EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 82 DICIEMBRE 2022
Antología de cuentos de autores de habla hispana
Antología de cuentos de autores de habla hispana
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Aunque lo sospechaba desde el inicio, recién pude ratificar la
verdad. Tuve que bajar al primer piso sin saludar a nadie. Al pasar
por el doscientos cinco, cuya puerta cerrada parecía amortiguar la
bulla interior, me asaltó la duda de avisarle a don Orestes que
aquella vieja loca les guardaba rencor, pero decidí continuar mi
camino.
El sol de diciembre, turbio y arenoso por la contaminación,
pareció recibirme sin brisas ni aires apacibles. Los bocinazos
cortantes, los ladridos de los perros, un carretero que ofrecía sus
frutas con altoparlantes, el olor a gasolina y petróleo, me hicieron
soltar un escupitajo con bilis.
Antes de ir al puesto de periódicos, decidí desayunar en el
mercadillo de la cuadra. Cuando me limpiaba con la servilleta, decidí
averiguar ciertas dudas y le pregunté a la señora de la comida si
sabía de algún lío grave entre don Orestes y doña Bertha. Pero ella
no sabía mucho del asunto. ‹‹Solo discusiones por la basura, joven,
luego de ahí nada más››, dijo. Aquella respuesta me asustó un poco.
‹‹Recuerdo que don Orestes la trató de loca››, recordó.
Al llegar al puesto de los periódicos, compré el ejemplar de
inmediato. Ni siquiera vi la portada ni las llamadas de carátula.
Además, el muchacho que atendía me caía mal. Siempre arqueaba
el ceño y nunca te miraba el rostro. Sin embargo, aquella mañana
pareció sonreírse al verme, como si recién se enterara de que yo era
escritor. Un escritor. Un escritor reconocido. Un escritor cuyo
nombre aparecía en la lista de los mejores autores del año y, por qué
no de acá diez años, de la década. Me alejé apresurado, como si
aquel esbozo de sonrisa hubiese sido el anuncio del triunfo
esperado.
Como un caminante apresurado, regresé sin mirar nada. Ni
el diario, ni a las personas, solo contemplando cabizbajo el sabor de
la victoria. Tanto había esperado aquel momento. Al subir de dos en
dos las gradas, abrí tan presuroso la puerta que la llave casi se me
escapó de las manos. Me dirigí de inmediato al sofá, me arrebujé en
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