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Síndromes Linfoproliferativos Post Transplante

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<strong>Síndromes</strong> <strong>Linfoproliferativos</strong> <strong>Post</strong><br />

<strong>Transplante</strong><br />

Lead contributors:<br />

Cristian Sánchez La Rosa, MD<br />

Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC)<br />

Buenos Aires, Argentina<br />

Emilio Rubulotta, MD<br />

Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC)<br />

Buenos Aires, Argentina<br />

A. Introducción<br />

En los últimos 30 años, el desarrollo de nuevos tratamientos<br />

inmunodepresores ha permitido la realización exitosa de trasplantes de órganos,<br />

lo que ha supuesto un gran avance terapéutico. El número de trasplantes<br />

realizados ha experimentado un crecimiento constante, inclusive en países en<br />

desarrollo, por lo que se ha observado un incremento de los tumores observados<br />

en la población trasplantada. Este incremento es de tres a cinco veces superior a<br />

lo observado en la población general.<br />

Se conoce desde hace muchos años la mayor incidencia de procesos<br />

linfoproliferativos, en personas con inmunodeficiencias congénitas o adquiridas o<br />

farmacológicamente inducidas. 1 Aquellos que la presentan después de terapia


imnunosupresora por trasplante de órganos representan un grupo heterogéneo<br />

de proliferaciones mono o policlonales incluyendo hiperplasia plasmática, hasta el<br />

linfoma no Hodgkin.<br />

Estos procesos linfoproliferativos son clínica y morfológicamente<br />

heterogéneos, siendo conocidos como trastornos linfoproliferativo<br />

postransplante (PTLD por sus siglas en ingles) evolucionando en ocasiones en la<br />

forma clínica de linfoma. 2 En la población pediátrica trasplantada los más<br />

frecuentes son los linfomas (50 %) que los tumores cutáneos (20 %), siendo, estos<br />

últimos, mas frecuentes en los pacientes adultos. 3<br />

A. 1 Etiopatogenia<br />

Existe una clara relación entre los PTLDs e infección por el virus de Epstein-<br />

Barr (VEB). 2,4 Se ha postulado que la infección por este herpes virus linfotrópico, ya<br />

sea primoinfección o reactivación, podría producir inicialmente la expansión<br />

policlonal de células B. Debido a la supresión de la inmunovigilancia de las células<br />

T causada por el tratamiento inmunosupresor, con el tiempo acumularían<br />

mutaciones de oncogenes y genes supresores tumorales, abocando finalmente a<br />

la selección de clones malignos que seguirían presentando ADN episomal del VEB.<br />

La infección primaria puede ser asintomática, producir un cuadro clínico<br />

inespecífico o bien mononucleosis infecciosa. El individuo infectado mantiene<br />

anticuerpos anti-VEB de tipo IgG y el virus queda acantonado la nasofaringe. El<br />

genoma (ADN) del VEB codifica para un número de proteínas, las cuales poseen<br />

una función específica. Entre las más importantes desde el punto de vista<br />

oncológico, se destacan tres proteínas latentes de membrana (LMP), dos que<br />

codifican ARN nucleares (EBER1/2) y seis que codifican factores de trascripción<br />

(EBNAs). La EBNA1 es esencial para el mantenimiento del virus, mientras que la<br />

LMP-1 posee capacidad oncogénica. 4 La función de las EBERs se conoce solo<br />

parcialmente.<br />

Page 2 of 30


La expresión de las diferentes proteínas en células normales y<br />

neoplásicas es diferente. Se han descrito tres tipos de expresión o latencia que,<br />

permiten eludir el control inmunitario mediado por los linfocitos citotóxicos. En<br />

todos los individuos, con o sin tumores, el EBNA-1 se halla expresado. El tipo<br />

de latencia I es típico del linfoma Burkitt y se caracteriza por la expresión<br />

únicamente de EBER1/2. El tipo II demuestra la expresión de EBNA-1, los EBERs<br />

y las LMPs 1 y 2A-2B y es característico del carcinoma de nasofaringe, linfoma<br />

Hogdkin y linfomas nasales. El tipo de latencia III, que se observa en procesos<br />

linfoides en individuos con inmunodeficiencia, muestra un patrón en el que<br />

todas las proteínas se hallan expresadas.<br />

A. Tabla 1<br />

Patología asociada al VEB<br />

Linfoide de origen B:<br />

Linfoma de Burkitt<br />

Linfomas B en individuos inmunodeprimidos (VIH+ y/o<br />

post-trasplante)<br />

Linfoide de origen T/NK:<br />

Linfomas T/NK<br />

Hydroa Vacciniforme-like lymphoma<br />

Otros:<br />

Carcinoma de nasofaringe<br />

Linfoma de Hodgkin (EH)<br />

A nivel histológico, la detección del VEB puede realizarse mediante<br />

hibridación in situ (HIS), aplicada esencialmente para la detección de EBERs,<br />

puede asimismo realizarse inmunohistoquímica con anticuerpos anti-LMP-1/2 y<br />

