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Revista Digital Hombres Top Dr. Richard Gonzalo Párraga

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Política y Sociedad

Dr. Diego Ayo Saucedo

Doctorado en Ciencias Políticas-La Paz

LA SENADORA

ANDREA BARRIENTOS

Y ¡VIVA EL MAS!

La Senadora Andrea Barrientos

de Comunidad Ciudadana confesó

¡secretos impúdicos! ¿Metió la

pata? No lo sé. Sin embargo, sí sé

algo: el gobierno de Arce no tiene

nada que ofrecer. ¿Han escuchado

ustedes cómo va a tratar el

deshielo del Illimani junto a la

nueva invasión de cooperativistas

buscando enriquecerse con

el magnánimo nevado?, ¿cómo

va a lograr evitar la destrucción

medioambiental del Lago Titicaca?,

¿qué puede decirnos de la

inutilidad del Aeropuerto de

Chimoré y el incremento gradual

de los cultivos de cocaína?,

¿cómo va a coadyuvar al desarrollo

urbano que según indicadores

internacionales es de los

más bajos del continente y el

mundo?, ¿qué va a hacer con la

crisis económica que comienza

a amenazar a pesar del aumento

circunstancial del PIB en 2021?

He ahí sólo algunas preguntas

que el presidente no responde.

El país está centrado en responder

a la mitomanía masista sobre

el golpe/fraude. Ese parece ser el

único problema de Bolivia. ¿Qué

tiene que ver todo esto con la

senadora? No hay duda: el presidente

se ha dedicado a odiar y

ese odio, precisamente ese odio,

es la política pública más remarcable

del gobierno. Cuando no

puedes tener un programa de

gobierno sólido (como seguramente

se tuvo de 2006 a 2009),

cuando no se tiene recursos para

impulsar políticas clientelares

comprándose a media tierra a

punta de obras, coimas, cargos

públicos sin carga alguna y dosis

inmensas de corrupción (como

seguramente se tuvo hasta 2016)

o cuando se hace fraude y desarrolla

una violencia contenida

(como acabó ocurriendo con la

salida vergonzosa de Evo Morales

del poder en 2019). Del programa,

al coqueteo clientelar y de

este coqueteo al fraude.

¿Qué significa esto? Que ya no

queda alternativa alguna para

enamorar. La forma que tiene hoy

en día el MAS para atraer electoralmente

a la población se restringe

a vulgares apelaciones al

racismo, la guerra contra “nosotros”,

el golpe de Estado, la

corrupción de Jeanine, entre las

apelaciones más destacadas.

¿Qué efecto tiene este discurso?

La enemistad total. El eje de

la política nacional es sólo uno: el

odio. Es un odio que mete en un

sarcófago cualquier política racional.

Los inteligentes como Mesa o

Tuto están fuera de moda: no

mienten (no mucho), no prometen

todo y, sobre todo, no están obsesionados

con culpar a los “otros”

de todo lo que pasa: llueve poco,

culpa de los q´aras; se pierde un

contrato, culpa del corrupto de

Mesa; se quedan sin plan de

gobierno, culpa del Tuto por

juntarse con los gringos.

Esa es la miserable política que

tenemos hoy en día: una política

de la deconstrucción total: se

gana restando méritos, asegurando

que son perversos por ser

blancos, jurando que roban

porque así robaron Hernán Cortés

y Francisco Pizarro. No hay jamás

una sola idea que pueda hacernos

pensar que hay un futuro. No

hay una sola frase que permita

tranquilizarnos y creer que podemos

construir un país armónicamente.

No hay una sola sugerencia

para disminuir el bestial odio

que destila el presidente Arce. No

hay la menor posibilidad de reducir

el vulgar victimismo de Evo

Morales. Ese es el país que tenemos:

totalmente polarizado entre

buenos y malos.

¿Es esto lo peor? No, lo peor es

que cuando una Senadora propone

un diálogo, habla bien de

algún masista, reconoce algún

avance gubernamental se la juzga

con la tesis masista: aquella del

odio. ¿Cómo se le ocurre a esa

Senadora conversar, hablar bien,

acercarse al enemigo? Esas son

las preguntas que nos hacemos,

sin darnos cuenta que hemos

caído en el juego del MAS. Nos

hemos convertido en Arces odiadores

y/o en neo-masistas

convencidos de la necesidad de

insultar. Y, claro, cuando aparece

una senadora que quiere hacer

las paces, así sea de chiripazo,

nos asusta y … ¡la penalizamos!

Yo le daría un premio, le agradecería

y le diría que va bien. Solita,

pero bien…

-5-

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