Pisada de Bruja No. 8. Mabon 2018

con personas de otros estados y la guía así que, sin darse cabal
cuenta, Magda se alejó un poco y un poco más.
Pronto estaba en el mismo punto de horas antes, en la
semipenumbra de una luna casi llena, esperaba, de pronto se
sintió observada no tuvo miedo, un pensamiento de prevención
pasó por su cabeza pero no hizo caso y dio un paso más hacia
donde habían desaparecido el Lobo y la Liebre, ruidos nocturnos
parecieron ensordecerla pero ella dio más pasos internándose,
no oyó a Elsa llamándola, ni percibió que quien la observaba
cambiaba de dirección ahora ya no estaba frente a ella sino
detrás y la seguía.
Llegar a la orilla del río la detuvo estaba como en un trance
donde el bosque se intensificaba borrando todo lo demás pero
haciéndola muy consciente de su corazón latiendo rápido entre
expectativa y asombro, la belleza del río la enmudeció: parecía
muy ancho y negro con visos plateados donde se reflejaba la
luna y frente a ella, al otro lado del río un muro de roca grisácea
alta parecía servir de base a esa gran Luna y Magda se sintió muy
pequeña e intrusa ante el majestuoso paisaje, quien la seguía
dejó atrás los árboles acercándose.
- Linda vista ¿verdad? - dijo sorprendiendo a Magda, que se
asustó solo un segundo al reconocer a uno de los campistas.
- Maravilloso, te quita el aliento – la voz de Magda sonaba
emocionada.
- He venido aquí en otras ocasiones, es como mi lugar sagrado,
soy Alexander – estrecharon sus manos, tenía manos fuertes y
ásperas, parecía mayor pero como la misma Magda parecía
indefinida la edad – te mostraré algo más, la invitó a sentarse a
la orilla del río – no hagas ruido y no te muevas – la advirtió.
Pasaron los minutos en silencio y sólo la curiosidad mantenía
a Magda quieta por su mente pasaban todas las advertencias
que había ignorado antes y pasaba del miedo a la expectación