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Brasil y V<strong>en</strong>ezuela (con estados) y Arg<strong>en</strong>tina (con<br />
provincias).<br />
En los demás países que apostaron por el estado<br />
unitario, se llegó a una gran conc<strong>en</strong>tración que dio<br />
orig<strong>en</strong> al c<strong>en</strong>tralismo, de corte francés, que avanzado<br />
el siglo XX ha ido revirti<strong>en</strong>do <strong>en</strong> forma paulatina. Asi, se<br />
han introducido, según los países, diversas<br />
modalidades de desc<strong>en</strong>tralismo, todas ellas de<br />
desigual calibre, pero <strong>en</strong> plan de perfeccionami<strong>en</strong>to.<br />
Algunas interesantes pero limitadas, como <strong>en</strong> Chile,<br />
otras más audaces, como es el caso de Colombia, y<br />
otras <strong>en</strong> sus <strong>inicio</strong>s (como es el caso del Perú). En<br />
países pequeños, como los c<strong>en</strong>troamericanos, el<br />
problema no alcanza el nivel que se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> países<br />
más grandes.<br />
Ahora bi<strong>en</strong>, después de mucho tiempo, se ha visto<br />
que el c<strong>en</strong>tralismo, <strong>en</strong> realidad, no es conduc<strong>en</strong>te y no<br />
ayuda a la gobernabilidad, y <strong>en</strong> eso existe clara<br />
conci<strong>en</strong>cia. Y por eso los esfuerzos de los últimos años<br />
van <strong>en</strong> ese s<strong>en</strong>tido. Sin embargo, a contracorri<strong>en</strong>te de<br />
este esfuerzo, se da <strong>en</strong> la experi<strong>en</strong>cia la práctica de<br />
federaciones c<strong>en</strong>tralizantes, lo que es paradójico, y de<br />
lo cual es vivo ejemplo la Arg<strong>en</strong>tina, V<strong>en</strong>ezuela y <strong>en</strong><br />
cierto s<strong>en</strong>tido, México.<br />
Esto es sólo un punto de vista, que ayuda a la<br />
gobernabilidad, pero que no es determinante.<br />
5. El presid<strong>en</strong>cialismo como mal y cómo<br />
superarlo<br />
En los últimos tiempos ha arreciado una crítica al<br />
presid<strong>en</strong>cialismo tal como se da <strong>en</strong> la América Latina,<br />
atribuyéndole prácticam<strong>en</strong>te todos los males políticos<br />
que soportan nuestras naciones, y como contrapartida<br />
pregonan cambios sustanciales <strong>en</strong> los sistemas de<br />
gobierno, proponi<strong>en</strong>do como bálsamo para todos estos<br />
males la adopción del parlam<strong>en</strong>tarismo. Y <strong>en</strong> algunos<br />
casos más matizado, el modelo semipresid<strong>en</strong>cial de<br />
orig<strong>en</strong> francés (1958), aun cuando con algunos<br />
anteced<strong>en</strong>tes. En otras palabras, se pide remplazar lo<br />
que se ti<strong>en</strong>e y que no funciona bi<strong>en</strong>, por lo que no se<br />
ti<strong>en</strong>e y, según se dice, funciona bi<strong>en</strong> (así Linz y sus<br />
seguidores).<br />
El planteo así descrito <strong>en</strong> forma por demás<br />
sumaria, parte, <strong>en</strong> mi opinión, de un <strong>en</strong>foque<br />
defectuoso. Cual es considerar que algunas formas de<br />
gobierno son mejores que otras. Que eso lo afirmas<strong>en</strong><br />
los clásicos, cuando la teoría política era más<br />
prescriptiva que descriptiva y más filosófica que<br />
empírica, era perfectam<strong>en</strong>te explicable, y así hasta el<br />
siglo XIX. Pero que hoy, a fines del siglo XX y principios<br />
del XXI, se siga con esa postura, es algo que no se<br />
compadece con el actual estado de la cuestión.<br />
Y es que <strong>en</strong> realidad no exist<strong>en</strong> modelos bu<strong>en</strong>os o<br />
malos, sino modelos que funcionan bi<strong>en</strong> y modelos que<br />
funcionan mal. Y dicho funcionami<strong>en</strong>to no es producto<br />
del modelo per se, sino del <strong>en</strong>torno al cual se aplica.<br />
Los modelos son productos históricos y son difíciles de<br />
exportar, aun cuando se d<strong>en</strong> situaciones políticas y<br />
sociales parecidas. Muchos son los que pued<strong>en</strong> alabar<br />
el sistema parlam<strong>en</strong>tario <strong>en</strong> Alemania o la monarquía<br />
inglesa o el régim<strong>en</strong> conv<strong>en</strong>cional suizo. Pero eso no<br />
quiere decir que sean mejores que los otros, sino que<br />
<strong>en</strong> esos países, por especiales razones históricas y<br />
políticas, funcionan bi<strong>en</strong>, sin que eso sea garantía de<br />
que trasladados a otros ambi<strong>en</strong>tes, funcion<strong>en</strong> igual que<br />
<strong>en</strong> sus lugares de orig<strong>en</strong>.<br />
Ante todo hay que t<strong>en</strong>er pres<strong>en</strong>te que el<br />
presid<strong>en</strong>cialismo <strong>en</strong> América Latina, se adoptó desde<br />
muy pronto por una serie de razones, pero<br />
básicam<strong>en</strong>te dos: la primera es que era prácticam<strong>en</strong>te<br />
lo único aceptable que existía <strong>en</strong> el panorama para las<br />
nuevas naciones. Si revisamos el mapa político de<br />
<strong>en</strong>tonces, pasado el periodo de la llamada “Europa<br />
napoleónica”, lo único que existía desde la p<strong>en</strong>ínsula<br />
ibérica hasta el Imperio Otomano, era monarquías,<br />
más o m<strong>en</strong>os despóticas, imperios férreos y ninguna<br />
democracia efectiva (Suiza recién iniciaba su<br />
andadura, y las repúblicas italianas del r<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to y<br />
de fines del siglo XVIII, eran sólo un recuerdo). Y lo<br />
único exitoso eran los Estados Unidos, creador<br />
precisam<strong>en</strong>te de ese modelo. Y porque además, <strong>en</strong><br />
países con inm<strong>en</strong>sos territorios, sin tradición política,