en Montserrat
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Que levanta el espíritu á la alteza<br />
Del deseado celestial reposo.<br />
Al fin, allí extremó naturaleza<br />
Todo lo más suave y más hermoso<br />
Y todo lo que más mueve y aviva<br />
La santa soledad contemplativa.<br />
CAPÍTULO II.<br />
<strong>Montserrat</strong> santuario. — Templo de Vénus <strong>en</strong><br />
<strong>Montserrat</strong>.--Quírico y los primeros b<strong>en</strong>edictinos<br />
dan orig<strong>en</strong> al Monasterioluin, hoy Monis<br />
La imag<strong>en</strong> de 1a Virg<strong>en</strong> mor<strong>en</strong>a de<br />
-trol, -<br />
Earcelona.—La misma es escondida <strong>en</strong> las asperezas<br />
del santo Monte.--LC1 dichoso hallazgo<br />
—Retrato de la imag<strong>en</strong> de <strong>Montserrat</strong> por un<br />
poeta.<br />
<strong>Montserrat</strong> ha sido <strong>en</strong> todos tiempos montaña<br />
religiosa. Consultando las más antiguas tradiciones,<br />
procurando esclarecer á favor de ellas lo que ape-<br />
nas se vislumbra <strong>en</strong> los más lejanos horizontes de<br />
la historia, viénese á esta conclusion, que llega á<br />
adquirir las condiciones poco m<strong>en</strong>os que de absoluta<br />
é incontestable: <strong>Montserrat</strong> ha sido <strong>en</strong> todos tiem-<br />
pos un altar. Para tan sublime destino le crib Dios<br />
y le hizo lugar de tantas y tan raras maravillas<br />
de naturaleza y gracia cómo le han dado r<strong>en</strong>ombre<br />
universal.<br />
Cuando aún no alumbraban al mundo los resplan-<br />
dores de la fe cristiana, el mismo g<strong>en</strong>tilismo conoció<br />
2.