EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022
Antología de cuentos de autores de habla hispana
Antología de cuentos de autores de habla hispana
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Me obligué a cerrar los ojos para no ver lo que siguió. Ella se
inclinó sobre él, mordiéndole suavemente una oreja... Y no quise
saber más. Pero la oí susurrarle:
—¡Claro! Sabes que soy buena en eso, ¿no?
Después volvieron a encerrarse en la alcoba. Transcurrieron
algunas horas... Entre tanto, mis forcejeos habían dado algún
resultado. ¡Los nudos se aflojaban!
—Un poco más y...
Lo logré al fin. ¡Estaba libre! Me froté las muñecas y los
tobillos y traté de ponerme en pie. En un tris estuve de caer redondo,
porque una de mis piernas, la sana, estaba dormida, pero logré
evitarlo. ¡No había que hacer el más mínimo rumor!
—¡Ahora es mi turno, maldito! —mascullé, entre dientes
apretados.
Silencioso como una cobra reptando hacia su presa, fui hasta
la cocina y me apoderé de una cuchilla de cortar carne. En puntas
de pie, sin zapatos, avancé... muy lentamente... hacia el dormitorio.
El sonido del aire que escapaba de mis pulmones me parecía el de
un huracán, pero estaba seguro de que no se iba a oír desde adentro.
Tomando infinitas precauciones, entreabrí la puerta.
Reinaba una completa oscuridad. Afiné los oídos. Sí..., aquello era
el rumor acompasado de la respiración de un hombre dormido. ¡Era
el momento! ¡Les haría pagar a ambos! ¡Los mandaría juntos a
asarse en el infierno!
Levanté la cuchilla, dispuesto a descargarla con todas mis
fuerzas.
Sonó de súbito un disparo, y fue la noche negra para mí. Por
entre la bruma de mi desvanecimiento oí, como en un delirio, la voz
de Mylène, apagándose paulatinamente:
—Lo siento mucho, hermano. ¡Pero no puedo permitírtelo!
Volví en mí sentado en una silla, bien atado otra vez. Un dolor
agudo y pulsante en el brazo izquierdo terminó de espabilarme. Noté
que estaba vendado.
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