EBNA-1, Southern blot que permite demostrar clonalidad. 4 Adicionalmente,<br />

puede establecerse la correlación con la carga viral, medida por PCR en tiempo<br />

real y el riesgo de aparición de PTLD, aunque esta correlación no siempre es<br />

exacta en pacientes profundamente inmunosuprimidos. 5,6<br />

Page 3 of 30


Otro factor de importancia para el desarrollo del PTLD es el estado de<br />

inmunodeficiencia que presentan estos enfermos, debido al tratamiento<br />

inmunosupresor que se les administra para impedir el rechazo del órgano<br />

trasplantado. 7 La incidencia de PTLD varia dependiendo del tipo de órgano<br />

trasplantado, la edad del receptor y el tipo de régimen inmunosupresor.<br />

La aparición de PTLD según el órgano transplantado es de alrededor del 1% en<br />

trasplantes renales, 8 llegando hasta un 5% en hepáticos 9,10 y hasta 20% en<br />

cardíacos e intestino. 11 La frecuencia en trasplantes de medula ósea varía,<br />

dependiendo de sí la medula ósea no es manipulada, en cuyo caso el riesgo es<br />

menor del 1%, o la manipula, mediante una depleción de linfocitos T, donde<br />

alcanza el 7,5%. 12 El uso de terapia contra reacción injerto vs huésped (GVHD),<br />

especialmente con agentes celulares anti-T, la edad avanzada del donante, el uso<br />

de irradiación corporal total (TBI) y receptor o donante no HLA idéntico 13 son<br />

factores de riesgo para PTLD. Los receptores de transplantes HLA-no idénticos,<br />

con injerto deplecionado de células T tienen un riesgo mas alto llegando hasta el<br />

15%, 14 siendo menor cuando se utiliza sangre de cordón umbilical.<br />

Otro factor de importancia incluye la enfermedad subyacente. Por ejemplo<br />

los pacientes que reciben un trasplante de medula ósea (TMO) para el<br />

tratamiento de una inmunodeficiencia congénita tendrían un riesgo aumentado<br />

para el desarrollo de PTLD comparado con aquellos que lo reciben por otras<br />

razones. Shpilberg et al sugirieron que los pacientes que reciben un transplante<br />

hepático debido a presentar desordenes autoinmunes subyacentes como hepatitis<br />

autoimmune o una cirrosis biliar primaria podrían tener un riesgo aumentado de<br />

PTLD. 15<br />

Existen también variaciones en la frecuencia de PTLDs dependiendo del<br />

régimen inmunosupresor. Por ejemplo, tratamientos combinados con Globulina<br />

Antilinfocítaria, esteroides y azatioprina con o sin ciclosporina, siempre que se<br />

monitoricen sus niveles, se consideran de bajo riesgo. Por el contrario, estudios<br />

iniciales sugerían que el tratamiento con tacrolimus parecería incrementar el<br />

riesgo, aunque esto no pudo ser confirmado contundentemente. 16-18<br />

Page 4 of 30


Otros factores de riesgo adicionales en el paciente inmunocomprometido<br />

por un transplante son los episodios de rechazo que requieren intensificación<br />

de la inmunosupresion, especialmente el uso de terapia con anticuerpos<br />

celulares contra células T, 19 serologia EBV negativa al momento del<br />

transplante, 20,21 transplante pulmonar y de intestino delgado, la edad al tiempo<br />

del transplante, especialmente los menores de 5 años al momento del<br />

transplante.<br />

La incidencia de PTLD es mayor en el primer año post-trasplante, cuando<br />

la inmunidad T para el EBV es la mas baja. 22 Los pacientes pediátricos tienen<br />

una más alta incidencia de PTLD que los pacientes adultos que reciben<br />

similares injertos.<br />

A. Referencias<br />

1<br />

Norin S, Kimby E, Ericzon BG, Christensson B, Sander B, Soderdahl G, Hagglund H:<br />

<strong>Post</strong>transplant lymphoma--a single-center experience of 500 liver transplantations. Med Oncol<br />

2004;21:273-284.<br />

2<br />

Lim WH, Russ GR, Coates PT: Review of Epstein-Barr virus and post-transplant<br />

lymphoproliferative disorder post-solid organ transplantation. Nephrology (Carlton)<br />

2006;11:355-366.<br />

3<br />

Penn I: De novo malignances in pediatric organ transplant recipients. Pediatr Transplant<br />

1998;2:56-63.<br />

4<br />

Cohen JI, Bollard CM, Khanna R, Pittaluga S: Current understanding of the role of Epstein-Barr<br />

virus in lymphomagenesis and therapeutic approaches to EBV-associated lymphomas. Leuk<br />

Lymphoma 2008;49 Suppl 1:27-34.<br />

5<br />

Greenfield HM, Gharib MI, Turner AJ, Guiver M, Carr T, Will AM, Wynn RF: The impact of<br />

monitoring Epstein-Barr virus PCR in paediatric bone marrow transplant patients: can it<br />

successfully predict outcome and guide intervention? Pediatr Blood Cancer 2006;47:200-205.<br />

6<br />

Tsai DE, Douglas L, Andreadis C, Vogl DT, Arnoldi S, Kotloff R, Svoboda J, Bloom RD, Olthoff<br />

KM, Brozena SC, Schuster SJ, Stadtmauer EA, Robertson ES, Wasik MA, Ahya VN: EBV PCR in the<br />

diagnosis and monitoring of posttransplant lymphoproliferative disorder: results of a two-arm<br />

prospective trial. Am J Transplant 2008;8:1016-1024.<br />

7<br />

Aucejo F, Rofaiel G, Miller C: Who is at risk for post-transplant lymphoproliferative disorders<br />

(PTLD) after liver transplantation? J Hepatol 2006;44:19-23.<br />

8<br />

Abe T, Ichimaru N, Kokado Y, Maeda T, Kakuta Y, Okumi M, Imamura R, Nonomura N, Isaka Y,<br />

