Periódico Nautilus

Opinión
Tengo el firme convencimiento
de que la regeneración, de la
que ya habló en su día el ilustre
Joaquín Costa en plena
Restauración borbónica con un
sistema podrido y corrupto, es
hoy posible. Se puede llevar a
cabo con unión, seriedad y alto
grado de participación por mediación
de la sociedad civil.
Necesitamos desbancar del
poder a señores que nos han
impuesto ciertas cosas por
pura comodidad, como hacía
Luís XIV con sus súbditos. Necesitamos
cuestionar, modernizar
y responder sin
radicalismos y vandalismos,
más propios en clases sociales
que, a diferencia del bien y de
la unión de España, desparraman
odio, anhelan la segregación
y discriminan por rasgos
ideológicos y económicos.
Regenerar moralmente a la sociedad
es hacerla volver a los
principios y valores que son
propios de ella, del individuo
que la conforma, y que son los
fundamentos de su vida y relaciones
personales, familiares y
sociales. Pero, ¿cuáles son
esos principios y valores que
hay que regenerar, redescubrir,
reencontrar, desvelar? Los
principios basados en el cristianismo
–como cualquier país
de Europa Occidental–, en el
humanismo y en la cultura de
la verdad, que es la que, finalmente,
conduce a la felicidad y
a vivir en consecuencia con el
mundo real.
Tenemos que seguir luchando
para que la España progresista
siga por el camino correcto:
por el respeto, por la
tolerancia, por la convivencia
democrática, por la cooperación.
Siendo objetivo, libre y
obediente a las nuevas formas,
se puede explorar una
España rica en cultura, respetada
fuera, con proyección de
futuro y con un incremento notable
de la confianza en el
mercado internacional. Todo
está en nuestras manos.
Carlos Higueras
2º Bachillerato