Listín Diario 04-01-2021

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2 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY
SÁBADO LUNES 24 DE ENERO DE 2021
EL MUNDO
INTELIGENCIA/JORGE G. CASTAÑEDA
Biden podría inspirar a Latinoamérica
CIUDAD DE MÉXICO
La elección de Joe Biden impactará
a América Latina de varias
formas. Una será un cambio de
tono. Otra, la política exterior per
se, la cual, dada la asimetría entre
EE. UU. y el resto del continente,
siempre es significativa. Mucho
más hoy, en vista de la creciente
necesidad de una estrategia multilateral
para afrontar la pandemia.
Quizá lo más importante será
la inspiración, o la transmisión de
ideas, que tiene precedentes.
A principios de los 30, después de
la elección de Franklin D. Roosevelt
y el New Deal, América Latina
tomó nota de los acontecimientos
en EE. UU. Todo el mundo sufría
los efectos devastadores de la
Gran Depresión: el desempleo galopante,
el colapso de los precios de
las materias primas y la crisis de
las instituciones.
Golpes de Estado derribaron
gobiernos en Brasil y Argentina;
luego, cayeron regímenes autoritarios
en Cuba y Chile. La región
encontró inspiración en Washington.
Políticos como Lázaro Cárdenas
en México, Getúlio Vargas en
Brasil, Ramón Grau San Martín
en Cuba, El Frente Popular y Pedro
Aguirre Cerda en Chile, junto
a otros, impulsaron estrategias
similares al New Deal. Ese “poder
blando” estadounidense complementó
la Política del Buen Vecino.
Pero en los 80, la influencia de
EE. UU. se movió en la dirección
contraria. En un país tras otro
de América Latina, las crisis por
la deuda externa y la elección de
Ronald Reagan dieron paso a una
“Reaganomía tropical”, o lo que llegó
a conocerse como el Consenso
de Washington o neoliberalismo.
Carlos Salinas en México, Carlos
Menem en Argentina, la dictadura
de Pinochet en Chile; siguieron el
Jorge G. Castañeda es profesor de
la Universidad de New York y autor
de “America Through Foreign
Eyes”. Envié sus comentarios a
intelligence@nytimes.com.
REUTERS
Como presidente, Biden podría involucrar a aliados para impulsar
elecciones justas en Venezuela. Mitin en Caracas, en 2019.
ejemplo de EE. UU., la mayoría de
manera más radical.
Con Biden, una nueva respuesta
a la pandemia y la subsecuente
contracción económica, junto con
un mayor impulso para reparar
y ampliar la maltrecha red de
seguridad social estadounidense,
podrían provocar un cambio correspondiente
en América Latina.
El acceso universal a la atención
médica y el cuidado infantil,
impuestos más altos a los ricos,
aumentos en el salario mínimo, las
pensiones y las prestaciones por
desempleo, educación superior
pública gratuita y reducción del
cambio climático son temas de la
agenda latinoamericana.
Las diferentes naciones seguirán
esta ruta a su manera: Chile
con una nueva Constitución. Argentina
mientras sale de otra crisis
de deuda. Brasil aumentando
sus pagos en efectivo, pero haciendo
lo contrario en cuanto al cambio
climático. México y Venezuela con
respuestas aún impredecibles. Si
Biden implementa una transformación
interna de EE. UU., tendrá
un impacto enorme en América
Latina.
La falta de un mandato claro de
Biden, así como la probable conformación
del Senado, podrían descarrilar
este escenario.
La región necesita inspiración y
una política exterior de Washington,
no clichés ni eslóganes evasivos.
El presidente Donald Trump
apaciguó a presidentes como Jair
Bolsonaro de Brasil, Andrés Manuel
López Obrador de México
y Nayib Bukele de El Salvador,
quienes lo consideraban aliado.
Biden debería —seguramente lo
hará— cambiar significativamente
la política exterior de EE. UU. hacia
la región.
