Libro Relatos de la Revuelta
Este libro recoge las vivencias de quienes formaron parte de este proceso histórico. Las historias recopiladas no están en un orden cronológico y se desarrollaron a lo largo del país y en el extranjero. Las emociones plasma- das en cada línea son el reflejo del sentimiento colectivo. Un sentimiento de cambio y justicia social.
Este libro recoge las vivencias de quienes formaron parte de este proceso histórico. Las historias recopiladas no están en un orden cronológico y se desarrollaron a lo largo del país y en el extranjero. Las emociones plasma- das en cada línea son el reflejo del sentimiento colectivo. Un sentimiento de cambio y justicia social.
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19 de octubre, Pablo Navarro
Estaba en el aeropuerto de Puerto Montt esperando la llegada de
mi madre mientras miraba un televisor que reportaba lo sucedido
en Santiago. Mientras más veía los comentarios de la televisión,
más me enojaba, más furia se desataba en mí, mi cólera nunca
había sido tan fuerte en toda mi vida hasta ese momento. Debía
ir con mi madre a la isla donde vive, en el viaje comentábamos lo
sucedido en Santiago, y yo me daba cuenta de mi necesidad de
quemarlo todo, de ir a Santiago con todos mis compañeros a gritar
y manifestar mi enojo, que para ese entonces ya era colectivo.
Pero no podía hacer nada, debía llevar a mi madre a Calbuco para
ir a la isla Puluqui. En el transbordador me di cuenta que en redes
sociales la gente estaba mostrando su apoyo al movimiento,
mostraban las imágenes brutales de los pacos, en donde la única
preocupación era reprimir y no reparar. Yo me consideraba una
persona templada, buscaba los puntos medios y siempre elegía la
opción pacifica, aunque me cueste, pero creía en la conciliación y
el respeto mutuo. Al ver el actuar del gobierno y de los medios de
comunicación tradicionales decidí cambiar mi forma de ser, ya no
voy a perdonar, no voy a permitir, merecemos respeto y dignidad,
así que a pesar de querer estar en mi ciudad, Puerto Montt, para
protestar ese fin de semana, y no poder por estar con mi familia,
le declaré la guerra a los medios de comunicación, y definí mi rol
en la revolución: difundir información, mostrar la falsedad de la
televisión y hacer despertar a todos mis cercanos. Sigo subiendo
historias, sigo difundiendo la prensa independiente, sigo
trabajando en equipo. La lucha no se acaba hasta que la dignidad
se haga costumbre. Yo lucho para que despertemos todos.