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Parasitologia-Humana-Werner

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Capítulo<br />

3<br />

Adaptación a la vida parasitaria<br />

<strong>Werner</strong> Apt<br />

Las parasitosis derivan ancestralmente de seres de vida libre que<br />

se han adaptado en épocas remotas a la vida parasitaria. Los<br />

parásitos intestinales experimentaron un proceso de preadaptación<br />

que les permitió adquirir en su medio habitual características<br />

bioquímicas y morfológicas que les facilitaron sobrevivir<br />

en el nuevo ambiente.<br />

Varias especies de protozoos y nematodos intestinales derivan<br />

de formas ancestrales de vida libre anaeróbica o microaerófila<br />

y presentan elementos quísticos de resistencia o de huevos<br />

recubiertos que les permiten resistir ambientes desfavorables:<br />

calor, deshidratación, etc. Una vez ingeridos por azar deben<br />

superar el medio gástrico, inhóspito, y colonizar el intestino,<br />

donde se encuentra un ambiente ecológico similar al que tenían<br />

en el ambiente externo en terrenos con materias orgánicas<br />

en descomposición. A través de la evolución los individuos<br />

de vida libre preadaptados al medio interno del hospedero, al<br />

encontrar condiciones favorables para su desarrollo: disponibilidad<br />

de alimento, microhábitat uniforme, ausencia de competidores<br />

y depredadores, se fueron adaptando a la vida parasitaria.<br />

Es así como los platelmintos ancestrales de vida libre<br />

han perdido su capacidad de sintetizar esteroles y ácidos grasos<br />

que obtenían de algas con las cuales vivían en simbiosis. La<br />

mayoría de los protozoos parásitos tienen un metabolismo<br />

anaeróbico, ya que carecen de mitocondrias. La pérdida de<br />

ciertas funciones se compensa ampliamente por las ventajas<br />

de la vida parasitaria, a tal punto que las clases de cestodos y<br />

trematodos dentro de los platelmintos se han adaptado de<br />

modo tal que la mayoría sólo existen como parásitos.<br />

Las adaptaciones a la vida parasitaria son tróficas, fisiológicas,<br />

morfológicas y evolutivas.<br />

Los parásitos obtienen del hospedero los nutrientes necesarios<br />

para su desarrollo. A través de la evolución y de mutaciones<br />

por azar, los parásitos pierden parte de su sistema enzimático<br />

y no pueden metabolizar ni sintetizar ciertos elementos que<br />

obtienen con facilidad del hospedero. Así, por ejemplo, ciertos<br />

platelmintos obtienen la amilasa del intestino del hospedero la<br />

cual, una vez que penetra el tegumento, permite facilitar la metabolización<br />

de otros nutrientes. La glucosa de Taenia solium y<br />

T. saginata se absorbe del medio intestinal del hospedero atravesando<br />

el tegumento del parásito.<br />

La adaptación trófica produce alteraciones morfológicas.<br />

Los artrópodos hematófagos, por ejemplo, tienen una probóscide<br />

adaptada para picar y obtener sangre y producen sustancias<br />

anticoagulantes para facilitar la extracción. Estos animales<br />

presentan adaptaciones de su cuerpo para facilitar la succión;<br />

entre ellas cabe mencionar pérdidas de las alas, aplastamiento<br />

del cuerpo en sentido dorsoventral (piojos) o lateral (pulgas).<br />

Los órganos interiores también experimentan cambios profundos.<br />

Un ejemplo son las garrapatas, que presentan sacos ciegos<br />

que pueden llenar de sangre y un intestino distendible en que<br />

almacenan sangre en cantidades superiores a 10 veces su peso<br />

corporal.<br />

Los ectoparásitos hematófagos presentan el fenómeno de<br />

convergencia, a saber, especies diferentes pero que se nutren<br />

de forma igual o parecida tienen órganos análogos. Un ejemplo<br />

de esto es que los artrópodos hematófagos permanentes<br />

nacen con simbiontes, en cambio, los artrópodos hematófagos<br />

transitorios no tienen simbiontes al nacer. Los primeros<br />

mantienen los simbiontes a través de generaciones por transmisión<br />

transovárica, y los segundos durante parte de su ciclo biológico<br />

adquieren gérmenes (simbiontes) del medio ambiente.<br />

Los flebótomos producen una sustancia vasodilatadora<br />

que les permite extraer sangre con mayor facilidad. Los anquilostómidos,<br />

Ancylostoma duodenale y Necator americanus, tienen<br />

una boca con dientes o placas respectivamente que les permiten<br />

romper la mucosa del intestino delgado para obtener<br />

sangre. La fácil obtención de nutrientes por parte del parásito<br />

origina la atrofia del aparato digestivo, como sucede en las tenias<br />

o lombrices solitarias, que no tienen aparato digestivo, y en<br />

otros parásitos, en que éste es rudimentario.<br />

Lo mismo sucede con el aparato excretor y de regulación<br />

osmótica que se atrofia por el ambiente isotónico del hospedero<br />

en el que se desarrollan los parásitos.<br />

En los endoparásitos existe una reducción del sistema nervioso<br />

y sensorial. En otros hay atrofia del aparato locomotor<br />

que se ha adaptado a la vida parasitaria; como ocurre con pio-<br />

6

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