Takahara S, Okuyama A: <strong>Post</strong>-transplant lymphoproliferative disorder following renal<br />

transplantation: a single-center experience over 40 years. Int J Urol;17:48-54.<br />

9<br />

Uribe M, Hunter B, Alba A, Calabran L, Flores L, Soto P, Herzog C: <strong>Post</strong>transplant<br />

lymphoproliferative disorder in pediatric liver transplantation. Transplant Proc 2009;41:2679-<br />

2681.<br />

Page 5 of 30


10 Fernandez MC, Bes D, De Davila M, Lopez S, Cambaceres C, Dip M, Imventarza O: <strong>Post</strong>transplant<br />

lymphoproliferative disorder after pediatric liver transplantation: characteristics and<br />

outcome. Pediatr Transplant 2009;13:307-310.<br />

11 Gao SZ, Chaparro SV, Perlroth M, Montoya JG, Miller JL, DiMiceli S, Hastie T, Oyer PE, Schroeder<br />

J: <strong>Post</strong>-transplantation lymphoproliferative disease in heart and heart-lung transplant recipients:<br />

30-year experience at Stanford University. J Heart Lung Transplant 2003;22:505-514.<br />

12 Styczynski J, Einsele H, Gil L, Ljungman P: Outcome of treatment of Epstein-Barr virus-related<br />

post-transplant lymphoproliferative disorder in hematopoietic stem cell recipients: a<br />

comprehensive review of reported cases. Transpl Infect Dis 2009;11:383-392.<br />

13 Buyck HC, Ball S, Junagade P, Marsh J, Chakrabarti S: Prior immunosuppressive therapy with<br />

antithymocyte globulin increases the risk of EBV-related lymphoproliferative disorder following<br />

allo-SCT for acquired aplastic anaemia. Bone Marrow Transplant 2009;43:813-816.<br />

14 Faye A, Vilmer E: <strong>Post</strong>-transplant lymphoproliferative disorder in children: incidence,<br />

prognosis, and treatment options. Paediatr Drugs 2005;7:55-65.<br />

15 Shpilberg O, Wilson J, Whiteside TL, Herberman RB: Pre-transplant immunological profile and<br />

risk factor analysis of post-transplant lymphoproliferative disease development: the results of a<br />

nested matched case-control study. The University of Pittsburgh PTLD Study Group. Leuk<br />

Lymphoma 1999;36:109-121.<br />

16 Dharnidharka VR, Ho PL, Stablein DM, Harmon WE, Tejani AH: Mycophenolate, tacrolimus and<br />

post-transplant lymphoproliferative disorder: a report of the North American Pediatric Renal<br />

Transplant Cooperative Study. Pediatr Transplant 2002;6:396-399.<br />

17 Jain A, Mazariegos G, Kashyap R, Green M, Gronsky C, Starzl TE, Fung J, Reyes J: Comparative<br />

long-term evaluation of tacrolimus and cyclosporine in pediatric liver transplantation.<br />

Transplantation 2000;70:617-625.<br />

18 Cacciarelli TV, Reyes J, Jaffe R, Mazariegos GV, Jain A, Fung JJ, Green M: Primary tacrolimus<br />

(FK506) therapy and the long-term risk of post-transplant lymphoproliferative disease in<br />

pediatric liver transplant recipients. Pediatr Transplant 2001;5:359-364.<br />

19 Schubert S, Abdul-Khaliq H, Lehmkuhl HB, Yegitbasi M, Reinke P, Kebelmann-Betzig C,<br />

Hauptmann K, Gross-Wieltsch U, Hetzer R, Berger F: Diagnosis and treatment of posttransplantation<br />

lymphoproliferative disorder in pediatric heart transplant patients. Pediatr<br />

Transplant 2008.<br />

20 Wagner HJ, Fischer L, Jabs WJ, Holbe M, Pethig K, Bucsky P: Longitudinal analysis of Epstein-<br />

Barr viral load in plasma and peripheral blood mononuclear cells of transplanted patients by<br />

real-time polymerase chain reaction. Transplantation 2002;74:656-664.<br />

21 Knight JS, Tsodikov A, Cibrik DM, Ross CW, Kaminski MS, Blayney DW: Lymphoma after solid<br />

organ transplantation: risk, response to therapy, and survival at a transplantation center. J Clin<br />

Oncol 2009;27:3354-3362.<br />

22 Wu JF, Ho MC, Ni YH, Chen HL, Lu CY, Hsu HY, Lee PH, Chang MH: Timing of Epstein-Barr virus<br />

acquisition and the course of posttransplantation lymphoproliferative disorder in children.<br />

Transplantation 2009;87:758-762.<br />

Page 6 of 30


B. Clasificación<br />

La gran mayoría de los PTLD son de fenotipo B (86%), aunque existen<br />

casos de estirpe T (14%) y un pequeño porcentaje de fenotipo nulo (1%). Los<br />

PTLDs se han subclasificado teniendo en cuenta las peculiaridades histológicas,<br />

fenotípicas y moleculares, así como la evolución de las mismas. En la actualidad<br />

se utiliza la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es<br />

una evolución de la clasificación de la Sociedad Americana y Canadiense de<br />

Hematopatología, elaborada por consenso en una reunión de trabajo.<br />

La enfermedad linfoproliferativa post-trasplante inicial, incluye una serie<br />

de cuadros que tienen en común el ser procesos reactivos y ocurren<br />

preferentemente durante los tres primeros meses post-trasplante.<br />

Bajo esta denominación se encontraría la hiperplasia folicular reactiva, la<br />

hiperplasia de células plasmáticas, algunos casos que han recibido la<br />

designación de linfomas policlonales y casos de enfermedad tipo<br />

mononucleosis infecciosa-like. Suelen afectar a pacientes jóvenes que no<br />

presentaban exposición a virus de Epstein Barr. Presentan afectación preferente<br />

en adenoides, amígdalas, bazo y con menor frecuencia, en ganglios linfáticos.<br />

