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Carmilla Libro

Drácula, de Bram Stoker, es el clásico unánime del subgénero vampiresco. Su mítico personaje permanece en la mente popular junto con las grandes invenciones de la literatura universal, como Ulises, El Quijote, Pinocho y Sherlock Holmes, merced a todas las adaptaciones audiovisuales, las versiones condensadas, las apariciones en series animadas, los productos que utilizan su imagen y las caracterizaciones infantiles en Halloween. Sin embargo, 26 años antes de Drácula estaba Carmilla. Sería ingenuo pensar que todo empieza con Drácula. Hay un puñado de relatos que fueron escritos antes y hacen parte de la tradición. De todos ellos, Carmilla es quizá el más importante por la originalidad de su abordaje, el compendio de rasgos y caracterizaciones vampiriles que contiene, la fuerza de su figura principal y la influencia directa de dicho texto en el clásico de Stoker. Si Drácula es el rey, Carmilla es la reina de esa dinastía que al sol de hoy –o a la luna llena, mejor– desemboca tanto en Anne Rice como en los vampiros estudiantiles de la saga Crepúsculo. Carmilla fue escrita por el autor irlandés Sheridan Le Fanu (1814-1873) y publicada en el magacín The Dark Blue entre finales de 1871 y comienzos de 1872.

Drácula, de Bram Stoker, es el clásico unánime del subgénero vampiresco. Su mítico personaje permanece en la mente popular junto con las grandes invenciones de la literatura universal, como Ulises, El Quijote, Pinocho y Sherlock Holmes, merced a todas las adaptaciones audiovisuales, las versiones condensadas, las apariciones en series animadas, los productos que utilizan su imagen y las caracterizaciones infantiles en Halloween. Sin embargo, 26 años antes de Drácula estaba Carmilla.
Sería ingenuo pensar que todo empieza con Drácula. Hay un puñado de relatos que fueron escritos antes y hacen parte de la tradición. De todos ellos, Carmilla es quizá el más importante por la originalidad de su abordaje, el compendio de rasgos y caracterizaciones vampiriles que contiene, la fuerza de su figura principal y la influencia directa de dicho texto en el clásico de Stoker. Si Drácula es el rey, Carmilla es la reina de esa dinastía que al sol de hoy –o a la luna llena, mejor– desemboca tanto en Anne Rice como en los vampiros estudiantiles de la saga Crepúsculo.
Carmilla fue escrita por el autor irlandés Sheridan Le Fanu (1814-1873) y publicada en el magacín The Dark Blue entre finales de 1871 y comienzos de 1872.

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Carmilla

Yo sabía lo que iba a pasar. Me cubrí los ojos, pues no

fui capaz de mirarlo. Volteé la cabeza para otro lado y,

en ese momento, oí un grito de una de las dos señoras

amigas quienes se habían alejado un poco de nosotros.

Finalmente la curiosidad me hizo abrir los ojos.

Y lo que contemplé fue una escena de confusión total.

Dos de los caballos estaban echados en la tierra; el

coche se recostaba sobre un lado con dos ruedas en el

aire; los hombres se dedicaban a soltar los tirantes del

arnés; y una señora, de aspecto imponente y de un aire

imperioso, había descendido del coche y quedaba de

pie retorciéndose las manos y, de vez en cuando, levantando

un pañuelo para enjugarse los ojos.

Acto seguido, por la portezuela de la carroza sacaron

en brazos a una mujer joven, aparentemente sin

vida. Mi viejo y querido padre ya se encontraba al lado

de la señora, sombrero en mano, evidentemente ofreciendo

su ayuda y los recursos de su castillo. La señora

parecía no escucharlo, o más bien no poder hacer otra

cosa que observar a la delgada muchacha a quien pusieron

a descansar en el terraplén.

Me acerqué. La muchacha se veía aturdida, pero

por fortuna no estaba muerta. Mi padre, que se preciaba

de poseer buenos conocimientos médicos, acababa

de colocar los dedos en su muñeca, y le aseguraba a

la señora, quien se declaró ser madre de la joven, que

su pulso, aunque tenue e irregular, todavía se distinguía,

sin la menor duda. La señora se juntó las manos

y miró hacia el cielo, como una expresión momentánea

de gratitud. Pero irrumpió en seguida con un gesto

dramático y teatral que, según entiendo, es natural en

ciertas personas.

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