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4<br />
partidario del minoritario Partido Republicano Democrático<br />
Radical de España), pero tenía un sentido de identidad con lo<br />
español. Este sector detestaba al colonialismo español, pero se<br />
aferraba a una idealizada identidad que negaba el criollismo.<br />
Hubiera preferido seguir como parte integral de España, pero<br />
con el poder local en sus manos.<br />
Ya de vuelta esa noche, estando en la jurisdicción de<br />
San Sebastián tocaron a las puertas de dos o tres casas para<br />
alojar hasta el día siguiente a dos desertores españoles que<br />
habían pedido auxilio para cruzar el río. Todos se negaron,<br />
atemorizados. Eran aproximadamente las 11:30 P.M. cuando<br />
llegaron al pueblo. El alcalde Manuel Rodríguez Cabrero<br />
le comunicó al gobernador todo lo sucedido. El alcalde se<br />
mantuvo fiel al gobierno español hasta su rendición.<br />
El relato que escribió el sargento americano John R.<br />
Musick sobre la batalla del río Guacio, es compatible con la<br />
versión de Franco. Al enterarse los americanos de que todavía<br />
quedaban tropas españolas al sur del río, sin poder cruzarlo,<br />
se dirigieron al lugar. Los españoles contestaron los disparos<br />
iniciales, pero cuando la artillería disparó, corrieron en todas<br />
direcciones. Muchos se ahogaron al tratar de cruzar el río. Los<br />
americanos atraparon alrededor de 50, así como 200 rifles y<br />
municiones. Las bajas americanas fueron seis heridos. Los<br />
americanos enterraron cinco españoles, no supieron cuántos<br />
se ahogaron y hubo muchos más heridos. 2 La guerra no llegó<br />
a territorio pepiniano.<br />
Puesto que ya ondeaba en Las Marías la bandera<br />
americana, se generalizó en Pepino referirse al pueblo<br />
colindante como “territorio extranjero”. Todo comenzó<br />
cuando el telegrafista Joaquín Barreiro se había negado a<br />
retransmitir a Lares un mensaje de la Fortaleza en el que<br />
el gobernador ordenaba a sus fuerzas militares a retirarse a<br />
Lares. Cuando Barreiro se enteró de que dos guardias civiles<br />
de Lares lo buscaban con orden de arresto, envió a Fortaleza<br />
el siguiente mensaje: “Telegrafista de San Sebastián a capitán<br />
general: “Urgentísimo. En estos momentos, a las cuatro de<br />
la tarde, salgo para el extranjero.” Al momento montó en<br />
su caballo y se dirigió a Las Marías. Permaneció bajo la<br />
protección del general Shwan hasta el armisticio. Barreiro<br />
luego fue editor y director de la Revista El Carnaval. Sobre<br />
él dijo el militar Ángel Rivero, cronista de la guerra, que era<br />
un famoso humorista, y jamás, en toda su vida, tomó nada<br />
en serio. 3<br />
El 12 de agosto fue declarado el armisticio y el 19<br />
de septiembre le correspondió al municipio de San Sebastián<br />
entregar el mando. Hasta el momento del armisticio 23<br />
municipios habían sido ocupados por las tropas americanas.<br />
Por los siguientes 65 días, las tropas recorrieron la isla<br />
ocupando una por una las restantes alcaldías, izando su<br />
bandera y nombrando funcionarios.<br />
Las tropas americanas entraron a Pepino, unos<br />
cabalgando, “cubriendo toda la calle”, y frente a la casa<br />
Cuerpo de infantería estadounidense en plena acción, 1898.<br />
Foto: THE MILITANT https://themilitant.com<br />
consistorial se oyó el alto. En medio del silencio que el pueblo<br />
mantenía, el zapatero Goyo Corniel exclamó: “Viva Puerto<br />
Rico americano”. El pueblo respondió jubilosamente. 4 Era<br />
el ansiado fin del despotismo español y, según la proclama<br />
del general del ejército americano, Nelson Miles, el inicio<br />
de una era de “garantías y bendiciones de las instituciones<br />
liberales” del gobierno americano.<br />
El médico José Franco, quien hablaba inglés por<br />
haber estudiado un año en los Estados Unidos, acompañaba<br />
al alcalde. Algunos años después relató detalladamente el<br />
cambio de mando para el anuario de las fiestas patronales:<br />
[El alcalde Manuel] Rodríguez Cabrero espera<br />
impaciente en su escritorio de la alcaldía la visita<br />
anunciada. Pocos momentos de dar el reloj de la<br />
iglesia de este pueblo las nueve de la mañana, un<br />
ruido ensordecedor se siente en la plaza. Son las<br />
tropas americanas, seguidas de un gentío inmenso,<br />
que invaden la calle frente a la alcaldía. Mandadas<br />
por un capitán y un teniente hicieron alto frente al<br />
edificio de referencia. La voz del capitán se oye<br />
en toda la plaza. “Atención” y, seguidamente, en<br />
su lugar, “descanso”. El referido capitán sube a la<br />
alcaldía y pregunta por el “mayor”. Se le introduce<br />
en la oficina del Sr. Rodríguez Cabrero, que lo recibe<br />
de pie y junto a este joven empleado que habla y<br />
entiende el idiona inglés.<br />
‒Sr. Alcalde, tengo órdenes de mi gobierno de izar<br />
en este edificio la bandera americana.<br />
‒Sr. capitán de las fuerzas americanas, el alcalde<br />
de este pueblo soy yo y no tengo órdenes de mi