Histológicamente se caracterizan por preservar la arquitectura del órgano<br />

afectado, presentando un infiltrado linfoide polimorfo, con células<br />

entremezcladas con fenotipo tanto B como T y resultan en la mayor parte de los<br />

casos policlonales para inmunoglobulinas de superficie así como cuando se<br />

intenta realizar reordenamiento por métodos moleculares (PCR o Southern-<br />

blot), tanto para inmunoglobulinas como para EBV. No suelen presentar<br />

mutaciones para c-myc, ras y p53. Estos son los típicos casos descritos en la<br />

literatura como PTLDs que suelen remitir simplemente al disminuir la<br />

inmunosupresión.<br />

Page 7 of 30


B. Figura 1<br />

Celulas plasmaticas tipicas (flecha negra) y aislados inmunoblastos (linea<br />

punteada en rojo) junto con linfocitos normales entremezclados (H-E 40X).<br />

B. Figura 2<br />

Se observan las mismas características en un tejido amigdalino donde el epitelio<br />

normal luce estrechado por la proliferación plasmocitoide (H-E 10 ×).<br />

Page 8 of 30


B. Figura 3<br />

Se observan las mismas características en un tejido amigdalino donde el<br />

epitelio normal luce estrechado por la proliferación plasmocitoide (H-E 40×).<br />

B. Figura 4<br />

Se observan las mismas características en un tejido amigdalino donde el<br />

epitelio normal luce estrechado por la proliferación plasmocitoide (H-E 40×).<br />

Page 9 of 30


B.2 La Enfermedad Linfoproliferativa <strong>Post</strong>-Trasplante<br />

Polimorfa<br />

Esta denominación incluye términos utilizados previamente tan<br />

imprecisos como hiperplasia de células B polimorfas y linfomas B polimorfos.<br />

Suelen aparecer en un periodo más tardío, que varia de entre 4 meses a 8 años<br />

tras el trasplante. Típicamente suelen tener una localización extraganglionar.<br />

Histológicamente se pierde la arquitectura del órgano afectado. El espectro<br />

celular que conforma la lesión es muy variado, con presencia de linfocitos<br />

plasmacitoides, células plasmáticas e inmunoblastos que pueden ser llegar a<br />

ser muy atípicos. Suelen predominar los linfocitos B, aunque entremezcladas,<br />

suele existir una proporción importante de linfocitos T. En muchos casos,<br />

resulta difícil de demostrar restricción para cadena ligera o pesada de las<br />

inmunoglobulinas mediante inmunohistoquímica y en cambio, es posible<br />

demostrar generalmente monoclonalidad, con técnicas moleculares, bien para<br />

IgH o EBV. No suele observarse mutación de oncogenes como c-myc, ras y p53.<br />

La reducción de la inmunosupresión hace remitir este tipo de neoplasias,<br />

aunque en otros casos la enfermedad progresa y requiere una intervención más<br />

activa como por ejemplo el uso de anticuerpos monoclonales.<br />

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B. Figura 5<br />

Ganglio linfatico (H-E 10 X). Se observa distorsión de la arquitectura del ganglio<br />

linfatico con infiltracion al tejido adiposo circundante (flecha).<br />

B. Figura 6<br />

Infiltracion nodal polimorifca incluyendo linfocitos normales, inmunoblastos,<br />

Celulas plasmaticas aisladas y algunas figuras mitoticas. Los inmunoblastos<br />

pueden mostrar caracteristicas bizarras remedando celulas de Reed Sternberg<br />

(H-E 20X).<br />

Page 11 of 30


B. Figura 7<br />

B. Figura 8<br />

Page 12 of 30


B. Figura 9<br />

Infiltracion nodal polimorifca incluyendo linfocitos normales, inmunoblastos,<br />

celulas plasmaticas aisladas y algunas figuras mitoticas. Los inmunoblastos<br />

pueden mostrar caracteristicas bizarras remedando celulas de Reed Sternberg<br />

(X100 inmersion).<br />

B. Figura 10<br />

Tincion de EBER.<br />

Page 13 of 30


B. Figura 11<br />

Tincion de EBER.<br />

La enfermedad linfoproliferativa post-trasplante monomorfa incluye a los<br />

linfomas B, así como algunos casos de linfoma tipo Burkitt. Son frecuentemente<br />

extraganglionares. Histológicamente, no se los puede diferenciar de aquellos<br />

que ocurren en pacientes no inmunosuprimidos. Suelen tener una clara pérdida<br />

de la arquitectura, encontrándose amplias zonas de necrosis. Citológicamente<br />

