Un nuevo e importante estudio sobre el rendimiento humano bajo estrés, promovido por el FIS revela una gran ironía. Concretamente, que en el momento más crí-co de un enfrentamiento armado -‐posiblemente el momento más importante que un policía ha de ser capaz de describir con mayor precisión-‐ resulta bastante pro-bable que la memoria del policía respecto a algunos de-talles fundamentales sobre lo sucedido sea la menos fia-ble. En par-cular, este estudio, el primero de este -po, reco-ge que aquellos policías que se ven implicados directa-mente en un enfrentamiento armado suelen tener difi-cultades para responder con exac-tud preguntas rela--‐ vas al arma del agresor, tales como si pudo ver un arma en las manos del agresor, cómo sacó el arma el agresor o, incluso, si el agresor llegó a disparar durante el en-frentamiento. La pres-giosa revista Law and Human Behaviour (Dere-cho y Comportamiento Humano) de la American Psycho-logical Associa>on (APA, Asociación Americana de Psico-logía) va a publicar un informe contrastado sobre este estudio. Con ésta serán ya once las revistas cienWficas reconocidas que hayan publicado algún estudio del FSI relacionado con el trabajo policial. La inves-gación fue llevada a cabo por un equipo inter-nacional de profesionales entre los que se encuentra el Dr. Bill Lewinski, director ejecu-vo del FSI. La Dra. Lorra-ine Hope, profesora de psicología cogni-va aplicada en la Universidad de Portsmouth (Inglaterra), es la autora principal de las conclusiones de esta inves-gación -‐la Dra. Hope lideró hace varios años otro emblemá-co es-tudio del FSI en el que se puso a prueba la funcionalidad y la memoria de policías que fueron some-dos a ejerci-cio tsico que llegaba hasta el punto del agotamiento. Haz clic aquí para mayor información-‐. Reparto de tareas En el presente estudio par-ciparon como sujetos de prueba un total de 64 policías de una zona urbana de Canadá, con edades comprendidas entre los 22 y los 59 años y una experiencia profesional que iba desde los más novatos, recién incorporados, hasta los más veteranos, a punto de re-rarse. Se les separó aleatoriamente en dos grupos, “policías ac-vos” -‐opera-vos-‐ y “policías obser-vadores”, y se formaron binomios con un policía de cada grupo. Todos los par-cipantes fueron pasando de bino-mio en binomio por un escenario que recreaba una si-tuación violenta que les inducía estrés. A medida que se desarrollaba el escenario, el “ac-vo”, equipado con un arma de entrenamiento cargada con munición de fogueo, tenía que responder como si todo fuera real y estuviera de servicio, mientras el “observa-dor” se limitaba a ver lo que sucedía sin hacer nada. En-tre otras cosas, los inves-gadores pretendían comprobar qué diferencias había, si es que se daba el caso, entre las versiones de los hechos aportadas posteriormente por cada miembro del binomio. El procedimiento del experimento, que comprendía va-rias fases, se prolongó a lo largo de casi una semana has-ta finalizar la evaluación de todos los binomios. Primero cada binomio tenía que ver un "vídeo de am-bientación" de dos minutos que se suponía que había sido grabado con un móvil en una clase de la universi-dad. Durante una clase, un alumno descontento entra en el aula y se pone a discu-r con el profesor por las malas notas. El sujeto se pone muy nervioso, saca un cuchillo del bolsillo y toma como rehenes al profesor y a otro alumno, a los que amenaza con el cuchillo, mientras los demás escapan. Después de eso, dentro del "aula", cada binomio de poli-cías "desplazados" al lugar, se enfrenta al "escenario ex-perimental", que, aproximadamente, dura cuatro minu-tos. En posiciones preestablecidas de pie uno al lado del otro, en un primer momento los policías pueden ver có-mo el individuo ya fuera del aula amenaza al profesor y al alumno que toma como rehenes en las imágenes "en directo" del incidente "en curso" obtenidas por una cá-mara de videovigilancia ubicada en el pasillo, fuera del aula. Tras unos segundos, el individuo irrumpe en el aula donde se encuentran ambos policías, u-lizando a uno de los rehenes como escudo mientras le amena-za con un cuchillo en el cuello. Después de realizar varias demandas, libera al rehén, -ra el cuchillo al suelo y vuelve al pasillo. Una vez allí, en las imágenes de la cámara de videovigilancia, se puede ver có-mo "se mete una pistola en la cintura de los pantalones". En una "úl-ma interacción en vivo", relata Hope, el individuo vuelve a entrar en el aula "en un evidente estado de excitación e inten-ta provocar a los policías para que le dispa-ren". En un momento dado en el que el indi-viduo se encuentra de espaldas a los policías éste se gira hacia ellos al -empo que se lleva las manos hacia la cintura y de repente, rápi-damente, adopta con los manos una posición de -ro en dirección a los policías. Sin embar-go, el individuo en ningún momento echa DICIEMBRE [18] 2015
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