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66 MANUAL <strong>DE</strong> FORMACIÓN Nº 3<br />
ANÁLISIS <strong>DE</strong> LETRAS <strong>DE</strong>STACADAS 67<br />
ANÁLISIS <strong>DE</strong> LETRAS <strong>DE</strong>STACADAS<br />
ANGELITO MEXICANO<br />
Autora: María Elena Walsh<br />
Por Diana Bellessi<br />
El punto y aparte del tercer verso de la primera estrofa vuelve a repetirse en la<br />
segunda parte, o tercera estrofa, haciendo que el silencio también vibre ahí, y la<br />
breve estrofa del estribillo brilla con su ándale arcaico y maravilloso, tan mexicano,<br />
tan andino que el lenguaje pareciera se puede tocar. La música de estas palabras,<br />
tangible e intangible al mismo tiempo, se une con la música de la canción<br />
haciendo un prendedor del aire en el umbral del Edén.<br />
“Angelito Mexicano”, entre todas las canciones de María Elena Walsh, se lleva mi<br />
corazón. Es un tema blando y profundo, tiene atrás a Juancito de la Cruz y a la<br />
copla mestiza latinoamericana. En el trato cariñoso a la imagen de pequeño ángel<br />
hay algo que lo vuelve cercano y le da vida, así como lo hace el octosílabo tan<br />
propio a la respiración de nuestra lengua.<br />
Es en esta obra donde su autora, siendo argentina, es profundamente latinoamericana.<br />
Esto se observa en la inflexión del idioma, en la manera de recostarse sobre<br />
una forma de la sintaxis que recrea una intimidad lingüística (propia del castellano<br />
hablado en México) que nos emociona, en el registro de la historia de la versificación<br />
de la lengua castellana por una parte, y de la amplia casa latinoamericana por<br />
otra. El encanto de este hallazgo se aprecia, particularmente, en el estribillo, cuando<br />
dice: “Angelito mexicano/ ándale y haz el favor/ de llevarnos de la mano/ por<br />
el cielo del amor”. El “ándale” logra ahí toda la magia, y esa es la inteligencia de<br />
poeta de Walsh. Sensualidad infinita la de este angelito mexicano, “un angelito de<br />
oro/ posado en un solo pie”, un angelito metido en la historia que “le canta las mañanitas/<br />
al sol de la libertad”. Tanto el paraíso como el cielo en estos versos evocan<br />
más a una América liberada que a un panteón religioso o a un hipotético más allá.<br />
La estructura de esta letra es cerrada y precisa, con versos octosílabos (de ocho<br />
sílabas), dividida en dos partes, cada una de ellas compuestas por dos estrofas de<br />
seis versos donde riman apareados los primeros dos, y luego el cuarto con el quinto,<br />
y el tercero con el sexto dando fin a la forma musical de cada estrofa. Es una<br />
estructura quebrada por el estribillo que finalmente la cierra, en forma de cuarteto<br />
y con versos también octosílabos, donde riman el primero con el tercero y el segundo<br />
con el cuarto de manera consonante, creando con su acento en la séptima<br />
sílaba una orfebrería musical encantada que María Elena Walsh nunca pierde en<br />
sus composiciones.<br />
Angelito Mexicano<br />
En México hay un tesoro,<br />
un angelito de oro<br />
posado en un solo pie.<br />
Cuando uno mira hacia arriba<br />
es como una estrella viva<br />
que inventa el amanecer.<br />
Parece pedir permiso<br />
al dueño del Paraíso<br />
por toda la humanidad<br />
que en esta vida terrena<br />
a lágrimas se encadena<br />
y busca la eternidad.<br />
Estribillo<br />
Angelito mexicano<br />
ándale y haz el favor<br />
de llevarnos de la mano<br />
por el cielo del amor.<br />
Está en una encrucijada<br />
con la mano levantada,<br />
volándose y no se va.<br />
Abiertas las dos alitas,<br />
le canta las mañanitas<br />
al sol de la libertad.