el aspecto no tiene por que ser necesariamente monomorfo, aunque si<br />

generalmente las células tienen un aspecto blástico, pudiendo en casos ser<br />

multilobuladas y tener una apariencia mas de centroblastos o de<br />

inmunoblastos. El fenotipo es B maduro, pudiéndose demostrar generalmente<br />

restricción para cadena ligera o cadena pesada de inmunoglobulina de<br />

superficie con inmunoperoxidasa.Con técnicas moleculares la mayoría de los<br />

casos son monoclonales para IgH y EVB. Con frecuencia se observan<br />

mutaciones para oncogenes ras y P-53. En su evolución excepcionalmente<br />

remiten al reducir la inmunosupresión, siendo necesario tratarlos con<br />

quimioterapia.<br />

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B. Figura 12<br />

Proliferacion monomorfa indistinguible del linfoma de Burkitt mostrando<br />

células de tamaño mediano con múltiples nucleolos citoplasma basofilo y<br />

numerosas mitosis.<br />

B. Figura 13<br />

Tincion positiva para CD20.<br />

Page 15 of 30


Los linfomas T en pacientes post-trasplantados, constituyen<br />

aproximadamente el 10% de los linfomas no-Hodgkin de estos enfermos. En<br />

general, el pronóstico es malo, no respondiendo al tratamiento.<br />

La existencia de linfoma de Hodgkin clásico es excepcional en pacientes<br />

trasplantados. Por ultimo incluiríamos los PTLDs no asociados al EBV. Son<br />

aproximadamente entre un 8-14% de los linfomas desarrollados en estos<br />

pacientes y forman una entidad diferenciada. Se caracterizan por ocurrir en una<br />

fase más tardía post-trasplante, con más frecuencia afectan a ganglios<br />

linfáticos, y la reducción de la inmunosupresión no influye en su progresión.<br />

B.2 Clasificación<br />

B. Tabla 1<br />

Clasificación<br />

B.3 Estadificación<br />

Es difícil adaptar los sistemas de estadificación, en especial a las formas<br />

polimórficas. El estadio del PTLD representa la extensión de la enfermedad:<br />

local vs. diseminada y nodal vs. compromiso de órganos. En aproximadamente<br />

Page 16 of 30


el 50% de los casos, compromiso múltiple de órganos o varios ganglios son<br />

involucrados a la presentación de la enfermedad. Los ganglios linfáticos y el<br />

tracto gastrointestinal son los 2 sitios involucrados con mayor frecuencia.<br />

No existe un sistema de estatificación formal para el PTLD y se ha sugerido el<br />

uso de la clasificación standard de Ann Arbor, aunque ningun sistema de<br />

estadificacion se adapta a esta condición.<br />

B. Referencias<br />

1 Jaffe ES, Harris NL, Stein H; World Health Organization. Pathology and Genetics of Tumours of<br />

Haematopoietic and Lymphoid Tissues. Lyon: IARC Press; 2001.<br />

C. Manifestaciones Clínicas<br />

Las presentaciones clínicas de los trastornos linfoproliferativos<br />

postrasplante son muy variadas e incluyen adenopatías asintomáticas, cuadros<br />

similares a la mononucleosis infecciosa atípicos y/o graves, y uno o más tumores<br />

nodales y/o extranodales. 1,2 A diferencia de lo que ocurre en los<br />

inmunocompetentes, los trastornos linfoproliferativos postrasplante suelen ser<br />

extranodales.<br />

En cuanto a las Manifestaciones Clínicas estas incluyen: (1) Síndrome<br />

similar a la monucleosis infecciosa con o sin linfadenopatias generalizadas (2)<br />

Uno o más tumores extranodales y (3) Presentación diseminada fulminante con<br />

sepsis.<br />

El síndrome mononucleosico puede ocurrir tempranamente luego del<br />

transplante particularmente en asociación con infección primaria por EBV. Esta<br />

presentación es particularmente común en la población pediátrica. Los<br />

síntomas y signos otorrinolaringologicos son frecuentemente la primera<br />

manifestación de PTLD en niños. Los pacientes pueden presentarse con clínica<br />

Page 17 of 30


que remeda hipertrofia amigdalina, faringitis, faringitis necrotizante,<br />

linfadenitis, sinusitis y otitis media. 3 Hay una tendencia hacia las formas severas<br />

con síntomas de obstrucción área.<br />

Cuando el PTLD ocurre mas tardíamente esta mas circunscripto<br />

anatómicamente y puede estar asociado con un curso más gradual. En esta<br />

situación la enfermedad extranodal con compromiso visceral es común con<br />

síntomas gastrointestinales, pulmonares o menos frecuentemente, del sistema<br />

nervioso central. La linfadenopatia es no dolorosa.<br />

La mayoría de los pacientes con PTLD se presentan al menos con un<br />

tumor dominante. El injerto también puede estar involucrado en la<br />

enfermedad. 4 En este caso la frecuencia del compromiso varia de acuerdo al<br />

sitio especifico del injerto. Los PTLDs que se originan en los receptores de<br />

transplantes de pulmón o intestino involucran a esos injertos en una<br />

proporción importante de casos. 5 Los PTLDs que ocurren pacientes que<br />

reciben otros tipos de injertos ya sea hígado o riñón, el PTLD involucra al<br />

injerto en hasta un tercio de los casos. En contraste, en el corazón<br />

transplantado es raro que este involucrado en este proceso.<br />

Los síntomas de PTLD son relacionados al sitio de crecimiento tumoral.<br />

Los tumores gastrointestinales pueden causar dolor abdominal con hemorragia<br />

y pueden llegar ala perforación causando síntomas de abdomen agudo<br />

quirúrgico. 6,7 Los tumores en sistema nervioso central pueden causar síntomas<br />

por necrosis local o por efecto de masa. 8<br />

El PTLD puede ocurrir en cualquier sitio. El compromiso aislado de piel<br />

también ha sido reportado. 9,10 Casos localizados en pleura también han sido<br />

