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<strong>Cuenta</strong> y <strong>Razón</strong> | enero - febrero 2011<br />
y Menorca, que luego se reconquistaría, mas no<br />
así Gibraltar. Felipe V dio paso a una nueva era<br />
la del siglo XVIII, con el Despotismo Ilustrado<br />
que sustituiría al Absolutismo que había privado<br />
en los siglos XVI y XVII, “El Estado soy yo” de<br />
Luis XIV de Francia sería renovado por el “Todo<br />
por el pueblo pero sin el pueblo”.<br />
Cuando en 1665 moría Felipe IV no se podía<br />
siquiera presentir que su hijo Carlos II, que en<br />
esos años era todavía niño, traería el término<br />
de la dinastía de los Austrias. Durante su minoría<br />
de edad gobernó su madre Mariana de<br />
Austria que tuvo también su propio valido, su<br />
confesor personal el jesuita austriaco Everardo<br />
Nithard. Le sustituyó Don Fernando Valenzuela,<br />
apodado por sus intrigas “el duende de<br />
Palacio”. Luego le sucedió el ambicioso pero<br />
bien dotado y buen militar, Don Juan José de<br />
Austria, hermanastro bastardo del rey, y después<br />
dos validos más, el Duque de Medinaceli,<br />
y el Duque de Oropesa, lo cual da idea del desconcierto<br />
gubernamental que había, volviendo<br />
la corrupción y el nepotismo a implantarse en<br />
la Corte. Después de la Regencia de su madre,<br />
el gobierno personal de Carlos II comenzó<br />
en 1675. Los años de reinado de Carlos II,<br />
resultaron tan pésimos que el país navegaba a<br />
la deriva. Después de tantas guerras habidas,<br />
España estaba maltrecha, por lo que los años<br />
que siguieron de mala administración y peores<br />
recursos económicos no hicieron más que acelerar<br />
su fin. La salud y la personalidad del rey<br />
coadyuvaron a ese punto final, era taciturno y<br />
apático y tenía manías y rarezas, tales que se<br />
llegó a pensar que estaba poseído por el demonio,<br />
para lo cual incluso se trajo sin éxito a un<br />
exorcista de la época, fray Mauro Tenda.<br />
Carlos II se casó dos veces, en primeras nupcias<br />
con María Luisa de Orleáns, y en segundas con<br />
Mariana de Neoburgo, de las cuales no obtuvo<br />
descendencia alguna. La Corte de Madrid se convirtió<br />
en un lugar de conspiraciones y comidillas<br />
acerca del posible sucesor del Imperio. Mientras<br />
España dilucidaba quién sería el sucesor a su rey,<br />
cuestión de lo más relevante dada la precariedad<br />
y endeblez del monarca, tanto en su salud como<br />
en lo político y lo económico, en Francia después<br />
de Luis XIII, sobrevendría en reinado refulgente<br />
de Luis XIV, en claro contraste con la agónica España.<br />
Aprovechándose de estas circunstancias, el<br />
“rey sol” se enzarzó de nuevo en tres guerras sucesivas<br />
con España en las que perdía el Franco-<br />
Condado y algunas plazas de Flandes, pero Luis<br />
XIV fue magnánimo en las negociaciones de la<br />
Paz de los Pirineos, pues sus intereses se dirigían<br />
a más hacia la cercana herencia española, aún sin<br />
resolver, que él pretendía recayera en manos de<br />
los Borbones.<br />
No obstante no todo fue malo en el gobierno de<br />
Carlos II. Según David Alonso García en su Breve<br />
Historia de Los Austrias, “En descargo del último<br />
de los Austrias se podría decir que era una persona<br />
bondadosa y recta desde un punto de vista<br />
moral, que no abrigaba maldad alguna. Pero<br />
esto no esconde algunos defectos importantes en<br />
una persona de su responsabilidad. Fue maleable,<br />
poco responsable, dependiente de otros, y<br />
siempre mantuvo una evidente afición a la vida<br />
ociosa”. No obstante, y según este historiador, no<br />
todo fue malo en el reinado del “Hechizado”, “los<br />
estudios de los últimos años vienen demostrando<br />
que especialmente a partir de 1679 comenzaron<br />
una serie de reformas que consiguieron modernizar<br />
la estructura de la Monarquía”.<br />
Los Austrias españoles supusieron<br />
la gloria y el triunfo máximo<br />
en Occidente pero también la<br />
decadencia y casi el hundimiento de<br />
todo lo que habían llegado a ser<br />
CONCLUSIÓN<br />
Los Austrias españoles supusieron la gloria y<br />
el triunfo máximo en Occidente pero también<br />
la decadencia y casi el hundimiento de todo<br />
lo que habían llegado a ser. Fueron dos siglos<br />
en los que se pasó de la hegemonía y el poder<br />
omnímodo, con grandes extensiones territoriales<br />
en el continente europeo y América, para<br />
llegar al final del siglo XVII a convertirse en<br />
un Estado poco relevante, con la pérdida de<br />
territorios muy importantes. Con Westfalia en<br />
1648 se desgajan definitivamente Holanda y<br />
Bélgica, con la Paz de los Pirineos con Francia,<br />
el Rosellón, Cerdaña y Artois, y más adelante<br />
el Franco-Condado. Con el Tratado de<br />
Utrech, en 1713, ya con Felipe V, se pierden<br />
Gibraltar y Menorca; Milán, Nápoles, Sicilia,<br />
y los Países Bajos del Sur pasarían a la rama<br />
Centroeuropea de los Austrias. Utrech sería el<br />
último escalón de aquella España victoriosa e<br />
imperial. Desde 1500, en que nace Carlos V,