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Editorial Las
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areaminera
La nueva era de la
minería subterránea
personas que no han tenido la suerte de conocer hoy una faena moderna de la gran minería subterránea,
seguramente tienen un concepto muy diferente a lo que es en realidad. Tal vez se imaginan
una versión más moderna y a mayor escala de un lugar similar al descrito por Baldomero Lillo en su
libro Sub-Terra, lo que está diametralmente opuesto a la realidad.
La gran minería subterránea ha tenido en nuestro país, al igual que en todo el mundo, una historia
con algunos capítulos poco afortunados. En sus inicios las condiciones de trabajo no eran las más
adecuadas y los conceptos de seguridad y de prevención de riesgos no estaban incorporados en la
conciencia de las empresas y tampoco en la de los trabajadores, existía un concepto indemnizatorio
que trataba de compensar los daños de un trabajo que se asumía altamente riesgoso. Tan arraigado
estaba este concepto que en la década de los 60, cuando se instaló el sistema de ventilación en El
Teniente, los obreros se fueron a paro, pues si se acababa la silicosis se acababan las indemnizaciones,
las que solían ser lo suficientemente buenas para que se cometieran extravagancias como
cortarse un dedo en la línea del tren, en contubernio con compañeros, así bajaban a Rancagua con
los bolsillos llenos, la garganta sedienta de alcohol y el cuerpo ávido de mujer..., dicen que en esa
época Rancagua era una sola y gran “casa de huifa”.
Hoy, si bien es cierto queda tarea por hacer, la situación es diametralmente opuesta, las condiciones
laborales, de seguridad y prevención de riesgo, cumplen los mismos estándares de países desarrollados
y la conciencia sobre la importancia de estos factores hace imposible aceptar, por parte de los
trabajadores, tasas de enfermedades que antiguamente hubiesen sido más que favorables.
La gran minería subterránea nos presenta un aspecto acorde a la modernidad, en sus túneles encontramos
toda la tecnología disponible, maquinaria telecomandada, sistemas de ventilación con
control automático, computadores, redes fotónicas que transmiten imágenes, audio e información,
circuito cerrado de televisión con pantallas de alta resolución, sistemas de comunicación visual con
tecnología de led, etc.
Todo esto sólo es el comienzo de una nueva era que ya está en marcha, para lograr que una faena
esté plenamente integrada a través de una plataforma de información que permita centralizar todas
las áreas en mina, optimizar en tiempo real la toma de decisiones y operar la faena subterránea a
kilómetros de distancia, vía control remoto en un confortable ambiente de trabajo.
Entonces, la tarea que claramente se vislumbra es evidente y es respecto a la capacitación de las
personas que serán necesarias para operar y desarrollar estos procesos en la nueva era de la minería
subterránea.
MAYO 2007
www.aminera.cl
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