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El Mundo Sobrenatural Enero 2017 - La España Misteriosa

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Pá gin a 33<br />

Morir en A st u r iAs<br />

Yo, como asturiano de nacimiento,<br />

me he criado entre mitos y leyendas.<br />

He aprendido a acoger como<br />

propio cada ceremonial. He comprendido<br />

que, en cierta manera, morir en<br />

Asturias no es igual a hacerlo en cualquier<br />

otra parte de <strong>España</strong>. Por todo<br />

ello me he decidido a abordar, para<br />

este monográfico que ahora está usted<br />

leyendo, el tema de la muerte; para intentar<br />

explicarle y narrarle que significa<br />

la muerte aquí, en las ierras del<br />

norte, apartadas por la cordillera cantábrica<br />

de la meseta y cuya única frontera<br />

se cierra al mar y a la imaginación<br />

de sus habitantes.<br />

Tradicionalmente, en Asturias,<br />

la muerte repenina es ampliamente<br />

temida pues ella trae implícita la imposibilidad<br />

de arrepenimiento. Se eniende<br />

como algo normal que una<br />

persona sepa que va a morir. Existen,<br />

por tanto, numerosas supersiciones<br />

en torno a la interpretación de algunos<br />

hechos, que en primera instancia podían<br />

ser entendidos como azarosos,<br />

como clara indicación de que la parca<br />

ronda por los muros cercanos a las<br />

casas. Y, como muestra iconográfica de<br />

la misma, en ierras astures habita una<br />

figura muy similar. Se conoce aquí<br />

como “la muerte mesada”, un ser espectral<br />

que, guadaña en mano, visita a<br />

las personas agonizantes poco antes<br />

de su muerte.<br />

También la “curuxa” (lechuza),<br />

con su siniestro canto nocturno, es indicador<br />

de una muerte próxima. Algunos<br />

tesigos dan cuenta de “curuxas”<br />

que se sitúan en los arboles cercanos<br />

a ciertas casas y no los abandonan<br />

hasta que la persona enferma, finada<br />

en su habitación, muere. Muchos tratan<br />

de encontrar alguna explicación racional<br />

a tan extraño comportamiento<br />

de este ipo de aves nocturnas, especulando<br />

con que, quizás, el cuerpo<br />

mórbido desprende algún ipo de olor<br />

que atrae a tan enigmáica ave rapaz.<br />

<strong>El</strong> ulular del “gárabu” (búho)<br />

se interpreta a veces como una voz espectral<br />

que repite “cavar, cavar”. Los<br />

cuervos son también considerados<br />

como pájaros de mal agüero que presagian<br />

la muerte, así, en pueblos como<br />

Bocines (Gozón) tres cuervos volando<br />

juntos son señal de un enierro próximo.<br />

También ocurre lo mismo con las<br />

gallinas, que si cantan como un gallo<br />

significa que alguien morirá. De casi<br />

todas las aves que se acercan mucho<br />

a los muros o puertas de alguna casa,<br />

o así como el aullar nocturno de los<br />

perros, son claras señales del advenimiento<br />

de “la muerte mesada” para<br />

reclamar a algún mortal.<br />

En Sanianes (Pravia) cuando<br />

alguien va a morir se oye tocar, en el<br />

desván de la casa, un tambor. A este<br />

mito se le conoce como “el tamboriteru”<br />

(el tamborilero) y guarda relación<br />

con otra figura presente en la<br />

zona de Pereda, donde se dan tesimonios<br />

del “tambor de la muerte” que<br />

anuncia, con sus sonidos, la inminente<br />

muerte a algún vecino enfermo.<br />

Si a un pastor asturiano se le<br />

pregunta cuantas reses lleva, es seguro<br />

que no responderá, pues es presagio<br />

de que alguna muera. Tampoco es<br />

bueno rezar por alguien vivo, pues con<br />

ello se incita a la muerte. <strong>La</strong> repenina<br />

mejoría de alguien muy enfermo también<br />

se considera como una señal inequívoca<br />

de que la muerte acecha. En<br />

