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Listín Diario 04-01-2021

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LUNES SÁBADO 4 DE 2 DE ENERO ENERO DE DE <strong>2021</strong> <strong>2021</strong> THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />

5<br />

EL MUNDO<br />

Narran historias de resiliencia en tiempos de pandemia<br />

Viene de la página 1<br />

impermeables desechables, guantes<br />

quirúrgicos, mascarillas y desinfectante<br />

para manos.<br />

La respuesta de los padres fue<br />

rotunda: ¿qué tan pronto podría<br />

venir?<br />

“La distancia no puede destruir<br />

lo que hemos construido”, dijo Silva,<br />

de 47 años, en una tarde lluviosa<br />

reciente, luego de visitar a tres estudiantes.<br />

“Necesitaba mostrarles<br />

que nuestros lazos siguen vivos,<br />

aunque no pueda abrazarlos todas<br />

las mañanas”.<br />

Los niños estaban radiantes<br />

cuando Silva se envolvía a sí misma<br />

y a cada estudiante en plástico.<br />

Luego los rodeaba con sus brazos y<br />

los levantaba del suelo para darles<br />

un largo y tierno abrazo.<br />

“En un momento de tragedia, hemos<br />

podido compartir momentos<br />

de amor”, dijo Silva. “Eso es muy<br />

poderoso”.<br />

ERNESTO LONDOÑO<br />

y MANUELA ANDREONI<br />

Italia<br />

Cuando una librería italiana solicitó<br />

voluntarios para leer cuentos o<br />

poemas a personas mayores y confinadas<br />

en casa por el virus, pensaron<br />

que unos cuantos lectores<br />

podrían atender la llamada.<br />

“Queríamos llegar a las personas<br />

que se encuentran aisladas<br />

en este momento y que podrían<br />

sentirse solas”, dijo Samanta Romanese,<br />

que trabaja en la librería<br />

Ubik, una institución local en la<br />

ciudad portuaria nororiental de<br />

Trieste.<br />

La idea era que Romanese y sus<br />

tres compañeros de trabajo —y algunos<br />

voluntarios— leyeran a la<br />

gente durante unos 20 minutos por<br />

teléfono durante los descansos y en<br />

sus días libres.<br />

“Pensábamos en pequeño”, dijo.<br />

Pero la respuesta fue abrumadora.<br />

Después de que la librería<br />

emitió su llamado en noviembre,<br />

se inscribieron más de 150 voluntarios.<br />

Algunos eran italianos que<br />

vivían tan lejos como Países Bajos<br />

e Inglaterra.<br />

“En un mundo que se está volviendo<br />

cada vez más inhumano y<br />

deshumanizador, en un momento<br />

que se vuelve aún más difícil por<br />

este virus, creo que es fundamental<br />

seguir siendo humanos, tender<br />

la mano, realmente cuidarnos unos<br />

a otros”, dijo Romanese.<br />

ELISABETTA POVOLEDO<br />

y AURELIEN BREEDEN<br />

China<br />

Ha acogido a más de 100 gatos callejeros<br />

durante 14 años en su casa<br />

de Wuhan, China. Pero el amor de<br />

Shuai Lihua por las criaturas nunca<br />

se había puesto a prueba como<br />

cuando estalló la pandemia en su<br />

ciudad natal. El 23 de enero, Shuai,<br />

de 43 años, vio con alarma cómo<br />

una avalancha de mensajes de aterrorizados<br />

dueños de gatos llegaba<br />

a su teléfono.<br />

Ese día, el Gobierno chino cerró<br />

Wuhan, donde comenzó la pandemia.<br />

Millones de residentes que se<br />

habían ido a lo que pensaban que<br />

sería un corto viaje, se hallaron de<br />

repente varados fuera de la ciudad.<br />

Muchos habían dejado comida y<br />

agua para sus gatos en casa para<br />

una semana.<br />

Por favor, suplicaban, ¿podría<br />

ayudarlos?<br />

Shuai no lo dudó.<br />

“Solo sabía que no podría vivir<br />

tranquilo conmigo mismo si no<br />

hacía algo”, recordó. “No todos los<br />

días amar a los gatos se convierte<br />

en un asunto de vida o muerte”.<br />

Durante casi tres meses, Shuai<br />

FRANCESCA VOLPI PARA THE NEW YORK TIMES<br />

ITALIA Samanta Romanese, empleada de una librería, reclutó a<br />

más de 150 voluntarios para leerle a los confinados en casa.<br />

VÍA JUSTINA CALLE FLORES<br />

BOLIVIA Justina Calle<br />

Flores, partera, recibió a<br />

más de 200 bebés.<br />

recorrió la ciudad de la mañana a<br />

la noche. Durante 10 semanas, él y<br />

otros voluntarios hicieron alrededor<br />

