Listín Diario 04-01-2021
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8<br />
8 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
SÁBADO LUNES 24 DE ENERO DE <strong>2021</strong><br />
NUESTRA FORMA DE COMER<br />
En Sonora asar carne es un ritual de convivencia<br />
Como mexicana nacida y criada<br />
en la Ciudad de México, creí que<br />
conocía la carne asada a la perfección.<br />
Pero no fue sino hasta que viajé<br />
por el Estado de<br />
PATI<br />
JINICH<br />
ENSAYO<br />
Sonora, desde Nogales<br />
en la frontera<br />
con Estados Unidos<br />
hasta Navojoa, en<br />
el extremo sur de<br />
la región, que pude<br />
vivir la verdadera experiencia de<br />
la carne asada al estilo norteño.<br />
En un puesto de tacos de cualquier<br />
otro lugar, la carne asada es<br />
solo carne a la parrilla. Pero en Sonora,<br />
una carne asada es la reunión<br />
semanal con amigos y familiares,<br />
con el platillo como su corazón.<br />
Cada componente recibe un trato<br />
casi reverencial: desde los platillos<br />
(la carne, la salsa, los frijoles, el<br />
guacamole que nunca lleva limón,<br />
las tortillas de harina ultrasuaves)<br />
hasta su preparación (la cocción, la<br />
hechura de los tacos) y la función de<br />
cada participante (el parrillero, sus<br />
parientes, los invitados).<br />
Es una experiencia culinaria<br />
compartida que personifica el estilo<br />
de vida agrícola de Sonora y reúne<br />
los pilares de su economía: su<br />
carne de res, del ganado que ronda<br />
los ranchos de la región, y sus tortillas<br />
de harina, del trigo que cubre<br />
sus campos.<br />
Aprendí que, para comprender<br />
qué es una carne asada, tienen que<br />
invitarte a una. Y eso no sucede así<br />
nada más. Las reuniones suelen<br />
ser muy exclusivas, con la familia<br />
y amigos cercanos siendo requeridos.<br />
Pero logré que me invitaran no a<br />
una, sino a dos.<br />
A principios de este año, antes<br />
de que el mundo fuera puesto de<br />
cabeza, fui a Sonora para filmar<br />
mi programa de televisión, Pati’s<br />
Mexican Table, un programa de<br />
cocina y crónicas de viaje. Me<br />
reuní con cocineros, agricultores,<br />
ganaderos, carniceros, campesinos,<br />
vendedores y artistas. En todo<br />
momento, los sonorenses competían<br />
en broma para ver quién era el<br />
anfitrión de la mejor carne asada,<br />
y todos se referían al evento como<br />
el alma de la región.<br />
La pieza central es “nuestra carne”,<br />
como los sonorenses orgullosamente<br />
llaman a su carne de res,<br />
BEATRIZ DA COSTA PARA THE NEW YORK TIMES. PRODUCCIÓN DE IMAGEN: FRANCES BOSWELL.<br />
Cada componente de una carne asada es tratado casi con reverencia. El evento personifica el estilo de vida agrícola.<br />
y su reputación se extiende al resto<br />
de México y cruza la frontera estadounidense.<br />
EE. UU. recibe cerca<br />
del 86 por ciento de las exportaciones<br />
cárnicas de México, de las<br />
cuales más de una tercera parte<br />
proviene de Sonora, de acuerdo<br />
con Álvaro Bustillos, un ganadero<br />
de tercera generación en Vaquero<br />
Trading, una empresa ganadera<br />
mexicana.<br />
La esencia de la carne asada<br />
radica en “un buen trozo de carne<br />
fresca y sabrosa que siempre terminará<br />
dentro de un taco”, explicó<br />
Carlos Buena, un parrillero apasionado.<br />
“Su destino final jamás es<br />
ser servida en un plato o consumida<br />
con tenedor y cuchillo”, añadió.<br />
