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Pá gin a 33<br />
Morir en A st u r iAs<br />
Yo, como asturiano de nacimiento,<br />
me he criado entre mitos y leyendas.<br />
He aprendido a acoger como<br />
propio cada ceremonial. He comprendido<br />
que, en cierta manera, morir en<br />
Asturias no es igual a hacerlo en cualquier<br />
otra parte de <strong>España</strong>. Por todo<br />
ello me he decidido a abordar, para<br />
este monográfico que ahora está usted<br />
leyendo, el tema de la muerte; para intentar<br />
explicarle y narrarle que significa<br />
la muerte aquí, en las ierras del<br />
norte, apartadas por la cordillera cantábrica<br />
de la meseta y cuya única frontera<br />
se cierra al mar y a la imaginación<br />
de sus habitantes.<br />
Tradicionalmente, en Asturias,<br />
la muerte repenina es ampliamente<br />
temida pues ella trae implícita la imposibilidad<br />
de arrepenimiento. Se eniende<br />
como algo normal que una<br />
persona sepa que va a morir. Existen,<br />
por tanto, numerosas supersiciones<br />
en torno a la interpretación de algunos<br />
hechos, que en primera instancia podían<br />
ser entendidos como azarosos,<br />
como clara indicación de que la parca<br />
ronda por los muros cercanos a las<br />
casas. Y, como muestra iconográfica de<br />
la misma, en ierras astures habita una<br />
figura muy similar. Se conoce aquí<br />
como “la muerte mesada”, un ser espectral<br />
que, guadaña en mano, visita a<br />
las personas agonizantes poco antes<br />
de su muerte.<br />
También la “curuxa” (lechuza),<br />
con su siniestro canto nocturno, es indicador<br />
de una muerte próxima. Algunos<br />
tesigos dan cuenta de “curuxas”<br />
que se sitúan en los arboles cercanos<br />
a ciertas casas y no los abandonan<br />
hasta que la persona enferma, finada<br />
en su habitación, muere. Muchos tratan<br />
de encontrar alguna explicación racional<br />
a tan extraño comportamiento<br />
de este ipo de aves nocturnas, especulando<br />
con que, quizás, el cuerpo<br />
mórbido desprende algún ipo de olor<br />
que atrae a tan enigmáica ave rapaz.<br />
<strong>El</strong> ulular del “gárabu” (búho)<br />
se interpreta a veces como una voz espectral<br />
que repite “cavar, cavar”. Los<br />
cuervos son también considerados<br />
como pájaros de mal agüero que presagian<br />
la muerte, así, en pueblos como<br />
Bocines (Gozón) tres cuervos volando<br />
juntos son señal de un enierro próximo.<br />
También ocurre lo mismo con las<br />
gallinas, que si cantan como un gallo<br />
significa que alguien morirá. De casi<br />
todas las aves que se acercan mucho<br />
a los muros o puertas de alguna casa,<br />
o así como el aullar nocturno de los<br />
perros, son claras señales del advenimiento<br />
de “la muerte mesada” para<br />
reclamar a algún mortal.<br />
En Sanianes (Pravia) cuando<br />
alguien va a morir se oye tocar, en el<br />
desván de la casa, un tambor. A este<br />
mito se le conoce como “el tamboriteru”<br />
(el tamborilero) y guarda relación<br />
con otra figura presente en la<br />
zona de Pereda, donde se dan tesimonios<br />
del “tambor de la muerte” que<br />
anuncia, con sus sonidos, la inminente<br />
muerte a algún vecino enfermo.<br />
Si a un pastor asturiano se le<br />
pregunta cuantas reses lleva, es seguro<br />
que no responderá, pues es presagio<br />
de que alguna muera. Tampoco es<br />
bueno rezar por alguien vivo, pues con<br />
ello se incita a la muerte. <strong>La</strong> repenina<br />
mejoría de alguien muy enfermo también<br />
se considera como una señal inequívoca<br />
de que la muerte acecha. En<br />
