Consejero Fiel Abril 2019

por su ministerio, por cuanto ellos sirven
en el ministerio del tabernáculo del
testimonio”, Números 18:21.
Cuando ellos desobedecieron al
Señor dejando de darlo, les vinieron
consecuencias desastrosas, tanto que
hasta la fe habían perdido, a los ojos de
Dios eran considerados como ladrones,
doblemente malditos, las consecuencias
que recibieron fue calamidad, pobreza
y maldición:“¿Robará el hombre a Dios?
Pues vosotros me habéis robado. Y
dijisteis: ¿En qué te hemos robado?
Los diezmos y las primicias; Malditos
sois con maldición, porque vosotros,
la nación toda, me habéis robado”,
Malaquías 3:8,9.
El Señor por medio del profeta Malaquías
les exhorta a que llevaran sus diezmos al
alfolí (almacén), que lo probaran,
en otras palabras, que lo dejaran
demostrarles su fidelidad; al
cumplir ellos con sus diezmos, a
cambio Él derramaría bendición
hasta sobreabundar o sea,
en exceso, sus siembras,
cosechas, viñas y sus
ganados estarían protegidos
por Él. “Traed todos los
diezmos al alfolí, y haya
alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os
abriré las ventanas de los cielos, y
vaciaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde”, Malaquías 3:10.
En tercer lugar, vemos que cuando
nuestro Señor Jesucristo se encontró
con San Juan el Bautista en el Río
Jordán, podemos ver a San Juan
reconociendo a Jesús como Dios; siendo
descendiente del Sacerdocio Levítico y
Jesús como descendiente del Sacerdocio
de Melquisedec, simbólicamente vemos
el Sacerdocio Levítico sometiéndose al
Sacerdocio Eterno de Nuestro Señor
Jesucristo.
El diezmo que el Patriarca Abraham
entregó al Sacerdote Melquisedec
continúa. “Pues mudado el sacerdocio,
necesario es que se haga también
mudanza de la ley; (Porque los otros cierto
sin juramento fueron hechos sacerdotes;
mas éste, con juramento por el que le
dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote eternamente según el
orden de Melchisedec:)” (Hebreos 7:12,21).
Y si Abraham entregó los diezmos al
Sacerdote Melquisedec y siendo el
Sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo
según ese orden, la Iglesia debe asimilar
este tema como lo asimilaba el Patriarca
Abraham, como un principio para ser
bendecidos y también como lo entendió
Jacob una forma de obediencia a Dios
manifestando una transformación en él.
Al ser Cristo nuestro Sumo Pontífice,
hagamos las obras que hizo Abraham.
“(...) si fuerais hijos de Abraham, las
obras de Abraham harías”, San Juan
8:39.
“Como Abraham creyó a Dios, y
le fué imputado a justicia; sabéis
por tanto, que los que son de fe,
los tales son hijos de Abraham”,
Gálatas 3:6,7.
Finalmente, vemos que en todo
el Nuevo Testamento no existe
un solo versículo donde Jesús
prohibiera esta práctica, sino todo lo
contrario, mandó que no dejaran de
hacerlo estableciendo prioridades. “Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas!
porque diezmáis la menta y el eneldo y
el comino, y dejasteis lo que es lo más
grave de la ley, es a saber, el juicio y
la misericordia y la fe: esto era menester
hacer, y no dejar lo otro”, San Mateo
23:23.
Por lo tanto, concluimos que el
diezmo es un principio bíblico que si
todo cristiano lo practica, Dios abrirá
las ventanas de los cielos y vaciará
bendición hasta que sobreabunde.
Hno. José Luis Soto Prieto
Ministro de Dios en la Zona de Xalapa
EL CONSEJERO FIEL
Sección Principios Bíblicos
19 Abril 2019