Revista Central 65

SÉP7IMO DÍA
¿Cómo viviste el estreno de la obra?
Fue muy emocionante, porque hacía diez años que
no hacíamos nada con Soda. Todo lo que pasa con
la banda tiene que ver con cosas de muchísima
magnitud y trascendencia. Deja de ser algo convencional.
Por otro lado, estaba la pregunta de qué iba
a pasar con todo esto en vivo, con todo lo que
estuvimos trabajando con Zeta en la música por
más de un año; la obra llevó más de dos años y pico
de producción. Fue un proceso complicado. Era
muy difícil para nosotros entender que éramos
espectadores de algo nuestro y que no estuviera
Gustavo. Es el día de hoy que lo seguimos extrañando
y nos sigue doliendo. En este proceso, ante todo,
trabajamos como lo hicimos siempre los tres.
Obviamente, si él hubiese estado, hubiera tenido su
magia. El primer día fue difícil, fue raro.
¿Qué sentís que puede pasar en Mar del Plata?
Es parte de la historia de Soda, de los primeros
shows que hizo la banda fuera de Buenos Aires, que
fueron en Sobremonte. Y después el Súper Domo,
era un clásico. Siempre fue una pieza clave. Entonces,
no estar en Mar del Plata era raro. A veces
mover una obra cara cuesta muchísimo y esta no es
una obra convencional de un circo, es mucho más
grande.
¿Qué parte del show te gusta más?
Todas. Está bueno que la gente entienda que se
trata de una obra integral, que no es un show de
circo, que va a haber momentos donde van a
estallar de energía. Y los momentos más delicados,
si no estás conectado, te los perdés. Michel Laprise
es un creativo de una altísima sensibilidad. Si te
conectás con el show desde el primer momento,
vas a tener un sube y baja constante de emociones y de sensaciones
muy tremendo.
¿Formaste parte de los ensayos?
En algunas partes sí. Estuvimos trabajando mucho en el Luna
Park en el sonido. Hicimos una premezcla en Los Ángeles para
el Luna y no sonaba bien, entonces tuvimos que volver
mezclar todo y eso nos dio la pauta de generar un sistema
bastante parecido para cada lugar. Hubo ensayos generales y
teníamos que estar para ver la reacción de los invitados, de los
amigos y de los acróbatas, que necesitan un nivel de audio
especíco y, en denitiva, ellos son las estrellas.
¿Cómo fue la elección de temas?
Fácil, porque cuando fuimos a Canadá la primera vez había
muy pocos que conocían a Soda Stereo. Si bien había muchos
empleados de origen latino que no podían creer que hicieran
algo con Soda, otros no tenían idea. Eso en algún punto fue
bueno, porque más allá de que comprendían la magnitud,
porque habían investigado, no tenían los temas. Les propusimos
que agarraran la discografía e hicieran su selección, y
Zeta y yo hicimos la nuestra. Cuando nos mandaron la lista
coincidía en un 95% con lo que habíamos elegido nosotros.
Más allá del show, la selección fue muy buena porque les ha
generado varios premios en Latinoamérica sólo con el disco.
Sí, es un disco de muchísimo detalle. Desarmamos completamente
todos los temas y los volvimos a armar. Más allá de los
temas principales, que algunos tienen unos mashups, hay
intermedios: los temas que se utilizan para que le prestes
88:CENTRAL