alta mar, son populares las “luces de<br />
San Telmo”, extraños fenómenos eléctricos<br />
considerados como presagio de<br />
naufragio.<br />
Y ya de lleno dentro de la rica<br />
mitología astur, nos encontramos,<br />
sobre todo en la zona costera de Ribadesella<br />
y Coaña, con el paso del temido<br />
“carru de la muerte” (carro de la<br />
muerte), un sombrío carro irado por<br />
dos caballos invisibles,<br />
con ruedas de<br />
corcho para evitar<br />
ser oído y, como<br />
único conductor, el<br />
úlimo vecino del<br />
pueblo en fallecer<br />
el año anterior<br />
(siendo este relevado<br />
por el nuevo<br />
ulimo fallecido<br />
tras el cambio de<br />
año) quien se deiene<br />
frente a la<br />
casa del moribundo<br />
diciendo<br />
“salga fulano que aquí le buscan” para<br />
a coninuación, hacerle subir al carro<br />
y llevárselo a la perpetua oscuridad de<br />
la noche asturiana.<br />
“<strong>El</strong> Güercu es una<br />
especie de aparición,<br />
es la imagen<br />
de una persona<br />
que se presenta a<br />
otra poco antes de<br />
morir. Puede aparecerse<br />
en cualquier<br />
momento del<br />
día o la noche”<br />
dición, “<strong>El</strong> Güercu” es una especie de<br />
aparición, es la imagen de una persona<br />
que se presenta a otra poco antes de<br />
morir. “<strong>El</strong> Güercu” puede aparecerse<br />
en cualquier momento del día o la<br />
noche, deambulando por algún camino,<br />
trabajando la ierra o vagando<br />
por el cementerio… parece no ser<br />
consciente de la presencia del tesigo<br />
al que parece no ver. Si se le llama o<br />
saluda, tampoco se recibe contestación<br />
alguna. Cuando aquel que ha<br />
visto a “<strong>El</strong> Güercu” llega a casa o al<br />
pueblo se le noifica que esa misma<br />
persona acaba de morir en un lugar<br />
disinto a donde pululaba la aparición.<br />
“<strong>El</strong> Güercu” es una de las creencias<br />
más presentes en Asturias y sus casos<br />
se cuentan por miles a lo largo y ancho<br />
de toda la geograía asturiana.<br />
En la anigua Europa pagana,<br />
los difuntos se converían en una especie<br />
de “genios” que ayudaban o<br />
atormentaban a los vivos. Para el crisianismo<br />
más arcaico solo exisían dos<br />
estadios tras la muerte: el Cielo o el Infierno.<br />
En su ánimo de fagocitar ritos<br />
paganos diíciles de erradicar (como ya<br />
lo había hecho en su iempo la anigua<br />
religión politeísta romana) la Iglesia<br />
Crisiana comenzó a implantar en concepto<br />
de Purgatorio como lo conocemos<br />
hoy en día, como ese estadio<br />
intermedio entre el Cielo y el Infierno<br />
en el que las almas deben purificarse<br />
antes de entrar en el reino de Dios.<br />
Esas almas, atrapadas en una prisión<br />
intermedia, son capaces<br />
de interactuar<br />
con los vivos.<br />
Pero quizá, uno de los augurios<br />
de muerte más arraigados en Asturias<br />
sea el que se conoce con el<br />
nombre de “<strong>El</strong> Güercu”. Según la tra-<br />
En Asturias,<br />
es costumbre<br />
popular dedicar<br />
parte de las plegarias<br />
a estas “ánimas<br />
del<br />
purgatorio” con la<br />
esperanza de que<br />
esto las libere de<br />
este limbo que no<br />
les permite “descansar<br />
en paz”. Son<br />
populares, muy vistas e inofensivas<br />
apariciones como los famosos “fueos<br />
fatos” (fuegos fatuos) que a veces<br />
hacen su aparición en los cementerios<br />
y troncos de viejos árboles y que son<br />
considerados como almas en pena a<br />
pesar de tratarse de procesos químicos<br />
liberados en la descomposición de<br />
la materia orgánica.