Los cortes tradicionales son el<br />
diezmillo y la palomilla, o top sirloin.<br />
El diezmillo tiene un intenso<br />
sabor a res y es correoso al masticar,<br />
mientras que la palomilla tiene<br />
un sabor sutil y cuando la muerdes<br />
es suave y jugosa. En otros lugares,<br />
estos cortes suelen cocerse a fuego<br />
lento y utilizarse en guisos, pero<br />
en Sonora se hace lo opuesto: se<br />
cortan en rebanadas delgadas y se<br />
cocinan rápidamente a fuego alto.<br />
La carne se cocina en un asador<br />
de carbón, de preferencia de mezquite.<br />
Primero se limpia la parrilla<br />
pasándole una cebolla blanca y se<br />
engrasa con grasa de res. Luego,<br />
ya que la llama está alta, es el<br />
turno de chiles enteros, tomates y<br />
cebollas.<br />
Sus sabores se intensifican al<br />
asarse, y sueltan sus jugos cuando<br />
se machacan para crear una salsa<br />
asada. Cuando baja la llama y las<br />
brasas están al rojo vivo bajo una<br />
capa de ceniza, la parrilla está lista<br />
para la carne.<br />
Es crucial reconocer este momento<br />
preciso: la prueba definitiva<br />
es poner tu mano encima del fuego<br />
a una distancia igual a la altura de<br />
una lata de cerveza durante cuatro<br />
o cinco segundos. Si solo puedes<br />
sostenerla menos tiempo, la llama<br />
está demasiado alta. Si puedes<br />
quedarte ahí más tiempo, hay que<br />
atizar el fuego.<br />
Junto con la carne comparte protagonismo<br />
el parrillero. Tradicionalmente<br />
es varón y corre a cargo<br />
de él no solo operar el asador, sino<br />
también comprar los ingredientes,<br />
extender la invitación y entretener<br />
a los asistentes. Lo único que<br />
necesita un buen parrillero es no<br />
arruinar nunca la carne, sacarla<br />
rápido y cortada para satisfacer la<br />
demanda, y asegurarse de que estén<br />
listas las tortillas calientes, la<br />
salsa, los frijoles y el guacamol. Él<br />
también debe guardar los recibos,<br />
para que todos puedan cooperar.<br />
Como invitado, lo único que se<br />
permite que traigas es cerveza fría<br />
o postre.<br />
Recordando esas carnes asadas<br />
sonorenses, anhelo el momento<br />
cuando podamos reunirnos de<br />
nuevo y compartir un taco imposible<br />
de cerrar, o dos. Espero que sea<br />
pronto.<br />
Sopa de pescado contra el hambre<br />
Por SERENA SOLOMON<br />
AUCKLAND, Nueva Zelanda —<br />
Leo Mulipola halló un salvavidas<br />
en un montón de cabezas de pescado.<br />
Mulipola, de 49 años, ha batallado<br />
para encontrar empleo durante<br />
la pandemia, así que, con un<br />
hogar de seis integrantes al cual<br />
alimentar, aceptó con entusiasmo<br />
la oportunidad de recoger cabezas<br />
de huachinango y rufo antártico donadas<br />
en un centro comunitario en<br />
Auckland, Nueva Zelanda.<br />
El centro comunitario, conocido<br />
como un marae en idioma maorí, ha<br />
estado distribuyendo dos toneladas<br />
de pescado a la semana, las partes<br />
descartadas con frecuencia en la<br />
pesca comercial y recreativa, a familias<br />
afectadas por la debilitada<br />
economía de Nueva Zelanda.<br />
“Costaría 150 dólares obtener<br />
una comida como esta”, dijo Mulipola,<br />
quien añadió que planeaba<br />
asar o freír el pescado, cuyos cachetes<br />
contienen carne grasa y cuyos<br />
ojos llamó sabrosos.<br />
Los maoríes e isleños del Pacífico<br />
no necesitan ser convencidos<br />
del valor de estas donaciones. Las<br />
cabezas de pescado son preciadas<br />
