Cátedra Avícola & Agropecuaria
Revista Cátedra Avícola & Agropecuaria Octubre - Noviembre 2020
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afrontar los desafíos que implican estas
tecnologías. En ese sentido, también es
preciso que no queden obsoletas nuestras
instituciones”.
Para Delgado el Covid-19 le ha venido
muy bien para que muchas instituciones
que incluso negaban el proceso
digital, “se pongan los pantalones largos
y puedan empezar a aggiornarse a
los desafíos que implican las nuevas
generaciones y las nuevas tecnologías,
saliendo por supuesto de una zona de
confort”.
El economista también cuestiona al
sector agropecuario, en particular de
Argentina: “esta idea de que en 2050 va
a haber nueve mil millones de habitantes
y que entonces vamos a tener precios
altos de los commodities, con la
revolución tecnológica subyacente en
este momento en el mundo, es al menos
muy audaz. Sería horrible que Argentina
base su prosperidad futura en
base al hambre del resto del mundo.
Por lo menos, creo que Argentina tiene
que explorar otros caminos. Se dice que
Argentina produce alimentos para 400
millones de personas y yo creo que eso
es una cuestión de autosatisfacción. Lo
cierto es que Argentina produce alimentos
para engordar chanchos en
otros países. O sea que la base exportadora
argentina es para exportar piensos
animales”.
Además, Delgado sostiene que “Argentina
tiene que avanzar en una política
agrícola que se sostenga en el largo
plazo y que sea de consenso de todos
los espacios políticos. Es que tiene que
generar fuertes incentivos para producir
alimentos para consumo humano
directo. Esto mejoraría sustancialmente
las cuentas del Banco Central”.
¿SE PUEDE PRODUCIR MÁS?
Gabriel Delgado está convencido
que se pueden producir más alimentos
en nuestro país, pero al mismo tiempo
advierte que “los problemas políticos
que hay en Argentina son muy graves.
Los problemas de acción colectiva que
tiene el sector, y de representatividad,
son gravísimos. El resto de nuestros
competidores también juegan y pueden
producir mucho más también... Brasil,
Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva
Zelanda son todos jugadores muy
importantes”.
Respecto del temor que existe en
buena parte de los consumidores en
relación a los productos transgénicos y
a la utilización de fitosanitarios, Delgado
considera que “el tema son las
buenas prácticas agrícolas. Hay demanda
de los consumidores, no se puede
negar el uso de fitosanitarios, de ninguna
manera. De hecho 16 mil millones
de dólares del Banco Central dependen
del glifosato. Ahora bien, Argentina usa
cinco veces más de glifosato que el
resto del mundo… deberíamos hacernos
algunas preguntas.
“¿El futuro de la Argentina está en la
ganadería?”, se pregunta Delgado... “Yo
creo que es muy importante lo que viene
para los próximos 10 años y también
lo son las oportunidades de Asia para la
ganadería Argentina, pero cuidado que
hay una movida vegana que tenemos
que mirar muy de cerca. El otro día me
tocó estar en una charla en donde la
tres cuarta parte de los chicos de menos
de 18 años estaban en camino a ser veganos,
o eran veganos. Por supuesto que
vamos a tener mercado para la ganadería,
pero me parece que Argentina
tiene que ampliar”.
CONCLUSIÓN
Para Delgado el futuro tiene caminos
bien marcados en donde van a convivir
la agricultura tradicional –donde
Argentina es competitiva–, la agricultura
orgánica o de bajos insumos, porque
es uno de los pocos sectores que crece
a 2 dígitos desde hace muchos años en
Estados Unidos, y la agricultura celular.
Más allá de estas consideraciones,
hay una pregunta que obsesiona a Delgado:
¿cuáles bienes públicos son los
que el Estado va a tener que proveer en
este contexto para estas nuevas tecnologías?
Al respecto, el economista
advierte que “deberíamos marcar la
agenda de investigación. ¿Cuál debería
ser la investigación pública con estas
tecnologías? ¿Hay líneas de investigación
pública que ya no tiene sentido
que la sociedad las pague? Además de
todas estas tecnologías hay muchas
otras, computación cuántica y otras
cosas que seguramente todavía le
meten más incertidumbre a esto. Lejos
de ser pesimista, lo que pretendo es
tratar de marcar que el futuro tiene un
rumbo marcado por la tecnología y por
la demanda de alimentos. Y nosotros
tenemos que mirar muy de cerca eso
para no tener una mirada complaciente
con algunos intereses sectoriales que
no tienen interés por el bienestar general
de la población. Creo que lo que hay
que hacer es tratar de sentarse a hablar
y concertar”.<
pág. 15 • octubre - noviembre 2020 |
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