Revista Puente, número 2, diciembre de 2020
Con total orgullo compartimos con ustedes nuestro segundo número, en el que se incluye un artículo escrito por nuestro director del departamento de educación municipal, don Luis Salinas, y también un artículo escrito por Teresita Ahumada, Manuel Bellido y Cristian Pereira, integrantes de la Comunidad Educativa Inclusiva Escuela Las Pataguas, entre otros aportes.
Con total orgullo compartimos con ustedes nuestro segundo número, en el que se incluye un artículo escrito por nuestro director del departamento de educación municipal, don Luis Salinas, y también un artículo escrito por Teresita Ahumada, Manuel Bellido y Cristian Pereira, integrantes de la Comunidad Educativa Inclusiva Escuela Las Pataguas, entre otros aportes.
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Para Gabriela el mundo fue su hogar. A los 43
años inició su carrera consular en Génova,
luego será Madrid, Lisboa, Santa Bárbara,
Nueva York entre tantas otras ciudades. En
cada una de ellas se empapó de su cultura,
cultivó amistades sin distinción, ocupándose
por el devenir de niños, mujeres, obreros,
campesinas, indígenas, intelectuales y
revolucionarios. Sin duda alguna fue una
adelantada a su época, nuestra primera mujer
diplomática.
Esta intensa vida de escritora e intelectual la
hizo merecedora del cariño, reconocimiento y
acogida por su aporte literario, educativo y
social en muchos lugares del mundo. La
imagen que tenemos de Gabriela Mistral como
una poeta “viajera”, debe complementarse con
el de una “intelectual” reconocida, quien
escribió en distintos periódicos del mundo.
Algunos de estos son: La Nación de Buenos
Aires, el A.B.C de Madrid y El Universal de
Caracas. Latinoamérica y en especial su país,
siempre estuvieron presentes en sus ideas y
escritos, ella decía que la lengua nos unía
como latinoamericanos.
Gabriela, hija única, siempre sería la primera.
La primera mujer en recibir el Premio de los
Juegos Florales en 1914 con sus poemas
“Sonetos de la muerte”, y también fue la
primera mujer latinoamericana en recibir el
premio Nobel de Literatura en 1945. A pesar
de esta marca, aún es muy desconocida.
Nuestra ciudadana del mundo, llevó consigo
los valores más preciados de su patria. Esa
patria que es la infancia vivida en el valle del
Elqui. Seguramente siempre estuvo expuesta
al beneficio del relato oral.
En los últimos meses de este año excepcional,
nos aventuramos a poner en valor los cuatro
cuentos clásicos que Gabriela Mistral escribió
entre 1924 y 1926 en el marco de una
colaboración literaria que circulaba en diarios
de Colombia y que llegan a Chile noventa
años después, por el investigador colombiano
Otto Morales (2002). Es la editorial Amanuta la
llamada a divulgar, por primera vez en nuestro
país, estos cuatro cuentos en libros
independientes con hermosas ilustraciones:
Caperucita Roja, Blanca Nieve en la casa de
los enanos, La Bella durmiente del bosque y
La Cenicienta.
Estos clásicos que todas y todos escuchamos
más de una vez, quedaron en nuestra
memoria en imágenes y secuencias que
reproducimos al contar a otros. Hoy, esas
representaciones mentales se transforman en
un Programa Radial: “Había una vez cuatro
clásicos en la pluma de Gabriela” y nos
acompañarán en estos últimos meses (raros)
con el único propósito de volver a oír este
relato común, narrado por una compatriota.
Los invitamos a escuchar estos clásicos y
aventurarse a descubrir la vida de Gabriela
Mistral.
Paula A. Fuentes Fuentes
Socióloga, Mg Lingüística Aplicada
Equipo Plan de Motivación Lectora