reportados ocasionalmente. 11 La forma de presentación fulminante es rara,<br />

ocurriendo en aproximadamente el 1% de los casos, pero debido a su alta<br />

mortalidad, debe ser diagnosticada a tiempo. 12<br />

Page 18 of 30


C. 1 Diagnostico<br />

El diagnostico de PTLD requiere el conocimiento de las diversas formas<br />

de presentación de este síndrome tan heterogéneo y un alto índice de<br />

sospecha. La localización de la disfunción orgánica nos dirige hacia la<br />

evaluación diagnostica apropiada. Por ejemplo una abrupta aparición de<br />

linfadenopatias ya sean aisladas o de manera sistémica debe hacer considerar<br />

al PTLD en la lista de diagnósticos diferenciales. El dolor abdominal,<br />

particularmente en el contexto de sangrado intestinal lleva a la posibilidad de<br />

PTLD en el tracto gastrointestinal. La cefalea persistente o síntomas del sistema<br />

nervioso central sugieren localización en cerebro. Infecciones del tracto<br />

respiratorio superior que no responden a la terapéutica antibiótica instituida,<br />

asociado a linfadenopatia nos debe dar un índice de sospecha hacia PTLD.<br />

La evaluación endoscópica nos puede llevar a descubrir lesiones ulcero-<br />

nodulares que pueden reflejar PTLD en ese órgano. En el caso de compromiso<br />

pulmonar, múltiples densidades nodulares pueden ser vistas en la evaluación<br />

con una radiografía simple de tórax.<br />

Debe recordarse que el PTLD puede involucrar en primera instancia al<br />

injerto. La realización de serologías para Epstein-Barr puede servir para evaluar<br />

la presencia de una infección reciente o remota. 13-15 Sin embargo el diagnostico<br />

de infección por EBV, activa o pasada no es sinónimo de PTLD. Por ejemplo en<br />

un estudio de pacientes EBV-seronegativos en receptores de transplante<br />

hepático pediátrico mostró un 80% de tasa de conversión a seropositividad<br />

dentro de los 3 meses después del transplante. De esos pacientes<br />

aproximadamente el 85% fueron asintomáticos y solo el 15% desarrollo PTLD.<br />

De los varios estudios para detectar infección por EBV la, IgM contra el<br />

antigeno de la capside viral (IgM-VCA) es particularmente de ayuda para la<br />

detección de infección activa por EBV. Sin embargo, la respuesta inmune en<br />

estos pacientes inmunocomprometidos puede ser inconsistente. Una<br />

estimación cuantitativa del numero de copias del genoma de EBV en sangre<br />

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periférica analizado por PCR provee la herramienta mas útil del tipo de<br />

infección por EBV y la mas probable asociación con PTLD. 16<br />

Los pacientes con PTLD muestran un número elevado de copias del<br />

genoma viral circulante. Los pacientes normales EBV-positivos tenían menos de<br />

2,000 copias del genoma viral por microgramo de ADN de células sanguíneas,<br />

de este modo el número de genomas de EBV se incrementaba a 10 a 100 veces<br />

en pacientes con PTLD. Mas aun la regresión del PTLD fue asociada con una<br />

disminución del numero de copias circulantes indicando que puede tener uso<br />

en el monitoreo de la terapia instituida. 17<br />

La biopsia del injerto u órgano transplantado debe ser examinada<br />

detenidamente para excluir PTLD antes de comenzar una terapia contra un<br />

posible rechazo del injerto transplantado porque el incremento de la<br />

inmunosupresion esta contraindicado en el paciente con PTLD.<br />

La biopsia es la herramienta definitiva diagnostica. Las muestras<br />

biopsiadas deben ser analizadas para detectar la infiltración por células B y<br />

deben ser sujetas a estudios de hibridizacion in situ para la detección de EBV.<br />

C. Figura 1<br />

Tac de abdomen. Paciente de 5 años de edad trasplantado hepático por atresia<br />

de vías biliares. Imagen hipodensa en flanco derecho con imágenes necroticas<br />

en su interior correspondiente a Linfoma Burkitt.<br />

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C. Figura 2<br />

Tac de abdomen. Paciente de 5 años de edad trasplantado hepático por atresia<br />

de vías biliares. Imagen hipodensa en flanco derecho con imágenes necroticas<br />

en su interior correspondiente a Linfoma Burkitt.<br />

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D. Tratamiento<br />

La mayoría de los centros siguen una escala en cuanto a la aproximación<br />

del tratamiento en general, con una intervención inicial influenciada por la<br />

extensión de la enfermedad y el grado de agresividad en cuanto a la<br />

presentación en el paciente.<br />

El tratamiento inicial consiste en disminuir la inmunosupresión siempre<br />

que esto sea posible. 1,2 Otras medidas que pueden adoptarse como tratamiento<br />

de primera línea son la escisión quirúrgica cuando la enfermedad sea limitada y<br />

