Juntos Gaceta Mercantil - Octubre 2019

SUEÑA • PLANEA • EMPRENDE
JOSÉ MANUEL
SAIZ ÁLVAREZ
Profesor de la EGADE Business School
del Tecnológico de Monterrey
Emprender a los 40
Hay un refrán que dice: “Nunca es tarde, si la
dicha es buena”. Y la verdad es que constituye
una gran alegría emprender, cuando uno se
encuentra en la etapa de la madurez. ¿Por qué?
Cuando se supera la barrera de los 40 años de
edad, por lo general, se tiene la formación y la
experiencia para poder emprender o para dar un
giro profesional en el trabajo.
Y puede que para muchos sea la última
oportunidad de hacerlo, porque cuando uno se
encuentra en la década de los 50 años de edad, el
mercado de trabajo considera que ya se tiene que
haber forjado una sólida carrera profesional,
aunque siempre puede haber excepciones.
Ningún emprendedor es igual a otro, cada
persona es un mundo; pero el mercado es
implacable en este sentido. Por eso, y más en los
países que tienen una gran cantidad de
población joven, como sucede en México,
cuando se tienen los 40 años de edad, el
mercado considera que se es demasiado mayor
para dar un cambio laboral en la vida, lo que
incita a transformarse en emprendedor.
La organización de análisis sobre el
emprendimiento más importante del mundo, el
GEM (Global Entrepreneurship Monitor) distingue
entre emprendimiento por necesidad y
emprendimiento por oportunidad. Lo ideal es que
el nuevo emprendedor cree su nueva empresa tras
haber detectado una oportunidad de negocio por
una necesidad de mercado que está insatisfecha.
Si colocas en el mercado tu producto o servicio de
manera exitosa, o lo pones de moda mediante las
redes sociales y la publicidad, podrás aumentar los
precios por el efecto novedad tras haber lanzado tu
producto o servicio. Pero tienes que ser consciente
que este efecto durará unos seis meses, tras lo
cual deberán disminuir los precios.
En promedio, las empresas que desaparecen en el
planeta antes de finalizar su primer año de vida
supera el 80 por ciento. ¿Cuál es la clave para
evitar un fracaso empresarial? Por lo que he visto
en distintos países del mundo, hay dos claves:
evitar el agotamiento del dinero, sobre todo
cuando han existido unos altos costos de
establecimiento, y no poner el patrimonio personal
(típicamente la vivienda propia) como garantía o
aval ante un préstamo bancario.
Únicamente se puede poner la casa propia como
aval o garantía cuando los tipos de interés son
muy reducidos, como sucede en la Unión
Europea, Japón y los Estados Unidos, pero no en
México. Si necesita dinero para arrancar,
autofinánciate con tus ahorros, la familia, algún
socio capitalista o con amigos.
Pero si casi no tienes ahorros y dependes
totalmente de un préstamo bancario, te
aconsejo que no emprendas y busques trabajo.
Puede que esta decisión suene muy radical por
mi parte, pero lo he vivido en carne propia y en
mi propia familia. Por eso te lo digo. Te deseo
todo lo mejor. Ánimo y adelante.
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OCTUBRE 2019
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