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Y así fue como un domingo de Octubre (minutos antes de la 4hs), el loco Juan, el<br />
taño Yino, Lumumba y yo, partimos en mi viejo Falcón rumbo al pueblo de Olivera.<br />
Después de cruzar por el pueblo seguimos un largo camino de tierra hasta llegar a<br />
las cercanías de la estación Goldn. Una vez allí, divisamos un monte de eucaliptos<br />
muy cercano a la entrada de una estancia, por lo que decidimos acampar. Era nuestra<br />
costumbre apenas llegar, encender el fuego y poner la pava para tomar mate.<br />
Minutos después, el taño y el loco, y yo nos desperdigamos tratando cazar al mejor<br />
jilguero. Lumumba quedo al cuidado de nuestras pertenencias.<br />
Al cabo de dos horas un poco cansado de mi parte, decidí regresar a nuestro lugar<br />
de acampado. A medida que me acercaba note que nuestro amigo se había acomodado<br />
dentro del coche y a pesar de que me encontraba a pocos metros, no noto mi<br />
presencia. Ensimismado y fuera de la realidad, hablaba solo y hacía gestos con las<br />
manos como si estuviera hablándole a alguien. (Me impresiono) Vaya a saber con<br />
qué recuerdo se encontró o tal vez no era otra cosa que su poca amiga, la soledad.<br />
Mensaje en la botella: Los abuelos refuerzan<br />
nuestros registros...<br />
Serafin Vidal
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