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52 <strong>LA</strong>S HISTORIAS <strong>DE</strong> <strong>LA</strong>S CANCIONES...<br />
53<br />
Y en la década del sesenta<br />
la Cuba se holla, la luna se holló.<br />
En el resto se ajustan los nudos<br />
de la larga soga de la represión.<br />
Creía que “A la abuela Emilia” solo sería para ella y para mí porque era un mensaje<br />
personal y sin estridencias, secreto y nada más que nuestro. Pero sorpresivamente<br />
no fue así.<br />
y se alientan hombres y mujeres,<br />
sentados en sillas piensan en la acción<br />
y se muestran las manos vacías:<br />
quédense!, les dicta la televisión.<br />
Todo pasa/todo pasa/ todo pasa<br />
menos el amor.<br />
No se dejen reventar!<br />
No se dejen reventar!<br />
Esa canción, hermosamente, fue de muchos. Tal vez porque el sentimiento que<br />
guarda es compartido por el lugar que ocupan los afectos en la manera que tenemos<br />
de ser argentinos.<br />
Me gusta pensar que tuvo ese destino.<br />
La música que le puse cuando decidí grabarla fluyó desde aquellos versos espontáneamente,<br />
casi como si ambas cosas hubieran sido compuestas a la vez. Ahora,<br />
después de tanto tiempo transcurrido, pienso que a lo mejor fue así solo que en<br />
aquel momento no me di cuenta.<br />
A la Abuela Emilia<br />
A <strong>LA</strong> ABUE<strong>LA</strong> EMILIA<br />
Por Teresa Parodi<br />
Esta canción nació en un momento muy difícil de mi vida.<br />
Mi abuela fue muy importante tanto para mí como para mis hijos. Cuando vinimos<br />
a vivir definitivamente a Buenos Aires ella, según me escribía mi madre, se entristeció<br />
enormemente. Entonces pensé escribirle una carta para animarla un poco.<br />
Al hacerlo, no pude evitar que ese texto fluyera en nostálgicos versos y por eso no<br />
se lo envié. Elegí en cambio mandarle una carta formal.<br />
Con cierta tristeza guardé entre mis papeles aquel arrebato, que parecía ya la letra<br />
de una canción, y finalmente fue el modo que encontré, más íntimo y dolido, para<br />
dedicarle el primer disco que grabé al poco tiempo de su muerte.<br />
Desde Buenos Aires le escribo estas líneas<br />
Quisiera que sepa que pienso en usted<br />
Con esa paciencia infinita cuidando<br />
Las flores, los pájaros que suele tener<br />
Aquí la esperanza no me ha abandonado<br />
Pero ando extrañando charlar con usted<br />
Recuerdo que el día que nos despedimos<br />
La oí repetirme que todo irá bien<br />
Señora, me digo, cómo es que se vive<br />
Con esta nostalgia tan grande, no sé<br />
A veces parece que no me resigno<br />
Pero otras me ayuda acordarme de usted