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Centurion Argentina Winter 2015

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STYLE & BEAUTY EN LOS

STYLE & BEAUTY EN LOS DETALLES CONVITES Y DIAMANTES Cada vez es más habitual que las firmas de alta joyería ofrezcan a sus clientes algo más que sólo joyas. Avril Groom reporta sobre cenas de gala y eventos exclusivos que son la ocasión perfecta para echar un primer vistazo a las últimas colecciones En todos los ámbitos, tanto si se trata del escalafón más alto en el mundo del arte, el sector de los vinos más selectos o el estrato de melómanos expertos, deleitar a los clientes con los artículos de su portafolio, por muy especiales que estos puedan llegar a ser, ya no es suficiente. Además de eso, hay que mimarlos y encandilarlos, sobre todo cuando van a pagar una cuantiosa suma de dinero por algo como una joya. Entonces, ¿cómo se podría presentar su última colección valorada en varios millones de dólares de forma que incite a comprarla? La respuesta cada vez más frecuente es hacer de la experiencia algo que el dinero no puede comprar. Ahora que las personas que más gastan empiezan a dar mayor importancia a la experiencia que a la compra, ha surgido entre las firmas de alta joyería una especie de competencia deportiva a la hora de presentar piezas únicas (una de las actividades más sacrosantas en las relaciones del comercio minorista) a sus principales clientes. Y se trata de un deporte que cada vez se juega más por el Mediterráneo, con eventos en los que las marcas intentan conservar la fidelidad de los clientes que en el pasado gastaron varios millones, o bien atraer a aquellos que mostraron interés pero nunca materializaron la compra. El planteamiento no es tan 2 1 mercantilista como podría parecer. «Vemos a muchos de nuestros clientes como amigos. Los hemos llegado a conocer bien con los años. Muchos coleccionan nuestras joyas y todos quieren ser los primeros en conocer las novedades, por eso han mostrado un enorme interés por este lanzamiento», afirma Hamdi Chatti, vicepresidente del departamento de relojes y joyería en Louis Vuitton, que lanzó su nueva colección de alta joyería Acte V/ The Escape en la isla de Capri. Entre las piezas se incluyen elegantes diseños de inspiración art déco e impresionantes piedras como ópalos negros más oscuros y límpidos que las aguas de los acantilados de Capri, así como una plétora de diamantes. Durante una semana se presentaron en persona en un elegante hotel donde los clientes entraban y salían de forma muy discreta sin tener que encontrarse, excepto en cenas casuales organizadas en algunos de los mejores restaurantes de la isla. Lujo en estado puro. Sin embargo, la joya de la corona para Vuitton consistía en ofrecer a los coleccionistas más expertos una experiencia inolvidable. En lo alto de un acantilado, en uno de los parajes más agrestes de Capri, se encuentra un célebre ejemplo de arquitectura de mediados del siglo xx: la mastodóntica Casa Malaparte, una propiedad que sigue perteneciendo a la familia FOTOGRAFÍAS DESDE ARRIBA: © VAN CLEEF & ARPELS, © DOLCE & GABBANA 40 CENTURION-MAGAZINE.COM

FOTOGRAFÍAS EN EL SENTIDO DE LAS MANECILLAS DEL RELOJ DESDE ARRIBA A LA IZQUIERDA: © LOUIS VUITTON (2), VINCENT WULVERYCK/CARTIER, © DOLCE & GABBANA, VINCENT WULVERYCK/CARTIER, © VAN CLEEF & ARPELS Nuevas piezas de Seven Seas de Van Cleef & Arpels (1, página anterior, y 5), vancleefarpels.com; Alta Gioielleria de Dolce & Gabbana (2, página anterior, y 8) dolcegabbana.com; Acte V/The Escape de Louis Vuitton (3 y 6), louisvuitton.com; y Étourdissant de Cartier (4 y 7), cartier.com 4 3 5 del responsable de su diseño y construcción. Esta edificación, siempre presente en numerosos libros de arquitectura, nunca antes se había abierto al público hasta que la familia agasajó a los clientes de Louis Vuitton para la presentación de su colección. Las modelos desfilaron con las joyas por el majestuoso salón principal con impresionantes vistas al mar, a lo que siguió una cena a la luz de las velas en la azotea. Cartier pisa aún más fuerte en el sector del lujo. La presentación en Cap d’Antibes de su línea de alta joyería Étourdissant (que significa “deslumbrante” y precisamente eso es lo que es) duró dos semanas y, al igual que el evento de Vuitton, contó con la presencia de clientes llegados de todo el mundo. La colección, que se mostró junto a algunas destacadas gemas vintage, incluye importantes piedras históricas con incrustaciones sorprendentemente modernas y diseños muy imaginativos que reinventan la tradición dándole un toque contemporáneo. La colección se presentó en una casa privada, una de las más grandiosas en Cap, y sólo unos pocos afortunados acudieron a la cena en la última residencia de Picasso, donde su estudio permanece intacto aunque cerrado al público. Algunas firmas organizan eventos a menor escala y tan exclusivos que ni siquiera se filtran imágenes, a pesar de celebrarse en una era marcada por 8 6 7 las comunicaciones instantáneas. Van Cleef & Arpels eligió Mónaco para lanzar su ambiciosa y hermosa colección Seven Seas. Además de una abundancia de piedras azules y motivos marinos –desde caballitos de mar hasta tortugas–, la colección también incluye tesoros submarinos menos evidentes como perlas y coral. Los clientes más importantes fueron invitados a una cena en palacio ofrecida por el príncipe Alberto y la princesa Charlene –para muchos motivo suficiente para asistir– que además incluía una codiciada invitación al desfile de alta costura bianual de Dolce & Gabbana. El lugar elegido fue Portofino y se presentaron prendas con reminiscencias del glamour clásico de la Costa Azul acompañadas de piezas de alta joyería de intrincado diseño. Montar un evento como éstos resulta extremadamente caro, pero suele beneficiar a ambas partes; por ejemplo, el mantenimiento de la Casa Malaparte en la ventosa Punta Massullo de Capri supone una carga pesada para la familia; incluso algunas de esas casas están discretamente en el mercado. La familia real monegasca es famosa en el mundo de las organizaciones benéficas y estos clientes a menudo hacen donaciones. ¿Quiere esto decir que los eventos funcionan en términos de ventas? La respuesta es un sí rotundo. «Nunca se sabe quién puede comprar», afirma Laurent Feniou, director gerente de Cartier en el Reino Unido. Lo cierto es que, al menos en el mundo de la alta joyería, hay que dar para recibir. CENTURION-MAGAZINE.COM 41

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