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Periódico Nautilus

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Opinión<br />

El capital: La verdadera Constitución<br />

Muchas veces me surgen<br />

dudas en cuanto al tema de<br />

nuestra Constitución. Ley de<br />

leyes, documento por el que el<br />

Estado Español se define, documento<br />

sagrado para todos y<br />

cada uno de los españoles…<br />

Entonces, ¿por qué solo apelamos<br />

a ella cuando nos conviene?<br />

¿Por qué introducimos<br />

artículos tan incongruentes, si<br />

luego no vamos a cumplirlos?<br />

Que sí, quedará muy bonito,<br />

muy democrático y todo lo que<br />

quieras, pero si en la práctica<br />

no se hace, ¿para qué aparece<br />

ahí? Sí, piensan ustedes<br />

bien, según la Constitución,<br />

todos tenemos derecho a un<br />

trabajo y una vivienda dignos.<br />

Y yo me río. Me río por no llorar.<br />

Por no llorar por los cinco<br />

millones de personas desempleadas<br />

que hay actualmente<br />

en este país, por no llorar por<br />

las miles de personas que han<br />

sido desahuciadas en estos últimos<br />

meses… Y se supone<br />

que la Constitución los ampara…<br />

Y me río. Luego para<br />

decir que un referéndum por la<br />

independencia en Cataluña es<br />

anticonstitucional, bien que<br />

nos abrazamos a ella. ¡Y a<br />

punto han estado de usarla<br />

para impedir que dos personas<br />

de igual sexo contraigan matrimonio!<br />

¿Por qué la usarán<br />

para recortar derechos (si,<br />

hasta en eso, o mejor dicho,<br />

sobre todo en eso, nos recortan)<br />

en vez de para protegerlos?<br />

Lo del referéndum en<br />

Cataluña puede ser comprensible,<br />

pero la prohibición expresa<br />

del matrimonio homosexual…<br />

Me parece deleznable<br />

abordarla desde el punto de<br />

vista constitucional. Si ustedes,<br />

señores políticos del Partido<br />

Popular, han sido<br />

educados de forma conservadora,<br />

católica, apostólica y romana<br />

y no son capaces de<br />

asimilar realidades que no<br />

existían hace treinta años, no<br />

intenten usar la Ley Suprema<br />

para solucionar sus problemas<br />

de intransigencia. Sin embargo<br />

cuando se producen ERES,<br />

despidos masivos, desahucios,<br />

e intentan quitarnos la sanidad<br />

y educación públicas (al<br />

menos diezmar la calidad, que<br />

es lo que se está haciendo), la<br />

Constitución no pinta nada.<br />

Poderoso caballero es Don Dinero,<br />

que está por encima de<br />

todas las Constituciones habidas<br />

y por haber. Pero claro, en<br />

este sistema capitalista, esto<br />

es comprensible, ¿no? Todos<br />

tenemos derecho a un trabajo<br />

(siempre y cuando alguna empresa<br />

se ofrezca a dárnoslo,<br />

aun explotándonos); todos tenemos<br />

derecho a una vivienda<br />

digna (si la podemos pagar,<br />

claro, y si tuviéramos derecho<br />

real al trabajo, todavía podríamos).<br />

Tenemos derecho a una<br />

sanidad y educación públicas y<br />

gratuitas, sustentadas con<br />

nuestros impuestos, pero al<br />

parecer al Estado no le resulta<br />

rentable cuidar de la salud y la<br />

enseñanza de los ciudadanos.<br />

Visto lo visto, parece ser que<br />

aquí solo tiene derechos el<br />

que puede pagárselos. Y en<br />

realidad esto es un poco en lo<br />

que se basa el capitalismo. Y<br />

en un capitalismo honrado,<br />

esto podría llegar a ser justo.<br />

Quien ni siquiera se moleste<br />

en preocuparse de tener trabajo,<br />

allá él; pero en nuestro<br />

sistema capitalista, con corrupción<br />

por todos los lados, muchas<br />

veces el que no se<br />

preocupa de nuestro derecho<br />

al trabajo es otro, normalmente<br />

para el que trabajamos, que<br />

exprime el dinero con el que el<br />

trabajador es pagado para su<br />

bien hasta tal punto que llega<br />

un momento en el que la situación<br />

no se sostiene y el trabajador<br />

no puede ser pagado. Y<br />

ahí es donde empieza la escala<br />

de desdicha y nuestra<br />

pérdida de derechos. Pero<br />

claro, luego, cuando se pone<br />

la voz en el aire y se denuncia<br />

social, y lo que es aún más importante,<br />

mediáticamente una<br />

de las consecuencias de estos<br />

derechos que no queda otra<br />

que comprarlos (y sí, me refiero<br />

a los desahucios provocados<br />

por el impago de las<br />

viviendas), bien haya o no<br />

Constitución de por medio, ya<br />

se encargan nuestros queridos<br />

políticos de quedar bien y de<br />

aminorar y acallar el debate<br />

producido haciendo un gesto,<br />

loable, para ellos; lógico y necesario<br />

para mí.

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