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En Obra 169 - Diciembre 2017

Revista En Obra de APPCU - Diciembre 2017

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MERCADO<br />

un año y medio, y luego retomó niveles de aumento<br />

similares.<br />

¿Qué sucedió en ese período? No solo la economía<br />

uruguaya se enfrió y esto implicó prácticamente un<br />

congelamiento de los niveles de actividad económica.<br />

Además, el tipo de cambio subió de manera brusca,<br />

pasando de $ 25 a $ 32 en solo un año (+27%). Si se<br />

analizan los precios de los inmuebles medidos en<br />

unidades indexadas, la implicancia de los precios en la<br />

dinámica de mercado queda en evidencia.<br />

<strong>En</strong>tre febrero de 2015 e igual mes del año siguiente,<br />

el precio de oferta del metro cuadrado en la capital subió<br />

16,7%, pese a que en dólares los valores publicados<br />

se mantenían sin cambios. Eso impactó directamente<br />

sobre la capacidad de demanda de los hogares y el interés<br />

de los inversores. No solo las familias uruguayas<br />

estaban reticentes a convalidar precios tan altos –incluso<br />

se generaron problemas de acceso al financiamiento,<br />

vinculado a restricciones de ingreso exigidas por los<br />

bancos– sino además, porque los períodos de repago<br />

vinculados a inversiones inmobiliarias se hicieron más<br />

largos.<br />

Los alquileres no tuvieron un salto de precios<br />

durante ese período. Lejos de eso, mantuvieron una<br />

lenta pero sostenida tendencia a la desaceleración en<br />

su ritmo de aumento interanual. Pasaron de subir 3,9%<br />

en unidades indexadas a apenas 0,2%. Eso implicó que<br />

cada seis meses de alquiler que se requerían a principios<br />

de 2015 para recuperar una inversión en inmuebles,<br />

un año después fuera necesario un mes más.<br />

De ese modo, tanto el consumidor final que iba a<br />

habitar la vivienda como el inversor que pretendía<br />

ponerla en alquiler, se vieron fuertemente desincentivados<br />

a la compra de inmuebles durante ese período. <strong>En</strong><br />

el fondo, la ilusión cambiaria llevó a que los precios de<br />

compraventa se desalinearan respecto a los fundamentos<br />

detrás del mercado inmobiliario.<br />

¿Qué quiere decir esto? Que los alquileres se iban<br />

ajustando a la dinámica salarial. Los ingresos de los<br />

hogares siguieron subiendo en el período y eso se reflejaba<br />

en los precios de los alquileres. Sin embargo, no<br />

pasaba lo mismo con el precio de oferta de los inmuebles.<br />

Los propietarios no estaban dispuestos a bajar sus<br />

precios en dólares más allá de lo que pasara con la unidad<br />

indexada o el salario de los uruguayos. El precio de<br />

referencia en su cabeza a la hora de valuar su inmueble<br />

–y la conveniencia o no de comprar o vender– estaba<br />

asociado a la moneda estadounidense y eso generó una<br />

resistencia psicológica a la baja, asociada a una falsa<br />

percepción de que se estaba perdiendo dinero cuando<br />

en realidad, medido de acuerdo a los fundamentos del<br />

mercado, se estaba ganando o en el peor de los casos,<br />

manteniendo el valor invertido.<br />

A partir de marzo de 2016, el dólar empezó a ceder<br />

terreno. Al mismo tiempo, la suba de precios al consumo<br />

en moneda doméstica hizo caer rápidamente los<br />

precios de oferta de los inmuebles medidos en unidades<br />

indexadas, hasta que en setiembre del año pasado,<br />

se detuvo esa caída. ¿Qué sucedió en ese momento? Los<br />

precios de oferta de los inmuebles se encontraron con<br />

la trayectoria que había tenido a lo largo del último año<br />

y medio los precios de los alquileres y ahí se quedaron,<br />

subiendo prácticamente a la par.<br />

Es así que los precios de los arrendamientos funcionaron<br />

como un ancla para los valores de oferta.<br />

Mientras que estos dos permanecieron disociados<br />

–entre marzo de 2015 y setiembre del año pasado–, el<br />

mercado de compraventas sufrió una fuerte contracción.<br />

La demanda no estaba dispuesta a comprar a los<br />

precios que la oferta requería. De hecho, los operadores<br />

del mercado resaltaban que los negocios que efectivamente<br />

se realizaban eran aquellos en los cuales a los<br />

propietarios les urgía desprenderse de su inmueble y<br />

terminaban bajando el precio durante la negociación<br />

con los interesados.<br />

Todo esto tiene sentido. El mercado de alquileres es<br />

más flexible y refleja mejor los fundamentos detrás de<br />

la formación de precios. No solo porque es un mercado<br />

más dinámico sino además porque los precios están<br />

expresados en moneda local y eso evita que el tipo de<br />

cambio enmascare procesos de desvalorización o aumentos<br />

de precios y vuelva ciegos a los operadores.<br />

El mercado inmobiliario acumula un año entero en<br />

el cual los precios de oferta de los inmuebles acompañan<br />

la trayectoria de los alquileres. Esta es una muy<br />

buena señal de salud y estabilidad para el mercado<br />

local, lo cual propicia la toma de decisiones por parte<br />

de los compradores y por lo tanto, augura un buen<br />

volumen de negocios al menos durante los próximos<br />

meses.<br />

Precio de oferta de inmuebles en dólares<br />

Fuente ENIA<br />

Precio de oferta de inmuebles y alquileres en unidades<br />

indexadas<br />

Fuente ENIA<br />

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