de dos mil visitas a domicilio<br />

para alimentar y cuidar a cientos<br />

de gatos… y un conejo.<br />

“Valió la pena, no solo por los<br />

gatos, sino también para que los<br />

dueños pudieran tener un poco de<br />

tranquilidad”, dijo Shuai. “Ahora,<br />

al mirar hacia atrás a ese momento,<br />

todo parece un sueño”.<br />

AMY QIN<br />

Bolivia<br />

Estaban a punto de dar a luz, pero<br />

tenían miedo del virus y de los<br />

hospitales donde se trataba a las<br />

personas infectadas. Así que, desde<br />

el centro de Bolivia, las mujeres<br />

pedían ayuda. Justina Calle Flores<br />

respondió.<br />

Durante meses, Calle Flores,<br />

partera de la ciudad de Cochabamba,<br />

viajó a los hogares de las mujeres<br />

para atenderlas, arriesgándose<br />

al contagio para que sus pacientes<br />

no tuvieran que hacerlo. Viajó durante<br />

horas en auto, motocicleta y<br />

a pie, y llegaba con su mascarilla<br />

y guantes, además de racimos de<br />

romero con los que hacía tés para<br />

facilitar el parto.<br />

En total, Calle Flores, de 57<br />

años, ha ayudado a más de 200<br />

mujeres a dar a luz durante la pandemia,<br />

muchas más que en un año<br />

normal.<br />

Dijo que a veces lloraban y le jalaban<br />

las trenzas. Y casi siempre,<br />

con un recién nacido en brazos, le<br />

agradecían profusamente, diciéndole<br />

que habrían tenido que hacerlo<br />

solas si ella no hubiera llegado.<br />

JULIE TURKEWITZ<br />

Camboya<br />

Cuando un elefante tiene que<br />

viajar en avión se requiere mucha<br />

preparación. Esos preparativos se<br />

vuelven más difíciles durante una<br />

pandemia que ha detenido gran<br />

parte de los viajes globales.<br />

Pero el 30 de noviembre, Kavaan,<br />

un elefante asiático que había estado<br />

confinado en un zoológico de Islamabad<br />

durante 35 años, fue trasladado<br />

en un avión de carga ruso de<br />

Pakistán a Camboya para comenzar<br />

una nueva vida en un santuario<br />

de vida silvestre.<br />

Enviado a Pakistán como regalo<br />

por Sri Lanka, Kavaan vivía en un<br />

zoológico de la capital tan decrépito<br />

que el Tribunal Superior de Islamabad<br />

ordenó su cierre.<br />

Los elefantes son criaturas sociales<br />

y la pareja de Kavaan murió hace<br />

ocho años. Cuando fue enterrada<br />

en su estrecho recinto, Kavaan pasó<br />

meses cuidando la tumba, acariciando<br />

el suelo con su trompa.<br />

El viaje a Camboya fue organizado<br />

por Free the Wild, una organización<br />

benéfica de animales, junto<br />

con Four Paws International, otro<br />

grupo pro bienestar animal. Llevó<br />

casi cinco años la planificación y requirió<br />

180 kilos de caña de azúcar,<br />

20 sandías y una escolta militar<br />

hasta el aeropuerto.<br />

Su prueba de covid fue negativa.<br />

Y así, el traslado aéreo transcurrió<br />

sin problemas.<br />

VÍA GUO JING<br />

CHINA Guo Jing, una<br />

trabajadora social, hizo una<br />

campaña contra la violencia<br />

doméstica en Wuhan.<br />

LUIS ANTONIO ROJAS PARA THE NEW YORK TIMES<br />

MÉXICO Lucía Riojas Martínez, una diputada, creó un albergue para<br />

jóvenes LGBTQ.<br />

“El 2020 ha sido un año realmente<br />

terrible para muchas personas”,<br />

dijo Mark Cowne, cofundador de<br />

Free the Wild, “y liberar a Kaavan<br />

en medio de esta pandemia fue<br />

realmente edificante”.<br />

HANNAH BEECH<br />

China<br />

A fines de enero, poco después<br />

de que Guo Jing, una trabajadora<br />

social y activista feminista de 29<br />

años, se mudó a Wuhan desde la<br />

ciudad sureña de Guangzhou, el<br />

Gobierno chino cerró Wuhan.<br />

Miles de personas se estaban<br />

muriendo. Guo se sentía sola, asustada<br />

e impotente.<br />

Luego, a fines de febrero, empezó<br />

a ver reportes noticiosos sobre un<br />

aumento en la violencia doméstica<br />

durante el confinamiento. Una<br />

amiga dijo que había escuchado lo<br />

que parecía un abuso en el departamento<br />

vecino. Sin saber qué hacer,<br />

la amiga escribió una carta en la<br />

que describía los recursos existentes<br />

contra la violencia doméstica y<br />

la deslizó por debajo de la puerta de<br />

