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VIERNES<br />
30 Conexión a internet: http://www.elperiodico.com<br />
14 DE FEBRERO DEL 2014<br />
Cosas de la vida sociedad<br />
Las lagunas de la tregua invernal<br />
Pobre amparo<br />
contra la pobreza<br />
energética<br />
El decreto que debía vetar<br />
cortes a los pobres no cuenta<br />
con seguimiento del Govern<br />
El límite de renta y el requisito<br />
de estar pagando una tarifa<br />
social limitan su aplicación<br />
TONI SUST<br />
BARCELONA<br />
El Gobierno catalán logró en<br />
diciembre comunicar una<br />
idea relevante, que fue celebrada<br />
en los titulares de<br />
prensa. No era para menos: un acuerdo<br />
entre CiU y ERC permitió aprobar<br />
un decreto que en teoría impide a las<br />
compañías cortar el suministro de<br />
electricidad y gas a personas en situación<br />
de pobreza durante los meses<br />
de más frío, de noviembre a marzo.<br />
Pero a Francesc Xavier Santos Romero<br />
esta norma no le ha servido de<br />
nada: el lunes le cortaron la luz. Este<br />
vecino de Girona, en paro y sin ingresos,<br />
cabeza de una familia monoparental<br />
formada por él y sus dos hijos<br />
varones de 14 y 9 años, agotó hace ya<br />
un mes la renta activa de inserción,<br />
que hasta entonces le reportaba 426<br />
euros mensuales.<br />
Sobre el papel, su condición de<br />
necesidad es exactamente la que se<br />
se supone que quería proteger dicho<br />
decreto. Santos ingresa menos<br />
de 569,12 euros (porque no cobra nada),<br />
el indicador de renta de suficiencia,<br />
límite fijado para acogerse. Pero<br />
no paga tarifa social de suministro.<br />
Y ahí está uno de los agujeros negros<br />
del decreto. No basta con tener pocos<br />
o ningún ingreso. Si los servicios<br />
sociales no han pedido para el usuario<br />
la tarifa o bono social, reducida,<br />
este no puede acogerse al amparo<br />
del decreto y evitar el corte de luz.<br />
UNIVERSO DESCONOCIDO / Cuando nació<br />
el decreto, no pocas voces clamaron<br />
que el límite de ingresos para beneficiarse<br />
era demasiado bajo. Pero<br />
la condición añadida de estar acogido<br />
a una tarifa social aumenta la restricción,<br />
el problema es que no se sabe<br />
hasta qué punto. Según Eva Campabadal,<br />
técnica de la entidad<br />
Associació Benestar i Desenvolupament<br />
(ABD), bregada en el problema<br />
de la pobreza energética, nadie sabe<br />
de cuánta gente se compone el grupo:<br />
las compañías no dan esa información.<br />
En principio, no es difícil<br />
conseguir la tarifa reducida. Los servicios<br />
sociales lo piden para los usuarios.<br />
Pero, dice Campabadal que muchos<br />
trabajadores sociales no conocen<br />
esa ayuda. Como ejemplo, relata<br />
que el Ayuntamiento de Barcelona<br />
está formando ahora a los suyos al<br />
respecto. Para Campabadal es positivo<br />
que, aunque sea poca, haya gente<br />
que no pase frío este año gracias al<br />
decreto. En verano el problema es<br />
sostenible, aunque de hecho la pobreza<br />
energética supone no poder<br />
mantener un hogar entre los 18 y los<br />
25 grados centígrados, en función<br />
de la época.<br />
El caso es que falta tiempo para<br />
Montserrat Ribera<br />
DIPUTADA DE CIu<br />
«Llegaba el invierno<br />
y teníamos que<br />
actuar. El decreto<br />
es un primer paso»<br />
Pere Bosch<br />
diputADO DE ERC<br />
«Es la primera vez<br />
que se regula.<br />
Lentos, pero hemos<br />
abierto el grifo»<br />
Laia Ortiz<br />
diputada de icv en el congreso<br />
«El decreto<br />
ha sido más<br />
propagandístico<br />
que efectivo»<br />
saber cuánta gente puede acogerse<br />
al amparo del decreto. Y luego llegará<br />