como un alimento “de jefes” en la<br />
cultura polinesia.<br />
Mas este esfuerzo no es solo<br />
asunto de beneficencia. Es parte<br />
de un movimiento para reducir el<br />
desperdicio de alimentos al alentar<br />
a la gente a que use más partes del<br />
pescado, al que por lo general se le<br />
retiran los filetes y luego es desechado.<br />
Por cada kilo de pescado<br />
producido por la industria de los<br />
mariscos, aproximadamente el doble<br />
de esa cantidad se convierte en<br />
desperdicio.<br />
Cuando solo se usan los filetes,<br />
eso significa que se consume aproximadamente<br />
una tercera parte<br />
del pescado, señaló Sam Woolford,<br />
quien dirige LegaSea, una organización<br />
en Auckland preocupada<br />
por las técnicas de pesca destructivas.<br />
El grupo de Woolford fue un<br />
motor en la creación de Kai Ika,<br />
la organización que distribuye las<br />
cabezas de pescado en Auckland.<br />
Kai Ika inició en el 2<strong>01</strong>6 con un<br />
problema. El Outboard Boating<br />
Club, en Auckland, tenía muchas<br />
cabezas, vísceras y esqueleto de<br />
pescado, sobrantes una vez que<br />
sus miembros fileteaban su pesca.<br />
Las partes indeseadas, que se quedaban<br />
afuera en el sol y producían<br />
una peste espantosa, parecían un<br />
desperdicio.<br />
Scott Macindoe, miembro del<br />
club y fundador de LegaSea, contactó<br />
a Papatuanuku Kokiri Marae,<br />
un centro comunitario maorí<br />
en South Auckland. Lionel Hotene,<br />
gerente del marae, se mostró feliz<br />
de aceptar las cabezas y huesos de<br />
pescado para la comunidad y usar<br />
las vísceras como fertilizante en los<br />
jardines orgánicos del centro.<br />
Un confinamiento de cinco semanas<br />
por el coronavirus que inició en<br />
marzo demostró ser complicado<br />
para Kai Ika. La pesca recreativa<br />
fue prohibida, lo que suspendió el<br />
suministro, incluso al tiempo que<br />
CORNELL TUKIRI PARA THE NEW YORK TIMES<br />
crecía la demanda por programas<br />
de alimentos. Así que Woolford estableció<br />
relaciones con dos compañías<br />
de pesca comerciales.<br />
Kai Ika distribuía 250 kilos de<br />
pescado a la semana antes del confinamiento.<br />
Ahora, entrega aproximadamente<br />
cuatro veces esa cifra.<br />
LegaSea ha abierto una estación<br />
de fileteado en una marina en Auckland,<br />
con la esperanza de volver a<br />
Kai Ika autosuficiente. Se les cobra<br />
alrededor de dos dólares por pescado<br />
a los marineros recreativos<br />
por el servicio de fileteado, y las<br />
Recogiendo cabezas de<br />
mero de una compañía<br />
de pesca comercial en<br />
Nueva Zelanda.<br />
cabezas, los huesos y las<br />
vísceras se envían a Papatuanuku<br />
Kokiri Marae,<br />
que ha empezado a distribuir<br />
las partes de pescado<br />
a otros marae.<br />
Entre los agradecidos<br />
por el pescado está Uhiua<br />
Lataimaumi, de 66 años,<br />
cuya esposa provee el único<br />
ingreso de la familia.<br />
Un viernes reciente, Lataimaumi<br />
lucía hambriento simplemente<br />
al hablar de las 10 bolsas de cabezas<br />
de pescado que estaba a punto<br />
de subir a su auto en Papatuanuku<br />
Kokiri Marae.<br />
“No podía conciliar el sueño<br />
pensando en el día siguiente”, dijo<br />
Lataimaumi sobre la escasez de alimento<br />
de su familia antes de empezar<br />
a recibir las cabezas de pescado<br />
gratuitas. Ahora, contó, su familia<br />
de cuatro integrantes comería cabezas<br />
de pescado la mayoría de las<br />
noches.