Los temas más importantes
para México, Centroamérica y el
Caribe serán la inmigración y las
políticas de asilo. El presidente
López Obrador, cumplió de buena
gana las instrucciones de Trump
de detener el flujo de migrantes
centroamericanos. Albergó a
casi 80 mil solicitantes de asilo
o emigrados de Centroamérica,
Cuba, Haití y otras naciones en
campamentos a lo largo de la frontera
entre EE. UU. y México. Pero,
México sentirá alivio cuando se
elimine el Protocolo de Protección
al Migrante.
EE. UU. se apegará al creciente
consenso internacional sobre violencia
criminal, violencia interna
en el país de origen y el cambio
climático como motivos legítimos
para solicitar asilo.
Lo más importante es que Biden
ha prometido enviar un proyecto
de ley al Congreso con una “ruta a
la ciudadanía” para los 11 millones
de indocumentados en EE. UU.,
que en su mayoría proviene de
México, Centroamérica y el Caribe.
También ha dicho que insistirá
en la legalización definitiva de los
Dreamers, impulsada por la Administración
Obama, que beneficiará
a más de 700 mil jóvenes principalmente
mexicanos y centroamericanos.
Si Biden cumple otra de sus
promesas, una buena cantidad
de recursos será transferida al
Triángulo Norte de Centroamérica
-Guatemala, Honduras y El Salvador-.
Los cuatro mil millones de
dólares que ha destinado superan
por mucho los fondos que él mismo
distribuyó durante el Gobierno de
Obama como director de la Alianza
para la Prosperidad.
En la lucha antidrogas, aun si Biden
continúa la tradicional guerra
contra el narcotráfico lejos de las
fronteras de EE. UU., la anunciada
legalización de la marihuana
enviará un mensaje distinto a los
países latinoamericanos productores
o de tránsito de las drogas. Un
cambio tan radical a nivel federal
en la actitud y la política antidrogas
de EE. UU. generará inevitablemente
debates y reformas en
muchos lugares. La región sigue
plagada de altos índices de violencia
y corrupción relacionados con
la guerra que libra contra el narcotráfico
a petición de Washington.
En temas que también interesan
a los países sudamericanos, y por
supuesto al Caribe, todo parece
indicar que Biden buscará regresar
a la normalización de las relaciones
con Cuba. Podría insistir
en que Raúl Castro coopere con
Washington y el resto de América
Latina, en particular con Colombia,
para encontrar una solución a
la crisis venezolana.
Esto último tal vez sea el asunto
más delicado para Biden en América
Latina. Por un lado, todos
los intentos de terminar con la
dictadura de Nicolás Maduro han
fallado. Por otro lado, la situación
económica, social, política y humanitaria
en Venezuela se deteriora
día con día. Claramente, la única
salida es la celebración de elecciones
presidenciales libres, justas y
supervisadas por el mundo entero.
Otra apuesta sería involucrar al
presidente de Brasil, Bolsonaro,
y convencerlo de modificar su
postura respecto al cambio climático.
Mientras la Amazonia sea
considerada un asunto interno de
Brasil y las compañías madereras
y ganaderas sigan teniendo autorización
para destruir la vegetación
según sus necesidades, cualquier
Administración estadounidense
con una “mentalidad ecológica”
estará en desacuerdo con Brasil.
Esto requerirá de un gran esfuerzo
diplomático. Biden tal vez ponga
fin al amorío Trump-Bolsonaro,
que no ha traído beneficio alguno a
Brasil, EE. UU. ni al mundo.
Biden inspira a América Latina
porque defiende valores que EE.
UU. debe representar: derechos
humanos, democracia, combate a
la corrupción, voluntad de mitigar
el cambio climático. Además, porque
es un presidente fundacional
que pretende reconstruir un estado
benefactor estadounidense
digno de ese nombre, otorgar a los
millones de votantes de Biden y
Trump socialmente marginados
la red de seguridad social que se
merecen. Finalmente, porque puede
inspirar a los latinoamericanos
que siempre han acogido el multilateralismo
volviendo al multilateralismo,
ya sea en las instituciones
o en los valores. América Latina no
debería esperar menos.
