noviembre definitivo

Entrevista
desde la persona que lo sufre, y de acompañarlo
desde la persona que se acerca y nos acompaña.
Como decíamos, vivimos en una sociedad en la
que no tenemos tiempo, y en la que el marketing
nos “vende” que debemos pensar que todo está
bien y que debemos ser positivos, evitando así
cualquier forma de sufrimiento para nosotros y
para los que nos rodean.
Al final no es que no sintamos lo que nos hace
sufrir, es que no lo compartimos, o nos distraemos
para intentar evitar sentirlo, pero lo único que
conseguimos es sentirnos solos en ese sentir.
Hasta hace unos años las
muertes se acompañaban
de unos ritos que acompañaban
a la familia en un
espacio de tiempo en el
que se elaboraba todo con
mayor normalidad. Ahora
no, ahora hacemos todo corriendo:
vamos al tanatorio
tras un proceso largo de enfermedad
y en unas horas
hemos cerrado todo. Y en
la mayoría de las ocasiones
no seguimos acompañando
estos procesos porque no
encontramos los espacios
adecuados para ello.
“Ni existen espacios ni
predisposición, ni se sabe
cómo acompañar fuera
del “ay cuanto lo siento” o
“pues nada que se mejore”
… y muchas veces hace
falta y se echa de menos
naturalizar el proceso y
desde ahí acercarse, incluso
quitando muchos mitos y
estereotipos que tenemos…
saber cómo estar,
para saber cómo acompañar,
cómo estar con la persona
que está sufriendo”
Pero para poder tener herramientas
hace falta quitar
esa sombra y ese tabú que
encierra a la muerte. Por
La Revista de Carabanchel
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