Revista Puente, número 2, diciembre de 2020
Con total orgullo compartimos con ustedes nuestro segundo número, en el que se incluye un artículo escrito por nuestro director del departamento de educación municipal, don Luis Salinas, y también un artículo escrito por Teresita Ahumada, Manuel Bellido y Cristian Pereira, integrantes de la Comunidad Educativa Inclusiva Escuela Las Pataguas, entre otros aportes.
Con total orgullo compartimos con ustedes nuestro segundo número, en el que se incluye un artículo escrito por nuestro director del departamento de educación municipal, don Luis Salinas, y también un artículo escrito por Teresita Ahumada, Manuel Bellido y Cristian Pereira, integrantes de la Comunidad Educativa Inclusiva Escuela Las Pataguas, entre otros aportes.
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Entonces hablemos concretamente de qué es la crianza respetuosa. Lo primero que debemos
dejar en claro es que en este tipo de crianza no hay lugar al “adultocentrismo”. A qué nos
referimos con este concepto, el diccionario nos dice lo siguiente “es la categoría pre moderna y
moderna que designa en nuestra sociedad una relación asimétrica y tensional de poder entre los
adultos, los niños y adolescentes. Donde se construye un universo simbólico, un orden de valores
y de distribución de los materiales y una forma de relacionarse entre personas adultas y personas
menores de edad a partir de los conceptos y valores de las personas adultas” teniendo en claro
este concepto y sumando que nuestros hijos son seres humanos independientes, podemos
entonces poner en práctica el tipo de crianza de la cual estamos hablando.Por lo tanto, debemos
entender que nuestros hijos obedecen a cambios psicológicos y biológicos, y que muchas veces
están en proceso de autorregulación, por lo tanto, debemos abrirnos a entender que nuestros hijos
son seres globales que pasan por etapas distintas a las nuestras y no son nuestra extensión con
menos centímetros de estatura. No lloran porque son mañosos, sino porque se frustran porque
están entendiendo que tiene limitaciones ¿No nos frustramos acaso nosotros cuando no nos
resulta lo que queremos y eso que ya razonamos?
Por lo tanto, como adultos, estamos invitados a
jugar un papel fundamental y positivo en la crianza
de nuestros niños y que no se quiebren por
acontecimientos de falta de regulación del adulto
por el niño; para esto, la disposición emocional es
clave para poder llevar este proceso, ya que las
mapaternidades no son fáciles para nadie, sobre
todo en este mundo donde todo es rápido y se
tiende a vulnerar de manera inconsciente el
proceder que tenemos como padres. Deja que
pase su pataleta, acércate abrázalo y explícale lo
acontecido, busquen formas de salir del problema.
No grites tú más fuerte que él o ella. En fin,
contenedlo.
Photo by Jordan Whitt on Unsplash
Finalmente es importante señalar que la crianza
respetuosa y positiva engloba hoy, en esta
vorágine mundial, un crecimiento social y personal,
estamos apuntando con esto a mejorar los
cimientos de nuestra sociedad, sobre todo en un
Chile, donde todo es tan desigual. Podemos
aportar desde casa y desde la primera infancia a
crear en nuestros hijos personas más conscientes y empáticas para afrontar el mundo que nos
rodea, y eso ya es un aporte significativo a los cambios que tanto necesitamos para poder dejar
como herencia un mundo mejor y lleno de semillas que nos harán florecer como sociedad.
Hagamos con nuestros hijos lo que nuestros padres no pudieron hacer, no por falta de amor, sino,
por falta de conocimientos más específicos.
Andrea Pacheco Acevedo.
Profesora de Educación General Básica.
Asesora de Lactancia Certificada.