Apoyan a refugiados sirios en Italia
Por ELISABETTA POVOLEDO
TORRE PELLICE, Italia — La
historia de Maha Dahine y sus dos
hijos, Hanna y Antoine Khoury, es
similar a la de infinidad de víctimas
del conflicto en Siria. Impulsados
por el miedo y la falta de esperanza,
partieron en el 2016 a un futuro
incierto en Europa.
Sin embargo, aunque miles de migrantes
han arriesgado sus vidas
al cruzar el Mediterráneo en botes
endebles, Dahine y sus hijos vivieron
una experiencia sumamente
distinta.
En noviembre del 2018, la familia
abordó un avión en Líbano, donde
habían vivido dos años tras huir de
Siria, y volaron a Roma, antes de
NANCY LEE Editora ejecutiva
ALAN MATTINGLY Editor
The New York Times International Weekly
620 Eighth Avenue, New York, NY 10018
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continuar su trayecto a los valles
alpinos del oeste de Piamonte.
Hicieron el viaje gracias a los esfuerzos
de los valdenses, un movimiento
religioso que se estableció
originalmente en Piamonte, en el
siglo XII, para huir de la persecución
en Francia.
Los valdenses han estado a la
vanguardia de una iniciativa italiana
llamada Corredores Humanitarios,
que también incluye a la
Federación de Iglesias Evangélicas
en Italia y la Comunidad de San
Egidio, una organización benéfica
católica, que desde el 2016 ha ayudado
a unos dos mil refugiados procedentes
de Siria a llegar al país.
Los valdenses son “muy sensibles
al tema de los refugiados”,
señaló Erika Tomassone, una funcionaria
de la iglesia, consciente de
ancestros que fueron relegados de
un país tras otro durante siglos.
La Iglesia valdense es la denominación
protestante más grande en
un país que es abrumadoramente
católico. Hoy en día, hay unos 20
mil valdenses en toda Italia. Pero la
mayoría aún vive en tres valles de
Piamonte.
Corredores Humanitarios está
diseñado para asistir especialmente
a refugiados vulnerables, a menudo
con considerables problemas
de salud, quienes son identificados
mediante un filtro en lugares como
Líbano. Los valdenses dicen que su
programa está siendo emulado en
Francia, Bélgica y Andorra.
La iniciativa es “un modelo ganador
para una Europa que quiere
ser digna de los principios de solidaridad
y respeto de los derechos
humanos sobre la que fue fundada”,
comentó Alessandra Trotta,
quien dirige un panel de siete
miembros que supervisa la “Unión
ALESSANDRO GRASSANI PARA THE NEW YORK TIMES
de Iglesias Metodista y Valdense”,
como se le conoce oficialmente a la
Iglesia.
Gran parte del financiamiento de
la Iglesia proviene de contribuyentes
italianos, quienes deben transferir
una parte de sus impuestos a
una iniciativa benéfica o social. El
año pasado, alrededor de 560 mil
contribuyentes italianos optaron
por financiar a los valdenses, que
reunieron 42 millones de euros, o 51
millones de dólares.
Este dinero financia a Corredores
Humanitarios.
Dahine, de 60 años, y sus hijos
Hanna, de 28 años, y Antoine, de 26
años, terminaron en Pinerolo, un
Los valdenses son “muy
sensibles al tema de
refugiados”, dijo Erika
Tomassone, funcionaria de la
Iglesia.
pueblo de 36 mil habitantes al suroeste
de Turín, en Piamonte.
A los refugiados se les brinda vivienda,
un estipendio para comida,
enseñanza del idioma, apoyo psicológico
y asistencia legal, mientras
que voluntarios locales y miembros
de la Iglesia ayudan con trámites
burocráticos, la inscripción de niños
a escuelas y asesoría laboral.
La asistencia empieza a disminuir
luego de seis meses.
Después de dos años, tanto Hanna
como Antoine hablan bien el italiano,
su madre, no tanto.
Hanna estudia Desarrollo Internacional
en la Universidad de Turín,
mientras que Antoine realizó
prácticas remuneradas en desarrollo
de redes.
“Si siento que estoy mejorando
mi vida, que estoy aprendiendo algo
nuevo y desarrollando una trayectoria
profesional, y si mi familia
está bien, eso es suficiente para mí”,
expresó Antoine.
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