de acuerdo a los fundamentos del<br />
mercado, se estaba ganando o en el peor de los casos,<br />
manteniendo el valor invertido.<br />
A partir de marzo de 2016, el dólar empezó a ceder<br />
terreno. Al mismo tiempo, la suba de precios al consumo<br />
en moneda doméstica hizo caer rápidamente los<br />
precios de oferta de los inmuebles medidos en unidades<br />
indexadas, hasta que en setiembre del año pasado,<br />
se detuvo esa caída. ¿Qué sucedió en ese momento? Los<br />
precios de oferta de los inmuebles se encontraron con<br />
la trayectoria que había tenido a lo largo del último año<br />
y medio los precios de los alquileres y ahí se quedaron,<br />
subiendo prácticamente a la par.<br />
Es así que los precios de los arrendamientos funcionaron<br />
como un ancla para los valores de oferta.<br />
Mientras que estos dos permanecieron disociados<br />
–entre marzo de 2015 y setiembre del año pasado–, el<br />
mercado de compraventas sufrió una fuerte contracción.<br />
La demanda no estaba dispuesta a comprar a los<br />
precios que la oferta requería. De hecho, los operadores<br />
del mercado resaltaban que los negocios que efectivamente<br />
se realizaban eran aquellos en los cuales a los<br />
propietarios les urgía desprenderse de su inmueble y<br />
terminaban bajando el precio durante la negociación<br />
con los interesados.<br />
Todo esto tiene sentido. El mercado de alquileres es<br />
más flexible y refleja mejor los fundamentos detrás de<br />
la formación de precios. No solo porque es un mercado<br />
más dinámico sino además porque los precios están<br />
expresados en moneda local y eso evita que el tipo de<br />
cambio enmascare procesos de desvalorización o aumentos<br />
de precios y vuelva ciegos a los operadores.<br />
El mercado inmobiliario acumula un año entero en<br />
el cual los precios de oferta de los inmuebles acompañan<br />
la trayectoria de los alquileres. Esta es una muy<br />
buena señal de salud y estabilidad para el mercado<br />
local, lo cual propicia la toma de decisiones por parte<br />
de los compradores y por lo tanto, augura un buen<br />
volumen de negocios al menos durante los próximos<br />
meses.<br />
Precio de oferta de inmuebles en dólares<br />
Fuente ENIA<br />
Precio de oferta de inmuebles y alquileres en unidades<br />
indexadas<br />
Fuente ENIA<br />
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