Revista Festival de Cine de Cartagena 2022 | Diario Criterio
Revista Festival de Cine de Cartagena 2022 | Diario Criterio
Revista Festival de Cine de Cartagena 2022 | Diario Criterio
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Pier Paolo Pasolini:
una
Este año se conmemora el centenario del nacimiento de uno de los intelectuales
más influyentes y polémicos del siglo XX. El FICCI presenta cuatro de sus
películas que abarcan una década e intereses diversos y de gran actualidad.
Por Pedro Adrián Zuluaga
Pasolini era un niño de pocos años cuando tuvo su primer
encuentro premonitorio con el cine: vio, en la calle, el
afiche de una película donde un tigre se preparaba para
despedazar –o quizá comerse– a un hombre. El niño, en
vez de asustarse como se esperaría, quiso ver la película. Sus padres
no lo permitieron. Esta “escena primitiva” de deseo, transgresión
y prohibición la cuenta Nico Naldini, insuperable biógrafo de Pasolini,
y pueden verse en ella las claves para mirar el abismo de un
hombre fascinado por fuerzas arcaicas e irracionales en aguda tensión
con un deseo de orden y comprensión.
La realidad, para Pasolini, era desbordamiento y pasión. Al escribir
–y lo hizo profusamente– sentía que la vida estaba contenida por un
sistema convencional de signos: las palabras. Con el cine encontró que
podía “expresar la realidad a través de la realidad”. A partir de Accattone
(1961), su primera película, se produce en Pasolini una explosión
de su amor –sin filtros– por los cuerpos, las acciones y los gestos.
Accattone –uno de los cuatro títulos de Pasolini que presentará
el FICCI– entronca con la tradición neorrealista de películas volcadas
a la representación de la vida en sus propias condiciones de
emergencia, pero la lleva a un lugar donde se anudan lo épico y lo
mítico. El mundo de los arrabales romanos es presentado con una
mezcla de crudeza y monumentalidad, como si la influencia de
Giotto y Masaccio, pintores que fueron una referencia de Pasolini
para construir la visualidad de la figura humana, se encontrara
con el deseo de “dar a ver” de manera directa, casi cruel: la de un
Rossellini o un Mizoguchi.
Prostitución, sexualidad y crimen aparecen como intereses de
Pasolini en su exploración de las periferias romanas en Accattone.
Pero al director no lo mueve solo el deseo de escandalizar –aunque
su vida fue un incesante escándalo– sino el de investigar la
densidad cultural de estos espacios periféricos, considerados bárbaros
por la cultura oficial. En eso, Pasolini tendrá un declarado
heredero en un cineasta –y poeta– como el colombiano Víctor
Gaviria. A ambos les interesarán las lenguas menores, y la manera
en que los jóvenes desafían toda autoridad con su sola existencia.
A propósito de una escena de Teorema, que arroja luz sobre un
mundo oculto de prostitución en la Estación de Trenes de Milán, la
profesora italiana Alessandra Merlo sintetizó así los intereses cinematográficos
de Pasolini: “Mostrar los actos que en nuestra sociedad
definen al sexo (…) entre lo que dicta la dignidad y lo que nos
empuja a darnos vuelta, caminar, comprometernos”. Pasolini mismo,
micrófono en mano, viajó por Italia y les preguntó a sus compatriotas
por la sexualidad. Pone en lo público lo que siempre se
consideró privado. El resultado es Comizi d’amore (1964), un filme
* Periodista y crítico de cine de Diario Criterio.
Las cuatro películas de Pasolini
que se verán en el FICCI:
Accattone, Comizi D'amore,
Pocilga y El Decameron.
12