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la localización lo permita. 3 También se utilizan en la prevención el aciclovir o el<br />

ganciclovir o más recientemente cidofovir aunque su efectividad como<br />

tratamiento no está demostrada rotundamente. 4 Es importante destacar que si<br />

bien la resección quirúrgica completa, como en el caso de la resección de<br />

amígdala puede, al resecar todas las manifestaciones tumorales, obviar la<br />

necesidad de futuros tratamientos, no es adecuado intentar resecciones<br />

extensas con este fin en otras localizaciones como por ejemplo las<br />

abdominales. En estos casos, el manejo es similar a otros pacientes con linfoma<br />

no Hodgkin en pediatría, donde la cirugía inicial se debe limitar a la toma de<br />

biopsia.<br />

En una segunda línea se encuentran modalidades terapéuticas como el<br />

interferón alfa, ya poco usado en la actualidad 5 o anticuerpos monoclonales,<br />

mientras que la quimioterapia se reserva para casos seleccionados.<br />

D. 1 Reducción de La Inmunosupresion<br />

La medida más inmediata en cuanto al tratamiento es reducir el nivel de<br />

inmunosupresion. La reducción de la inmunosupresión por si sola es suficiente<br />

para el cerca de un tercio de los casos, aunque su eficacia varia de acuerdo al<br />

tipo de PTLD y al tipo de trasplante. 2,4<br />

Una desventaja obvia de esta terapéutica es la posibilidad de rechazo del<br />

injerto transplantado que luego requiere un aumento mayor de la<br />

inmunosupresión y un daño del órgano que en ocasiones impide dar una<br />

quimioterapia adecuada. La reducción de la inmunosupresión no suele<br />

controlar los linfomas ya establecidos. Por esta razón otras terapéuticas han<br />

sido ensayadas sean inmunológicas o no para lograr la curación de esta<br />

entidad.<br />

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D.2 Terapia Antiviral Sistémica<br />

Se ha utilizado el aciclovir como inhibidor de la replicación del ADN del<br />

EBV, con éxito marginal para eliminar lesiones policlonales de EBV en<br />

orofaringe (lesiones que no han progresado a la fase proliferativa).<br />

Sin embargo linfocitos infectados latentes no son afectados por este<br />

tratamiento. La eficacia de esta terapia antiviral para el tratamiento de PTLD no<br />

ha sido firmemente demostrada hasta este momento. Los resultados con<br />

ganciclovir y cidofovir son similares.<br />

D.3 Terapia con Citoquinas<br />

El tratamiento con citoquinas es una lógica extensión de la aproximación<br />

terapéutica en cuanto a esta enfermedad intentando estimular a la respuesta<br />

inmune del huésped para eliminar o rechazar al PTLD. El interferón alfa fue la<br />

citoquina mas comúnmente usada. 2 Esta modalidad de tratamiento puede tener<br />

éxito cuando la reducción de la inmunosupresion fracasa en controlar a la<br />

enfermedad. Pero la posibilidad de rechazo del injerto también existe cuando<br />

este agente es utilizado. Sin embrago, con el advenimiento del Rituximab, este<br />

tratamiento es poco utilizado en la actualidad.<br />

D. 4 Radioterapia y Quimioterapia<br />

El rol de la terapia radiante y las dosis requeridas, todavía no han sido<br />

bien establecidas. La radioterapia ha sido también utilizada y puede tener<br />

también algún beneficio en el tratamiento de los tumores del SNC 6 y para el<br />

control de procesos localizados del PTLD. Sin embrago, solo sería útil en casos<br />

de linfoma cerebral primario o en aquellos casos que el tumor se halle<br />

comprimiendo alguna estructura vital que requiera esta intervención. 7 Por<br />

consiguiente, es poco utilizada en la actualidad.<br />

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Los reportes de los resultados del tratamiento del PTLD con<br />

quimioterapia convencional son controvertidos. Se debe ser cuidadoso con el<br />

uso de regimenes de alta dosis en pacientes con disfunción orgánica. 8 La<br />

ciclofosfamida sola o asociada al rituximab asi como regímenes de<br />

quimioterapia como CHOP (ciclofosfamida, adriamicina, vincristina, y<br />

prednisona) se han utilizado en los pacientes de PTLD. 9,10 A pesar de la alta tasa<br />

de remisiones completas alcanzadas de hasta el 70%, la toxicidad asociada es<br />

significativa e incluye muertes relacionadas al tratamiento en esta población<br />

con tanta co-morbilidad. La alta mortalidad asociada a los regímenes de<br />

quimioterapia estándar en la población de PTLD pude ocurrir debido a varios<br />

factores incluyendo la immunosupresión farmacológica, disfunción del injerto,<br />

y la colonización con micro organismos resistentes intrahospitalarios.<br />

Los ciclos de tratamiento son repetidos cada 21-28 días o hasta<br />

recuperación hematológica. Los pacientes que experimentan remisión completa<br />

luego de 4 ciclos son tratados con dos ciclos adicionales. Los pacientes son<br />

mantenidos sin inmunosupresion durante el tratamiento con este esquema y<br />

luego recibirán la menor inmunosupresion posible que les permita el adecuado<br />

funcionamiento del órgano. Aquellos pacientes con linfomas B maduros, deben<br />

recibir quimioterapia intratecal profilactica.<br />

La quimioterapia es citotóxica para las células proliferantes B e incluso<br />

tiene utilidad para tratar o prevenir el GVHD (enfermedad injerto contra<br />

huésped) y el rechazo de injerto. Para los pacientes con concurrente rechazo y<br />

