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TOLERANCIA

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En verdad, el concepto Tolerancia ha ido viviendo una metamorfosis a lo largo de su historia,<br />

tanto en su contenido como en su alcance; desde la denominada “tolerancia negativa” del “llevar<br />

con paciencia” “soportar” o “permitir” a otras creencias o ideologías, a la noción de tolerancia<br />

basada en el respeto de creencias , opiniones y formas de vida diferentes, en un intento de<br />

acabar con el fanatismo imperante de las verdades absolutas religiosas, hasta la consideración de<br />

opiniones, acciones, costumbres, tradiciones y creencias, sin renuncia a las convicciones personales,<br />

a su defensa y difusión, negando la violencia, que evidencian una disposición de ánimo por la<br />

que se acepta, sin contrariarse, que otra persona mantenga idea u opinión distinta a la nuestra.<br />

Este recorrido, construido inicialmente de forma asociada a las religiones monoteístas y a sus<br />

intolerancias respectivas, daría paso a nuevos significados “ilustrados” de la Tolerancia en el contexto<br />

de los advenimientos de las democracias, para finalmente resituarse contemporáneamente, en un<br />

mundo globalizado de escenarios de alta diversidad, en una concepción positiva, expresada en la<br />

Declaración de Principios formulada por la UNESCO (1995).<br />

En la tradición romana podríamos asociarla mitológicamente a Concordia, conocida como la<br />

diosa del entendimiento, el acuerdo y también, de la armonía matrimonial. Su versión griega es<br />

Harmonía, su opuesta es Discordia (o la griega Eris). Concordia y Harmonia, versiones romana<br />

y griega siempre vinculadas a la Paz, pese a sus tradiciones esclavistas y belicosas imperiales. Un<br />

largo recorrido que cristaliza en la idea moderna de Tolerancia, con antecedentes en la baja Edad<br />

Media, donde las obras de Spinoza, Erasmo de Rotherdam, Tomás Moro y J. Bodino, dan los<br />

primeros pasos hacia las concepciones actuales, especialmente en el difícil ámbito religioso donde<br />

la Inquisición y las guerras de religión asolaban Europa. Locke (1688) desde el exilio francés<br />

escribe su conocida “Carta sobre la Tolerancia” y Voltaire (1763) el “Traite sur la Tolerance”, la<br />

Real Academia así lo recogió: “entendida como respeto y consideración hacia las opiniones y prácticas<br />

de los demás, aunque repugnen a las nuestras”, y una vez admitida la libertad religiosa se trataba de<br />

extenderla al orden político. Para, Kant la raíz de la Tolerancia arranca del respeto a las acciones<br />

humanas en tanto que estas son autónomas y racionales, aunque el problema son sus límites. Los<br />

primeros teóricos modernos de la democracia, Roussau, Tocqueville y Stuart Mill veían inevitable y<br />

una necesidad la extensión de la Tolerancia entre los ciudadanos convencidos de que la democracia,<br />

sistema basado en la convivencia desde el respeto mutuo, lo desarrollaría, aunque las viejas y nuevas<br />

formas de intolerancia visibilizarían lo contrario durante los dos últimos siglos que presenciaron<br />

numerosos momentos de barbarie. El ser humano puede hacer mucho mal y mucho bien, esa es la<br />

disyuntiva.<br />

En nuestro país, el proceso es similar y la pedagogía de la Tolerancia ya se puede encontrar en<br />

la Hispania Romana de Seneca y Quintiliano, en la Iberia visigoda de San Isidoro de Sevilla, en<br />

la joya del mundo, la Córdoba de las Tres culturas (judía, cristiana y musulmana) de Averroes y<br />

Maimonides, en Al-Ándalus de Ibn Arabi , de Ibn Gabirol y otros, en el hacer de Ramon Llull prounidad<br />

de las religiones monoteístas junto a otras, en el humanismo renacentista de Juan Luis Vives,<br />

en el espíritu erasmista de Miguel de Cervantes y Don Quijote, en la filosofía de Baltasar Gracian,<br />

del ilustrado jurista Jovellanos o del pensamiento cívico de Pi y Margall, que nos muestran como<br />

progresivamente se alcanza la consideración de que el ejercicio de la tolerancia es un componente<br />

indispensable de la convivencia democrática.<br />

El mundo sueña con la tolerancia desde que es mundo, quizá porque se trata de una conquista<br />

que brilla a la vez por su presencia y por su ausencia, pero desde luego es una meta, un objetivo.<br />

Se ha dicho que la Tolerancia es fácil de aplaudir, difícil de practicar, y muy difícil de explicar. La<br />

Tolerancia como actitud y conducta, valor y virtud, tiene múltiples puntos de vista, pero actualmente<br />

el sentido de Tolerancia supone respetar y aceptar y apreciar a las personas y su diversidad, su<br />

manera de pensar y forma de vivir, siempre que no lesionen la dignidad intrínseca del persona<br />

y la universalidad de los derechos humanos. Esta triple dimensión de la Tolerancia (respetar,<br />

aceptar y apreciar) que desborda a su interpretación etimológica, tiene su importancia en el debate<br />

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