alta mar, son populares las “luces de<br />

San Telmo”, extraños fenómenos eléctricos<br />

considerados como presagio de<br />

naufragio.<br />

Y ya de lleno dentro de la rica<br />

mitología astur, nos encontramos,<br />

sobre todo en la zona costera de Ribadesella<br />

y Coaña, con el paso del temido<br />

“carru de la muerte” (carro de la<br />

muerte), un sombrío carro irado por<br />

dos caballos invisibles,<br />

con ruedas de<br />

corcho para evitar<br />

ser oído y, como<br />

único conductor, el<br />

úlimo vecino del<br />

pueblo en fallecer<br />

el año anterior<br />

(siendo este relevado<br />

por el nuevo<br />

ulimo fallecido<br />

tras el cambio de<br />

año) quien se deiene<br />

frente a la<br />

casa del moribundo<br />

diciendo<br />

“salga fulano que aquí le buscan” para<br />

a coninuación, hacerle subir al carro<br />

y llevárselo a la perpetua oscuridad de<br />

la noche asturiana.<br />

“<strong>El</strong> Güercu es una<br />

especie de aparición,<br />

es la imagen<br />

de una persona<br />

que se presenta a<br />

otra poco antes de<br />

morir. Puede aparecerse<br />

en cualquier<br />

momento del<br />

día o la noche”<br />

dición, “<strong>El</strong> Güercu” es una especie de<br />

aparición, es la imagen de una persona<br />

que se presenta a otra poco antes de<br />

morir. “<strong>El</strong> Güercu” puede aparecerse<br />

en cualquier momento del día o la<br />

noche, deambulando por algún camino,<br />

trabajando la ierra o vagando<br />

por el cementerio… parece no ser<br />

consciente de la presencia del tesigo<br />

al que parece no ver. Si se le llama o<br />

saluda, tampoco se recibe contestación<br />

alguna. Cuando aquel que ha<br />

visto a “<strong>El</strong> Güercu” llega a casa o al<br />

pueblo se le noifica que esa misma<br />

persona acaba de morir en un lugar<br />

disinto a donde pululaba la aparición.<br />

“<strong>El</strong> Güercu” es una de las creencias<br />

más presentes en Asturias y sus casos<br />

se cuentan por miles a lo largo y ancho<br />

de toda la geograía asturiana.<br />

En la anigua Europa pagana,<br />

los difuntos se converían en una especie<br />

de “genios” que ayudaban o<br />

atormentaban a los vivos. Para el crisianismo<br />

más arcaico solo exisían dos<br />

estadios tras la muerte: el Cielo o el Infierno.<br />

En su ánimo de fagocitar ritos<br />

paganos diíciles de erradicar (como ya<br />

lo había hecho en su iempo la anigua<br />

religión politeísta romana) la Iglesia<br />

Crisiana comenzó a implantar en concepto<br />

de Purgatorio como lo conocemos<br />

hoy en día, como ese estadio<br />

intermedio entre el Cielo y el Infierno<br />

en el que las almas deben purificarse<br />

antes de entrar en el reino de Dios.<br />

Esas almas, atrapadas en una prisión<br />

intermedia, son capaces<br />

de interactuar<br />

con los vivos.<br />

Pero quizá, uno de los augurios<br />

de muerte más arraigados en Asturias<br />

sea el que se conoce con el<br />

nombre de “<strong>El</strong> Güercu”. Según la tra-<br />

En Asturias,<br />

es costumbre<br />

popular dedicar<br />

parte de las plegarias<br />

a estas “ánimas<br />

del<br />

purgatorio” con la<br />

esperanza de que<br />

esto las libere de<br />

este limbo que no<br />

les permite “descansar<br />

en paz”. Son<br />

populares, muy vistas e inofensivas<br />

apariciones como los famosos “fueos<br />

fatos” (fuegos fatuos) que a veces<br />

hacen su aparición en los cementerios<br />

y troncos de viejos árboles y que son<br />

considerados como almas en pena a<br />

pesar de tratarse de procesos químicos<br />

liberados en la descomposición de<br />

la materia orgánica.

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