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© El Periódico de Catalunya. Todos los derechos reservados.<br />

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VIERNES<br />

30 Conexión a internet: http://www.elperiodico.com<br />

21 DE MARZO DEL 2014<br />

Cosas de la vida sociedad<br />

La difícil resolución de un secuestro<br />

EL PERIÓDICO<br />

Nada, rodeada de los guardias civiles y<br />

la tripulación de Air Europa que la trajo.<br />

Una de las cabañas de la selva de<br />

Chapare en la que vivió la pequeña.<br />

Siete meses de esclavitud<br />

La niña de L’Hospitalet liberada en Bolivia fue<br />

obligada a trabajar y mantener relaciones sexuales<br />

El captor le quitó los libros, juguetes y muñecas y<br />

le advirtió de que no estaba allí para pasarlo bien<br />

MAYKA NAVARRO<br />

MADRID<br />

Estaba tan contenta por viajar<br />

a Bolivia que, para el<br />

vuelo, Nada estrenó el vestido<br />

que el día anterior le<br />

había regalado el hombre que la iba<br />

a llevar a las primeras vacaciones de<br />

su vida. A las tres de la mañana del<br />

pasado 28 de agosto, ambos aterrizaron<br />

en Santa Cruz de la Sierra. Era<br />

noche cerrada y a la niña le sorprendió<br />

ese primer golpe de calor y humedad.<br />

Tomaron un taxi hasta la estación<br />

de autobuses. Aún les esperaban<br />

otras ocho horas de autocar<br />

hasta Cochabamba. Nada estaba tan<br />

contenta que ni se quejó del hambre<br />

y el cansancio. No tardó en llegar la<br />

primera gran bronca. Los primeros<br />

gritos y zarandeos. «Eres tonta, has<br />

perdido el pasaporte. Así, nunca regresarás<br />

a tu casa». La pequeña recordó<br />

a Grover Morales que desde<br />

que habían salido de L’Hospitalet de<br />

Llobregat no había visto su documentación.<br />

La pequeña no sabía que<br />

La pequeña Nada<br />

estrenó para el viaje un<br />

vestido que le regaló el<br />

hombre que se la llevó<br />

con la idea de no volver<br />

Las autoridades<br />

bolivianas intentaron<br />

que la Guardia Civil no<br />

viajara para que no viera<br />

las zonas de coca<br />

su infierno solo acababa de empezar.<br />

Desde esa noche, Morales trató a<br />

la niña como si fuera su esclava.<br />

Siete meses después de aquella<br />

primera bronca, Nada durmió por<br />

primera vez desde que llegó a Bolivia<br />

lejos del hombre que la maltrataba<br />

y la obligaba a trabajar en cultivos<br />

de coca y piña durante jornadas<br />

interminables, de sol a sol. El dueño<br />

de la plantación llegó a un acuerdo<br />

con los responsables de las autoridades<br />

contra narcóticos de Cochabamba:<br />

retuvieron al hombre y cuidaron<br />

de la niña, hasta que 11 horas más<br />

tarde logró aterrizar en una antigua<br />

base del departamento antidrogas<br />

estadounidense, la DEA, un helicóptero<br />

en el que viajaba el teniente José<br />

María Hidalgo, del grupo de secuestros<br />

de la Unidad Central Operativa<br />

(UCO) de la Guardia Civil.<br />

Al escucharle hablar en castellano,<br />

tras meses sin entender ni una<br />

palabra de quechua, la niña se abrazó<br />

al oficial y arrancó a llorar sin consuelo.<br />

«No te preocupes, bonita. Vengo<br />

de parte de tus papás. Tranquila,<br />

ya se ha acabado todo. Pronto estarás<br />

de nuevo en casa». Cuando la pequeña<br />

recuperó el aliento, confesó<br />

al guardia civil que ya se había hecho<br />

a la idea de que nunca saldría de<br />

la selva. «Pensaba que nadie vendría<br />

a buscarme. Que era imposible que<br />

me encontraran aquí».<br />

HILOS DIPLOMÁTICOS / No fue nada fácil.<br />

Grover Morales lo tenía todo planeado,<br />

pero no contó con el empeño<br />

de los mossos d’esquadra y los guardias<br />

civiles de las unidades centrales<br />

de secuestros que movieron lo inimaginable,<br />

incluso en ámbitos políticos<br />

y diplomáticos, para poder viajar<br />

en dos ocasiones a Bolivia y no dejar<br />

a aquella niña a su suerte.<br />

Bolivia tampoco puso las cosas<br />

fáciles para que varios guardias civiles<br />

pudieran trabajar sobre el terreno.<br />

La pequeña estaba oculta en<br />

una zona que a las autoridades bolivianas<br />

no les apetecía nada mostrar<br />

a policías de otro país. En ese trozo<br />

de selva tropical de la provincia del<br />

Chapare no solo se cultivan hojas de<br />

coca. Allí están también los principales<br />

laboratorios de producción de<br />

cocaína, gestionados por narcotraficantes<br />

colombianos.<br />

Eso era lo que Bolivia no quería<br />

enseñar, y donde Grover se escondía<br />

con la pequeña. Nada es lista y especialmente<br />

madura para su edad.<br />

Una estudiante brillante en su colegio<br />

de L’Hospitalet y que en sus largas<br />

conversaciones con los guardias<br />

civiles que fueron a rescatarla fue capaz<br />

de relatar con detalle, y casi día a<br />

día, todo lo vivido y sufrido.<br />

La primera noche que durmieron<br />

en Cochabamba, una vecina se despertó<br />

y acudió en ayuda de la niña,<br />

que gritaba horrorizada. «Grover intentó<br />

violarla mientras dormía, pero<br />

ante los golpes de la vecina en la<br />

puerta para ver qué pasaba él desistió.<br />

Pero lo siguió intentando hasta<br />

que, con amenazas, castigos y palizas,<br />

logró que la niña hiciera lo que<br />

el quería», explica el teniente.

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