otro problema: cómo esas personas<br />
pagarán la deuda, aplazada pero<br />
no desaparecida. El recuento no<br />
será fácil. ABD hace el suyo. Pero en<br />
la Generalitat no hay ningún registro<br />
al respecto. La cifra la tienen que<br />
tener los servicios sociales y nadie se<br />
ocupa de recogerla.<br />
UN PRIMER PASO / Los promotores del<br />
decreto sostienen que aun con lagunas<br />
es una primera piedra. La diputada<br />
de CiU Montserrat Ribera defiende<br />
la norma y cree lógico que haya<br />
que contar con una tarifa social<br />
para beneficiarse. Y admite que hay<br />
que difundir esa condición. Sobre si<br />
el decreto deja a demasiada gente<br />
fuera, apela a lo embrionario del<br />
asunto: «Venía el invierno y teníamos<br />
que tomar una medida de choque.<br />
El decreto es un primer paso».<br />
ERC presionó para que el Govern<br />
lo emitiera, y el republicano Pere<br />
Bosch subraya que queda mucho<br />
por hacer. «Es la primera vez que se<br />
regula esta materia y tenemos las<br />
competencias que tenemos». La Generalitat<br />
no puede forzar a las compañías.<br />
Bosch dice que ERC intentará<br />
mejorar el texto y aumentar la<br />
protección en el marco del Pacto por<br />
la lucha contra la pobreza, que se está<br />
fraguando. «Hemos ido lentos, pero<br />
hemos abierto el grifo del tema».<br />
El diputado recuerda que su partido<br />
quería un umbral de ingresos más<br />
alto como límite y menos burocracia<br />
en el proceso. Y que las compañías<br />
no aplazaran los pagos sino que<br />
los asumieran. Seguirán remando<br />
en este camino, dice.<br />
La diputada de ICV-EUiA Laia Ortiz,<br />
define el decreto: «Ha sido más<br />
propagandístico que efectivo. Y hace<br />
como el Estado: pasa la patata caliente<br />
a los servicios sociales». Ortiz<br />
cifra en 2,4 millones los titulares de<br />
tarifas sociales en España. Dice que<br />
la cifra catalana no está desagregada.<br />
Se suma a la tesis de que se trata<br />
de una medida poco conocida entre<br />
gente a la que le iría muy bien. H<br />
Vivir entre<br />
tinieblas<br />
Una familia de Girona con dos niños se<br />
queda sin luz porque no puede pagar el recibo<br />
FERRAN COSCULLUELA<br />
GIRONA<br />
Karl-el tiene que hacer los deberes<br />
en la biblioteca del barrio porque<br />
en su casa no hay luz desde el pasado<br />
lunes. Pese al esfuerzo, dice que<br />
no tiene bastante tiempo para acabar<br />
las tareas escolares. Cuando llegan<br />
a su domicilio de Girona, este<br />
adolescente de 14 años y su hermano,<br />
Thorulad, de 9, no se quitan el<br />
jersey y, cuando cae la noche, incluso<br />
tienen que ponerse una chaqueta<br />
para hacer frente al frío invernal,<br />
porque los radiadores que<br />
cuelgan inertes de la paredes no<br />
funcionan. Como la compañía de<br />
suministros no les ha cortado el gas<br />
(porque el contador está dentro del<br />
domicilio), se pueden asear cada día<br />
calentando agua en una olla. Su padre,<br />
Francesc Xavier Santos, les lava<br />
la ropa a mano utilizando la bañera<br />
para hacer la colada.<br />
Lo peor, sin embargo, es la conservación<br />
de los alimentos, ya que la comida<br />
que guardan en el congelador<br />
(procedente del Banc dels Aliments y<br />
el centro asistencial La Sopa) se va estropeando<br />
poco a poco y cada día tienen<br />
que tirar alguna cosa. La falta de<br />
corriente tampoco permite muchos<br />
ratos de ocio y los niños echan de<br />
menos la tele. Por lo demás, los desplazamientos<br />
por la casa no son un<br />
problema si tienen a mano una de<br />
las pequeñas linternas con las que<br />
van iluminando esa difícil vida en-