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Robert Kelsey - Que te detiene

Un inspirador texto que hara que el lector se plantee cuales son sus frenos internos que le impiden desarrollar todo su potencial. El autor argumenta que el gran freno de la mayoria de las personas es el miedo al fracaso. Miedo que no se puede eliminar pero que si se puede gestionar para conseguir ser lo mejor que uno pueda ser. / Millions of people are held back from achieving their potential by the fear of failure. This recognized condition limits the progress in life. Whats Stopping You? The key to unlock potential in success lies in understanding the root that causes fears and insecurities that hold you back in accepting who you are, rather than trying to become someone you are not. Más información: http://sanchezjl.blogspot.com/ XMPP/Jabber: lectura.epub@salas.suchat.org (un espacio dedicado a los libros)

Un inspirador texto que hara que el lector se plantee cuales son sus frenos internos que le impiden desarrollar todo su potencial. El autor argumenta que el gran freno de la mayoria de las personas es el miedo al fracaso. Miedo que no se puede eliminar pero que si se puede gestionar para conseguir ser lo mejor que uno pueda ser. / Millions of people are held back from achieving their potential by the fear of failure. This recognized condition limits the progress in life. Whats Stopping You? The key to unlock potential in success lies in understanding the root that causes fears and insecurities that hold you back in accepting who you are, rather than trying to become someone you are not.

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El fracaso es una cuestión de interpretación

En última instancia, fracasé como escritor porque así es como decidí

interpretarlo. Según todos los baremos, que una editorial importante

publicara mi primer libro autobiográfico, cuando tenía poco más de 30 años,

era un sólido primer paso como autor. Cierto, la editorial no había vendido

tanto como yo esperaba, pero yo podía aprender algunas lecciones respecto a

la comercialización de un libro así y asegurarme de que el editor entra

plenamente en el juego respecto a la distribución; es más, respecto a afirmar

que las expectativas del autor en cuanto a las ventas son realistas.

Pero yo descarté todo esto para favorecer la idea de que era un fracaso

total, porque no había conseguido «romper» y convertirme en un superventas

de la noche a la mañana. Como no me ofrecían la fama, opté por la

interpretación del mono, según la cual el fracaso en salir en los titulares era la

confirmación definitiva de que yo era un desastre innato. En cuanto a las

lecciones, ¿qué sentido tenían? Nunca se pondrían en práctica porque yo

había fastidiado mi única oportunidad de conseguirlo.

Y esos sentimientos cambiaron mi conducta —volviéndome incapaz de ser

lógico cuando trataba, primero con el editor y, luego, con el agente—, a lo

cual no ayudó una inevitable dosis del bloqueo del escritor para un segundo

libro (inevitable porque la confianza con que había escrito el primero se había

evaporado). Antes de mucho me habían expulsado, por completo, del club de

los autores.

Por supuesto, ahora comprendo que mi conducta fue la de alguien con un

clásico miedo a fracasar. Alguien con una alta motivación para el éxito se

habría tomado el tiempo de consolidar lo conseguido controlando el

mercado, cultivando a las personas adecuadas e investigando a fondo para su

siguiente tema. No era más que un libro debutante, cuyo contenido debía

reflejar mis valores para una carrera futura como escritor (no los valores del

editor, que quizá tuviera una idea muy diferente del posible público del libro).

¿Y si no lograba aparecer en las listas de éxitos de ventas? Bueno, era mucho

pedir para un primer libro, y ahora cuento con unas lecciones que me harán

subir más arriba la próxima vez.

No obstante, los que tienen mucho miedo al fracaso reaccionan con

desconcierto ante la perspectiva del éxito y desarrollan, de inmediato, una

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