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ANTROPOLOGÍA<br />
14<br />
Inmortal porque tiene la vida en sí misma (no es movida por nada<br />
sino por sí misma) y porque la vida constituye su misma esencia,<br />
el alma es también causa de vida para el cuerpo 9 . De este modo,<br />
Platón diferencia claramente al alma, incorpórea, principio de<br />
vida, inmortal, de la realidad corpórea, que tiene características<br />
opuestas.<br />
Todavía en el Fedro, Platón intenta explicar mejor la naturaleza del<br />
alma y de aclarar su estructura interna. El alma, de hecho, aunque<br />
venga descrita, por una parte, como un principio simple y unitario,<br />
por otra aparece compuesta de fuerzas diferentes en lucha entre<br />
ellas. Él la compara, en un célebre mito, a un carro alado:<br />
«Pensamos que el alma se asemeja a una fuerza compuesta por naturaleza<br />
por un carro alado, dos caballos y un conductor (auriga) […] En primer<br />
lugar, en nosotros el conductor guía a dos caballos; además, de los dos<br />
caballos, uno es bello y bueno y desciende de bellos y buenos; el otro deriva<br />
de opuestos y es opuesto. Difícil y desagradable, necesariamente, por lo que<br />
nos parece, es la guía del carro» 10<br />
A través del mito del carro alado, Platón nos presenta su visión<br />
tricotómica de la estructura del alma: el conductor (auriga)<br />
representa la parte racional o intelectual; el caballo bueno, la parte<br />
irascible; el caballo rebelde, la parte concupiscible.<br />
En el alma está presente una tensión entre fuerzas diferentes,<br />
representadas por los dos caballos, que tratan de empujarla en<br />
direcciones opuestas. El caballo bueno sigue el deseo de la parte<br />
racional (el auriga) de contemplar las Ideas en el Hiperuranio. El<br />
caballo malo empuja al alma hacia el mundo sensible y hace difícil<br />
la guía del carro, tanto que en un cierto punto el auriga no consigue<br />
controlarlo y es arrastrado hacia abajo. En esta bajada, el alma pierde<br />
la capacidad de contemplar las Ideas, las puras esencias, extravía<br />
9 Platón, Cratilo, 399d.<br />
10 Platón, Fedro, 246a-b.<br />
BERNARDO DE ANGELIS / PAOLO ZORDAN