CHRONICLE / CRÓNICA
de, por ejemplo, quinientas unidades de chocolate, o pensar que una etnia en la mitad de la selva de Brasil tuviera una cadena de distribución que termina en Nueva York; hoy sí es posible. Simplemente hay que reconocer que cualquier producto que uno venda tiene que ser de alto valor para que se justifique la dificultad de sacarlo de ahí. Además del turismo y los negocios de alto valor, ¿cómo está el mercado de madera certificada? A la certificación todavía le falta un trecho por recorrer para convertirse en algo que sea una solución global. La <strong>Amazonía</strong> tiene ese problema, muchas soluciones a pequeña escala y ninguna a gran escala. Para las certificaciones madereras, primero tienes el problema de que un pequeño porcentaje de toda la madera que sale del Perú es certificado, menos del 5%. Y segundo, la madera certificada también tiene problemas ecológicos difíciles de resolver, como es el caso del shihuahuaco, un árbol enorme que vive muy disperso en la selva. Este árbol lo cosechas a los 20 años para madera, pero para que cumpla toda su funcionalidad ecológica se necesitan por lo menos 100. Ocurre, por ejemplo, en su relación con los guacamayos. El árbol les da hogar en los huecos que tiene en su tronco, que no se forman en todos los árboles y que necesita tener muchos años de vida para que eso ocurra. Además, por estos nidos pasan cientos de generaciones y parejas que ponen un solo huevo por hueco con una tasa de viabilidad muy baja. Si juntas todos esos factores, vamos a ver qué va a pasar con la población de guacamayos en unos años, por decir uno solo de todos los que dependen del shihuahuaco. Nos has comentado antes que “el futuro pasa por lograr buenas historias de sostenibilidad”. Usemos mejor “conexión con la naturaleza”. Te doy varios ejemplos a pequeña escala. ORG by Vio, de Violeta Villacorta, es una marca de moda de muy alto valor, basada en producción, tradición y estética de varias comunidades indígenas. Pats, del peruano Gerry Cooklin, hace de madera muebles y productos utilitarios para la casa usando cada centímetro cuadrado del árbol que corta; entonces el aprovechamiento es máximo y con más valor que si solo haces tablones. Dilwyn Jenkins, recientemente fallecido, ha trabajado desde hace 35 años con los asháninkas de la selva central. Con ellos ha embolsado café y cacao, y ha enviado estos productos al Reino Unido, donde elaboran chocolate de alta calidad. Conecta a los asháninkas directamente con el mercado en vez de hacerlo a través de brókers, en el caso de que fueran producciones a más escala. Eso también hace que el valor sea mucho mayor. Todo es a pequeña escala, pero está funcionando hace años y el mundo de hoy te permite pensar en muchas de estas iniciativas. Esas posibilidades de negocio, lo que se está haciendo hoy, ¿consideran la propiedad intelectual indígena o se utiliza al nativo como elemento de márketing? A través de la transferencia del valor de la marca. No se trata de que los indígenas participen en la parte más baja de la cadena de producción, sino que también participen en la de distribución, que estén más arriba en la cadena. Las experiencias de turismo incluyen muy bien el conocimiento y la vivencia de la naturaleza, pero los pueblos indígenas ubicados en torno a ellas no acaban de ser integrados en las experiencias de viaje que se ofrecen. Esa visión es muy peruana; pero en Ecuador, por ejemplo, hay varias operaciones en las que los propietarios son indígenas y donde la parte cultural es la parte prevalente en el programa. Los achuares lo hacen muy bien en Kapawi, los quechuas en Napo Wildlife Center Lodge, los secoyas en Remolino… Creo que en el Perú el tema es que hay una naturaleza que te da mucho más para trabajar y ofrecer actividades que, por ejemplo, en Ecuador. De esta manera, en nuestro país el turismo en selva tiene una orientación hacia la experiencia ambiental. Incluso si en el Perú vas a una comunidad matsiguenga como Shipetiari, tienes que enfocar la parte natural por lo menos el 50% del tiempo de tu viaje, porque lo que puedes llegar a ver es espectacular. Cuando pensamos en negocios en selva, ¿se mira la <strong>Amazonía</strong> con ojos amazónicos o seguimos pensando en modelos productivos y extractivos de la Costa y la Sierra? Se está empezando a mirar más amazónicamente, pero no es suficiente. La tendencia es a que haya una visión más desde dentro, a que se escuche más "PARA LAS CERTIFICACIONES MADERERAS, PRIMERO TIENES EL PROBLEMA DE QUE UN PEQUEÑO PORCENTAJE DE TODA LA MADERA QUE SALE DEL PERÚ ES CERTIFICADO, MENOS DEL 5%" Página anterior: Un ejemplo de negocio de conexión con la naturaleza es el Albergue Posada Amazonas, que se encuentra junto a la Reserva Nacional Tambopata. /39