sus vecinos.<br />

Eso le dio una idea a Guo.<br />

Con amigos, escribió y publicó<br />

en las redes sociales una carta en<br />

la que llamaba la atención sobre la<br />

violencia doméstica generalizada<br />

en China. Y ofreció sugerencias sobre<br />

cómo intervenir.<br />

Llamó a su incipiente campaña<br />

“pequeñas vacunas contra la violencia<br />

doméstica” e instó a otros a compartir<br />

la carta y convertirse ellos<br />

mismos en defensas contra el abuso.<br />

En cuestión de horas, miles de<br />

personas visitaron la página donde<br />

había publicado la carta. La etiqueta<br />

“pequeñas vacunas contra la<br />

violencia doméstica” ha sido visto<br />

más de 800 mil veces en Weibo, una<br />

plataforma china de red social.<br />

Personas de toda China empezaron<br />

a compartir fotos de sí mismas<br />

pegando la carta en elevadores, en<br />

tableros de anuncios o en cualquier<br />

otra área pública que aún pudieran<br />

visitar.<br />

La efusión fue particularmente<br />

notable, dijo Guo, debido a la sospecha<br />

con la que el Gobierno chino<br />

ve cualquier forma de activismo,<br />

incluido el feminismo.<br />

“Mucha gente estaba nerviosa<br />

no solo por la pandemia”, dijo Guo,<br />

“sino también porque no estamos<br />

acostumbrados a usar nuestros<br />

propios espacios públicos”.<br />

Wuhan ya no está en cuarentena,<br />

pero Guo todavía reflexiona sobre<br />

ese periodo.<br />

“Es muy difícil para las personas<br />

cambiar fundamentalmente algunos<br />

problemas”, dijo. “Así que la<br />

pregunta clave es, ¿qué puedo hacer<br />

en estas circunstancias?”.<br />

VIVIAN WANG<br />

México<br />

Este año lucía bastante mal para<br />

Lucía Riojas Martínez, una diputada<br />

mexicana, incluso antes de que<br />

el coronavirus llegara a su país.<br />

Riojas, de 32 años, feminista declarada<br />

y una de muy pocos políticos<br />

abiertamente homosexuales<br />

en el Congreso, ha enfrentado abusos<br />

en línea e incluso amenazas de<br />

muerte desde que asumió el cargo<br />

en 2<strong>01</strong>8. Luego, en febrero, su padre<br />

murió de un ataque cardiaco, y eso<br />

casi la llevó al límite.<br />

Pero entonces pensó en el orgullo<br />

que su padre había sentido por su<br />

trabajo y decidió seguir adelante.<br />

“Acuérdate de lo que tienes que hacer<br />

mañana”, se dijo a sí misma.<br />

A finales de marzo, el Gobierno<br />

mexicano declaró una emergencia<br />

sanitaria. Al igual que gente de todo<br />

el mundo, Riojas empezó a trabajar<br />

desde casa.<br />

Pero el confinamiento no fue un<br />

asunto sencillo para muchos otros<br />

en la comunidad LGBTQ de un país<br />

conservador. Los interminables<br />

días en casa con familiares homofóbicos<br />

a menudo se volvían insostenibles,<br />

y Riojas empezó a escuchar<br />

historias de personas que terminaban<br />

en la calle.<br />

Y así, la diputada convirtió la<br />

sede de su organización política,<br />

Ahora, en un albergue para jóvenes<br />

LGBTQ sin hogar, el primero<br />

de su tipo en Ciudad de México.<br />

Con el apoyo de activistas y otras<br />

personas de la comunidad, acogieron<br />

a sus dos primeros residentes<br />

el 13 de mayo. Desde entonces, el<br />

refugio ahora conocido como Casa<br />

Frida ha resguardado a más de 60<br />

personas.<br />

Casa Frida ahora ofrece a los residentes<br />

asesoramiento psicológico y<br />

ayuda para acceder a atención médica,<br />

vivienda y trabajo estable. En<br />

promedio, la mayoría se queda entre<br />

un mes y medio y tres meses antes<br />

de volver a valerse por sí solos.<br />

“Más que un albergue, queremos<br />

construir una casa de comunidad”,<br />

dijo Riojas.<br />

Casa Frida, que opera en gran<br />

medida gracias a donaciones y voluntarios,<br />

se mudó en septiembre<br />

de las oficinas de Ahora a una casa<br />

más permanente en el barrio de Iztapalapa.<br />

“Cada día sabemos que el camino<br />

se vuelve más difícil, pero no podemos<br />

dar un paso atrás”, dijo. “Es<br />

hacia adelante, y es juntos”.<br />

ÓSCAR LÓPEZ

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