Libro digital / Entre vidas amargas
Libro hecho por los específicos de Literatura y Artes plásticas.
Libro hecho por los específicos de Literatura y Artes plásticas.
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Ⅰ
Valentina fue una bebé muy esperada por sus padres, ya que era la primera
hija de ambos. Fue tan esperada que cuando nació todos lloraron de alegría
al verla. Era muy linda y tranquila, no lloraba a menos que necesitara algo, y
se comportaba de maravilla. Conforme fue creciendo sus padres se dieron
cuenta de lo observadora que era, pues Valentina miraba cada detalle de las
cosas e incluso estaba muy atenta a las situaciones de su alrededor. Cuando
cumplió tres años nació su hermana Camila, otra bebé muy esperada en la
familia. Le agradaba mucho, le gustaba mirar a su hermanita y observar cada
movimiento que hacía; era tan raro, pero al mismo tiempo muy entretenido.
A la edad de siete años Valentina era una niña muy inteligente e
independiente, adoraba hacer las cosas sola y aprender de los demás.
Observar hasta ahora le resultaba útil; gracias a eso entendía rápido, pero
incluso una niña tan pequeña sabe cuándo algo anda mal. Fue cuando se hizo
presente la persona que dañaría su estabilidad, tranquilidad y felicidad: Ángel,
el hermano de su padre, apareció de la nada. Valentina no entendía qué hacía
en su casa, no entendía su desesperación al hablar con su padre, ni su olor
tan desagradable, ni por qué su mamá la llevó a su cuarto con Camila. Ella no
le dio más importancia, pues sabía muy bien que esos no eran sus asuntos.
La mañana siguiente despertó muy temprano y vio a su tío profundamente
dormido en el sillón, pero ella no esperaría que eso se convirtiera en el pan
de cada día. Veía al mundo como su fruta favorita: un plátano; un hogar dulce
y amarillo, cuando su tío llegó, la casa empezó a pintarse de negro, a pudrirse.
Por su culpa, sus padres discutían, la casa era un desastre, y no le ponían
atención ni a ella ni a su hermana. Todo parecía ir muy rápido y, de repente,
ya tenía nueve años. Durante todo ese tiempo Ángel no parecía tener
intenciones de irse pronto de la casa. Valentina lo escuchaba llegar por las
noches montando escándalos; escuchaba los intentos fallidos de sus padres
de calmarlo; también oía las discusiones de sus padres queriendo que él se
23