09.04.2018 Views

VENTANAL 52

VENTANAL 52

VENTANAL 52

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

REFUGIADOS POR UN DÍA<br />

Alumnos de 2º ESO viven la experiencia educativa “Más allá de las fronteras”<br />

Durante los días 5, 6 y 7 de febrero, los alumnos de 2º de ESO participaron<br />

en las actividades programadas por Alboan, una ONG de cooperación<br />

internacional de los Jesuitas en Euskadi y Navarra. Más allá de las fronteras<br />

es una propuesta educativa que pretende acercar a la comunidad<br />

educativa la realidad de aquellas personas que llegan a nuestro entorno<br />

tras haberse visto obligadas a abandonar sus hogares.<br />

En el corazón de Loyola, durante tres lluviosos y fríos días de invierno,<br />

estos alumnos tuvieron la oportunidad de experimentar las penosas condiciones<br />

que viven los refugiados en su huida, y las distintas etapas del<br />

proceso migratorio: el desplazamiento forzoso, el tránsito, las fronteras y<br />

la llegada al país de acogida; y tomar conciencia de lo necesaria que es la<br />

ayuda de los que tenemos la suerte de vivir en paz. Se trataba de sembrar<br />

en ellos la semillita de la cooperación, del compromiso y de la lucha por<br />

la justicia y el bien común.<br />

Dos de ellos comparten para la comunidad educativa sus recuerdos e<br />

impresiones.<br />

Viviendo como un refugiado<br />

Aquel día, 5 de febrero de 2018, puede que, por primera vez en<br />

mi vida, haya sabido lo que es la incertidumbre, lo que siente<br />

alguien cuyo destino no depende de sus acciones sino del azar,<br />

y quizá también de la gente que, por el hecho de nacer en un<br />

lugar mejor, decide la suerte de una persona que, en muchos<br />

casos, no esperaba ese cambio drástico en la línea de su vida.<br />

Al llegar a Loyola tuvimos que escoger entre todo nuestro equipaje<br />

las tres cosas que creíamos imprescindibles. Una suerte<br />

de la que muchas personas no gozaron en su momento. En<br />

mi caso la supervivencia dependía de una botella de agua, un<br />

paquete de galletas y un saco de dormir.<br />

Durante toda la mañana caminamos sin rumbo bajo la lluvia,<br />

con carteles ilegibles para nosotros y, al menos en mi caso,<br />

sin saber muy bien qué pasaba. Como una hoja arrastrada por<br />

la corriente llegué a una larguísima cola que parecía rodear el<br />

mundo. Tras la puerta se encontraba un lugar seco en el que<br />

descansar y algo de comida después de una mañana caminando.<br />

Durante el tiempo de espera viví en mi propia piel el frío, la<br />

desigualdad, los prejuicios y el miedo que sufrían las personas<br />

que, como yo, en ese momento se veían esperando una decisión<br />

bajo un cielo que parecía derramar interminables lágrimas<br />

por nosotros. Por fin, llegamos al lugar que durante esos días<br />

conoceríamos como campo de refugiados y que, pese a no ser<br />

un hotel de cinco estrellas, era mil veces mejor que estar en la<br />

calle. Allí, tras otra larga cola, pudimos comer un plato de arroz<br />

sin cubiertos. Después de la indignación del primer momento,<br />

al no tener con qué llevarte la comida a la boca, llegó ese “darte<br />

cuenta” de que algo tan simple como un tenedor no se echa en<br />

falta hasta que se pierde.<br />

Por eso, pese al frío, el miedo y esos largos minutos de espera<br />

bajo la lluvia, me di cuenta de la suerte que tengo y de que un<br />

día, sin quererlo ni esperarlo, esto podría cambiar; que en un<br />

momento dado podríamos perderlo todo, viendo, impotentes,<br />

pasar nuestra vida sin posibilidad de decidir, y que dejaríamos<br />

de tener hasta lo que ahora consideramos básico y apenas valoramos.<br />

Julia de Juan Morán (2º ESO)<br />

18 En este trimestre

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!