PTLD, la quimioterapia ofrece el mejor control para los dos procesos. Sin<br />

embargo las dosis convencionales para el tratamiento del linfoma no-Hodgkin<br />

en pacientes inmunodeficientes primarios y pacientes post transplantados<br />

parece resultar en una mayor toxicidad para los órganos y en una mayor<br />

susceptibilidad para las infecciones.<br />

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D.5 Terapia Celular<br />

La terapia celular representa una reciente innovación en el tratamiento de<br />

las enfermedades malignas relacionadas al EBV, aunque sólo está disponible en<br />

centros especializados.<br />

El uso terapéutico de células efectoras inmunes contra el EBV surge de las<br />

observaciones del efecto observado en pacientes transplantados de medula<br />

ósea con el graft-vs-leucemia(GVL). 11,12 No suele ser utilizada en procesos<br />

linfoproliferativos luego de trasplante de órganos sólidos.<br />

D.6 Anticuerpos Monoclonales<br />

Dado que la mayoría de los PTLDs son de estirpe B, el empleo de<br />

anticuerpos monoclonales anti-B parece una aproximación terapéutica<br />

atractiva, 13,14 siendo actualmente uno de los pilares del tratamiento.<br />

En la primera comunicación sobre el empleo de anticuerpos<br />

monoclonales en el tratamiento de los PTLD se emplearon anticuerpos anti-<br />

CD21 y anti-CD24, con lo que se consiguieron un 61% de respuestas y un 46%<br />

de supervivencias largas con aceptable toxicidad. 15 También se han ensayado<br />

anticuerpos monoclonales anti-CD19 con buenos resultados. 15 Sin embargo,<br />

estos anticuerpos no han sido comercializados en forma masiva y su uso fue<br />

reemplazado por el rituximab.<br />

El rituximab, un anticuerpo monoclonal anti-CD20, que ya demostrado su<br />

utilidad en los LNH tanto indolentes como agresivos, inclusive en pediatria 16 y<br />

que se encuentra disponible en el mercado, ha comenzado a utilizarse en los<br />

PTLDs con unos resultados muy prometedores, alcanzando más de un 60% de<br />

remisiones completas y sin toxicidad importante. 17 El tratamiento con rituximab<br />

debe considerarse parte de la estrategia, necesariamente multimodal, del<br />

tratamiento de los PTLDs.<br />

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El rituximab es un anticuerpo monoclonal quimérico anti-CD20 IgG que<br />

consiste en regiones constantes humanas ligadas a dominios variables<br />

murinos. El dominio Fab. murino del rituximab se une al antígeno CD20, que<br />

es a proteína de la transmembrana situada en la superficie de las células B<br />

maduras, pero no en las células plasmáticas o en las células stem cell<br />

hematopoyéticas.<br />

El dominio Fab. murino le provee especificidad y la región de tamaño<br />

grande de origen humano constante (Fc.) es la que fija complemento El<br />

rituximab tiene tres mecanismos potenciales de acción incluyendo apoptosis, la<br />

activación del complemento, y la citotoxicidad celular dependiente de<br />

anticuerpo.<br />

El rituximab fue aprobado en primera instancia para el tratamiento de<br />

linfomas no-Hodgkin de bajo grado recaídos CD20-positivos y luego para los<br />

linfomas de células grandes en asociación al CHOP. 16 Desde la aprobación<br />

inicial, ha sido ampliamente utilizada como solo agente o conjuntamente con<br />

los regímenes de la quimioterapia para el tratamiento de varias neoplasias<br />

hematológicas CD20-positivas. El rituximab también tiene un papel importante<br />

en el tratamiento de varias enfermedades no malignas, especialmente<br />

autoinmunes incluyendo la artritis reumatoide, síndrome de Sjogren, lupus<br />

eritematoso sistémico, miastenia gravis, anemia hemolítica autoinmune, y<br />

púrpura trombocitopenica idiopática. En estas enfermedades, se asume que las<br />

células de B desempeñan un papel crítico en el proceso autoinmune. El<br />

rituximab se administra generalmente en infusión lenta de intravenosa semanal<br />

por cuatro dosis. En comparación con muchos regimenes de quimioterapia, no<br />

requiere ajustes de dosis para el pulmón, riñón, hígado, o corazón. Se<br />

recomienda la premedicación con paracetamol y difenhidramina antes de cada<br />

infusión para prevenir reacciones vinculadas a la infusión. Si el paciente<br />

experimenta reacciones adversas relacionadas con el rituximab, generalmente<br />

ocurren durante la primera administración. En infusiones subsecuentes, las<br />

reacciones suelen más suaves. Las reacciones adversas observadas durante la<br />

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infusión (Síndrome Flu-like, fiebre, escalofríos, náuseas, cefalea, y rash) pueden<br />

ser tratadas de manera sintomática. Raramente, pueden aparecer reacciones<br />

más serias por ejemplo angioedema, hipotensión, broncoespasmo,<br />

generalmente a los 30-120 minutos de haber comenzado la primera infusión.<br />

En ese momento, la administración debe ser interrumpida y después de la<br />

resolución de todos los síntomas, la infusión se puede reiniciar a una tasa de<br />

infusión más lenta.<br />

La dosis estándar del rituximab que se administra es de 375 mg/m2 una<br />

vez por semana por cuatro semanas consecutivas, aunque algunos pacientes<br />

han requerido mayores dosis.<br />

Los resultados confirman que solo el rituximab y la quimioterapia<br />

pueden ser altamente eficaces en los pacientes que fallaron a la reducción de<br />

la inmunosupresion incluso como segunda línea de tratamiento. 18,19 Ambos<br />

tipos de terapias dieron lugar a supervivencias prolongadas y curación en un<br />

gran número de pacientes con PTLD. La combinación de rituximab y<br />

quimioterapia como el CHOP es probabdamente eficaz en pacientes con PTLD,<br />

incluyendo las formas monomorfas. 20 El rituximab también ha sido utilizado por<br />

vía intratecal en pacientes con linfoma cerebral primario asociado a trasplante<br />

de órgano sólido. 21<br />

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