Consejero Fiel Abril 2019

EL CONSEJERO FIEL
Jardín
de la
VIC
Cuando pensamos en jardines, se reproducen en nuestra mente imágenes
de lugares llenos de exhuberancia, frescura, colorido, vida y belleza. Dada a
su hermosura, los jardines siempre han sido para ornamentar, ya sea a los
alrededores de los palacios, las mansiones, las majestuosas construcciones
y en general, diferentes sitios de las grandes y pequeñas ciudades.
Un jardín por su características, normalmente nos invita a la meditación,
la alegría, el descanso y el deseo de vivir. Sin lugar a duda, han habido
y hay muchos y preciosos jardines públicos y privados en el mundo, sin
embargo, la Biblia nos habla de tres muy especiales y en los cuales
ocurrieron precisamente tres incidentes notables.
1. EL HUERTO DEL EDÉN O JARDÍN DE LA TRANSGRESIÓN
Sabemos que el hombre es la obra especial de Dios. El hombre fue
creado inocente, santo y puro: “(...) varón y hembra los crió” y Dios puso
al hombre y a la mujer en un paraíso terrenal, su nombre: “El huerto del
Edén”.
Vemos que este fue el primer hogar del hombre. Este era un lugar hermoso
en donde las relaciones de Adán y Eva con el Padre Celestial estaban
coronadas con felicidad y bendición. Dios mismo venía a visitarlos a
su hogar y ellos le recibían con toda confianza y felicidad. Pero Adán
y Eva despreciaron sus privilegios al rechazar la prohibición divina; la
desobediencia había traspuesto la entrada de aquel bello jardín y entonces
el temor fue el primer resultado de su culpa: sus ojos fueron abiertos, se
dieron cuenta de su desnudez y al instante se escondieron de la Presencia
del Señor. Luego siguió una sentencia de condenación: Dios puso juicio
a la serpiente, a la mujer y al hombre y finalmente, vino un acto de
separación. Era imposible que el hombre se quedara en el jardín y en un
estado de comunión con Dios. El pecado y el paraíso eran incompatibles;
y por eso el Señor los echó de ahí y puso una guarda con una espada
que se revolvía para todos lados. No había posibilidad de volver a la
vida de antes. El paraíso estaba perdido y no podía reconquistarlo ningún
esfuerzo humano; solamente el Sacrificio del Hijo de Dios haría posible que
el hombre tuviera acceso ahora al Paraíso Celestial.
2. EL HUERTO DEL GETHSEMANÍ O EL JARDÍN DE LA DECISIÓN
Sobre la ladera del Monte de los Olivos estaba el pequeño huerto de
Gethsemaní. Seguramente era un jardín que ofrecía agradable sombra y
un retiro del ruido de la ciudad. Cristo y sus discípulos habían ido ahí
muchas veces a disfrutar de paz y silencio, siendo también este paraje un
lugar donde solía concurrir nuestro Señor a orar. Trayendo a la memoria la
sublime escena de Gethsemaní, vemos que el Señor llega con sus discípulos
al huerto. En ese momento el Maestro ofrece la imagen de la desolación,
era la hora tenebrosa en que su alma estaba triste hasta la muerte.
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