ASSITEJ Magazine 2019

Hacia lo desconocido… y más allá.
LOLA FERNÁNDEZ DE SEVILLA ES DRAMATURGA, INVESTIGADORA Y DOCTORA EN FILOSOFÍA.
EN 2018 HA SIDO PREMIADA Y PUBLICADA POR ASSITEJ-ESPAÑA.
Hacia lo desconocido… y más allá: es probable que no
exista mejor definición de la infancia que esta frase.
Como seres recién arrojados al mundo, ese proceso que
llamamos infancia consiste, precisamente, en tantear la
vida, en realizar aproximaciones a la misma por medio
de la experiencia. Como primerizos novatos, lo normal
es fallar: caerse y tener que volver a levantarse, muchas
veces. Los errores, con suerte, no dejarán secuelas.
“Me ves, sentado a la mesa, frente a ti, grueso, anciano,
las sienes canas. Me ves coger la servilleta y extenderla.
Me ves servirme un vaso de vino. Ves la puerta que se
abre detrás de mí, la gente que pasa. Pero para que lo
entiendas, para darte mi vida, tengo que contarte un
cuento: y hay tantos y tantos cuentos… de la infancia,
de la escuela, de amor, de matrimonio, de muerte, y
así de forma sucesiva, y ninguno es cierto. Pero nos
contamos cuentos como si fuéramos niños y, para
adornar los cuentos, componemos estas frases ridículas,
extravagantes y hermosas”, dice Virginia Woolf (Las olas,
1931). Esto es lo que hacemos, como creadoras: contarnos
cuentos para llegar a ser capaces de entender lo que nos
pasa, quiénes somos y cómo es nuestro mundo.
Esta capacidad de inventar historias –del tipo que sean–
como forma de resistencia, es algo que conecta nuestra
experiencia como adultos, con la vulnerabilidad de la
infancia –cualquier infancia–. No solo con la de nuestro
público. Creamos con, desde y para nuestras propias
infancias, en diálogo y comunicación con ellas: con las
niñas y los niños que un día fuimos, y que seguimos
albergando en nuestro interior.
Montes aboga por el carácter irreductible de esos ogros,
y rompe una lanza en contra de su domesticación. Lo
desconocido, lo salvaje, además de ser parte del mundo,
se encuentra también en el interior de cada niño; el
autoconocimiento es uno de los temas por excelencia de
la literatura y del teatro para la infancia y la juventud. Y
aun después, continuará siéndolo durante el resto de la
vida…
El teatro para jóvenes públicos tiene la responsabilidad
de acompañar ese proceso de crecimiento, de ofrecer
pistas y mapas en el camino de llegar a conocer y
conocerse. Al mismo tiempo, y por las mismas razones,
tiene la necesidad de escuchar y aprender de la infancia
–las presentes y las pasadas, las ajenas y las propias–
esa genuina capacidad para levantarse después de la
enésima caída. El más allá al final de la frase con la
que comenzaba este artículo. Dar los primeros pasos,
perseguir a alguien y atraparlo o estrenar patines… son
auténticas actividades de riesgo. Las niñas y los niños nos
enseñan a seguir intentándolo, a no rendirnos en nuestro
intento. La infancia y el arte –y el teatro y la literatura,
como partes del mismo– son verdaderas escuelas de
resiliencia, que no deberían dejar de interpelarse, de
escucharse, de argumentarse y contraargumentarse
entre sí, en una espiral de conexiones pasadas, presentes
y futuras, tanto a través del tiempo como del espacio…
Lo desconocido está en el bosque, pero también debajo
de la cama; en la consulta del médico, o en el colegio.
Graciela Montes habla de la infancia como de un concepto
esencialmente ambiguo, una fase de la vida que incluye
tantas luces como sombras, generadora tanto de ternura
como de violencia. Cada niña y cada niño tiene un ogro
viviendo en su interior; basta observar todo lo que
sucede, durante solo media hora, en un patio de recreo.
Assitej Artistic Gathering 2019 2–7 September Kristiansand
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