ElEspinar328
Nueva edición
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#solucióntravesíaSanRafael
El Espinar
número 328
Los camellos de El Gazel
No era el 5 de enero ni llegaban
los Reyes Magos, a pesar de las
alforjas llenas de regalos fabulosos.
La caravana atravesó el puerto
hasta tierras de El Espinar,
pasando por la venta de Gudillos
y dejando boquiabiertos a viajeros
y lugareños. Unos hombres extraños
con turbantes y largas túnicas,
pajes y sobre todo unos animales
nunca vistos por estas latitudes,
nada menos que diez camellos y
cuatro dromedarios. ¿Quiénes
eran?
LA EMBAJADA DEL SUL-
TÁN
A mediados del siglo XVIII aún
existían corsarios en el
Mediterráneo y cautivos en las
dos orillas del mar. Aquella situación
anacrónica y tensa suponía
un quebradero de cabeza para los
ministros de Carlos III, en especial
para el secretario de Estado
Jerónimo Grimaldi, que promovió
un tratado de paz con el sultán de
Marruecos, Mohamed III.
Las negociaciones se realizaron
por medio de sendas embajadas,
la del prestigioso marino Jorge
Juan en Marruecos y la de un alto
personaje de la corte del sultán
que viajó a España, Abul Abbas
Ahmed Ben El Mehdi Al Gazzal,
(en español “El Gazel”).
El embajador llegó a Madrid el 11
de julio de 1766 pero la familia
real, con el pretexto del luto por la
muerte de la madre de Carlos III,
había puesto tierra de por medio
tras el reciente motín de
Esquilache y se encontraba en el
palacio de La Granja. La comitiva
de El Gazel, atravesó el puerto por
el nuevo camino que apenas llevaba
unos años abierto.
“El rey ha gastado infinito dinero
en este camino que separa las
montañas. En él sirven algunos
musulmanes que sufren en las
canteras extrayendo piedras con
Llegada de El Gazel a La Granja, 21 de agosto de 1766
cuerdas. Cuando salimos de
Madrid había allí veinticuatro
musulmanes a los que prometimos
intermediar por su regreso,
de lo que estuvieron profundamente
agradecidos” (Crónica del
viaje de El Gazel).
El embajador cruzó el alto del
León a mediados de agosto, pasó
por tierras de El Espinar y llegó a
Segovia, desde allí se dirigió a La
Granja donde presentó sus credenciales
al rey el 22 de agosto,
entregó sus obsequios - camellos
incluidos - y llevó a cabo la negociación
del tratado.
A su regreso volvió por la misma
ruta el 5 de octubre de 1766.
Finalmente, tras un largo periplo
por Cartagena, donde estaba la
mayor parte de presos norteafricanos,
Lorca, Baza y Granada,
embarcó en Cádiz en el mes de
noviembre acompañado del marino
Jorge Juan, que de este modo
comenzaba la segunda parte de la
misión diplomática en tierras del
sultán.
LOS PRESOS DEL ALCÁZAR
Acostumbrados a las crónicas de
viajeros europeos por España, llenas
de tópicos y mirándonos por
encima del hombro, es una lástima
que, salvo algún fragmento,
no haya sido traducida al castellano
la narración del viaje de El
Gazel atravesando nuestros pueblos
y ciudades. La única edición
completa se publicó en árabe
(Larache, 1947) con el título de
“Consecuencias del esfuerzo en la
paz y en la guerra”, con la sorprendente
visión de un noble de
una corte próxima en el mapa,
pero muy alejada en costumbres y
cultura. Gracias a ella descubrimos
la presencia de forzados
musulmanes en los trabajos del
puerto de Guadarrama, seguramente
capturados en el
Mediterráneo, pero no eran los
únicos.
En el alcázar de Segovia también
permanecían recluidos un grupo
de arráeces (patrones de barco,
probablemente corsarios) cuya
liberación se acordó en la negociación
del tratado, aunque no
eran súbditos del sultán de
Marruecos sino argelinos. Para
dar cuenta de su situación escribieron
una carta en español, ya
que no les permitieron hacerlo en
su lengua:
“La congregación de arráeces presos
en Segovia suplicamos a Sidi
Mohamed Bajá de Argel, que
Dios mantenga para hacer bien a
sus vasallos: os hacemos saber
que hace seis años que estamos
bajo de llave (…) en una ciudad
llamada Segovia, muy distante del
mar. De noche nos encierran y de
día nos abren las puertas. (…)
Cuando vienen los cristianos no
los dejan entrar para que hablen
con nosotros hasta que les da
licencia el que nos gobierna. En
Los camellos en Aranjuez
cuanto a hierro (grilletes) no nos
ponen ninguno y cada uno tiene
su cama. La ropa nos la dan todos
los años y estamos bien vestidos,
nos dan tres reales a cada uno
todos los días, que equivalen a
cinco blanquillos de nuestra tierra
(…) En cuanto a los demás compañeros
no sabemos nada de ellos,
si han muerto o viven.” (AHN
Estado, legajo 4.308).
Fuese o no una declaración sincera,
no hay duda de que las condiciones
de los cristianos cautivos
en Argel eran infinitamente peores.
En otro documento se aclara
que estos marinos ocupaban alguna
de las antiguas estancias reales
del palacio y se entretenían criando
pájaros, sin que se les exigiera
trabajo alguno.
En efecto, los presos recobraron la
libertad, pero los que se quedaron
para siempre fueron los camellos,
el “regalo estrella” de El Gazel a
Carlos III. No eran extraños en
Canarias o en el sur de la península
donde se usaban como animales
de tiro, pero en estas tierras eran
Embajador marroquí ante Carlos III en 1790
unas bestias desconocidas.
Después de causar la admiración
de los cortesanos en La Granja,
los camellos volvieron por el
puerto hasta los fértiles campos de
Aranjuez. Allí existía un buen
rebaño de camellos desde hacía
años, empleados para el acarreo
de leña o material de obra y, al
mismo tiempo, para sorprender a
los visitantes del Real Sitio, por lo
que el refuerzo de los animales de
El Gazel fue bienvenido. Incluso
hay un grabado de esas fechas en
el que aparecen pastando en las
praderas de la vega del Tajo.
De aquel modo, embajador, presos
y camellos traspusieron de
nuevo las cumbres de la sierra con
El Espinar al fondo, cada uno
hacia un destino diferente, pero
dejando un recuerdo que tardó
mucho tiempo en borrarse.
Gracias al personal del Archivo
Histórico Nacional y de la
Biblioteca Nacional por sus orientaciones
y las facilidades en acceder
a la documentación.
Carlos Parrilla
Autocares Saiz Garrido
Empresa de El Espinar
Especializada en TRANSPORTE DE VIAJEROS
Carretera de Avila, SG 500, Km 4, El Espinar, Segovia
info@saizgarrido.com • 921 18 19 66, 607 11 30 77
¿Sabías que...?
El protagonista de la obra literaria “Cartas Marruecas” de José
Cadalso, se llama Gazel en honor a este embajador que causó
una profunda impresión en España por el lujo y exotismo de su
comitiva.