Síndromes Linfoproliferativos Post Transplante
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<strong>Síndromes</strong> <strong>Linfoproliferativos</strong> <strong>Post</strong><br />
<strong>Transplante</strong><br />
Lead contributors:<br />
Cristian Sánchez La Rosa, MD<br />
Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC)<br />
Buenos Aires, Argentina<br />
Emilio Rubulotta, MD<br />
Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC)<br />
Buenos Aires, Argentina<br />
A. Introducción<br />
En los últimos 30 años, el desarrollo de nuevos tratamientos<br />
inmunodepresores ha permitido la realización exitosa de trasplantes de órganos,<br />
lo que ha supuesto un gran avance terapéutico. El número de trasplantes<br />
realizados ha experimentado un crecimiento constante, inclusive en países en<br />
desarrollo, por lo que se ha observado un incremento de los tumores observados<br />
en la población trasplantada. Este incremento es de tres a cinco veces superior a<br />
lo observado en la población general.<br />
Se conoce desde hace muchos años la mayor incidencia de procesos<br />
linfoproliferativos, en personas con inmunodeficiencias congénitas o adquiridas o<br />
farmacológicamente inducidas. 1 Aquellos que la presentan después de terapia
imnunosupresora por trasplante de órganos representan un grupo heterogéneo<br />
de proliferaciones mono o policlonales incluyendo hiperplasia plasmática, hasta el<br />
linfoma no Hodgkin.<br />
Estos procesos linfoproliferativos son clínica y morfológicamente<br />
heterogéneos, siendo conocidos como trastornos linfoproliferativo<br />
postransplante (PTLD por sus siglas en ingles) evolucionando en ocasiones en la<br />
forma clínica de linfoma. 2 En la población pediátrica trasplantada los más<br />
frecuentes son los linfomas (50 %) que los tumores cutáneos (20 %), siendo, estos<br />
últimos, mas frecuentes en los pacientes adultos. 3<br />
A. 1 Etiopatogenia<br />
Existe una clara relación entre los PTLDs e infección por el virus de Epstein-<br />
Barr (VEB). 2,4 Se ha postulado que la infección por este herpes virus linfotrópico, ya<br />
sea primoinfección o reactivación, podría producir inicialmente la expansión<br />
policlonal de células B. Debido a la supresión de la inmunovigilancia de las células<br />
T causada por el tratamiento inmunosupresor, con el tiempo acumularían<br />
mutaciones de oncogenes y genes supresores tumorales, abocando finalmente a<br />
la selección de clones malignos que seguirían presentando ADN episomal del VEB.<br />
La infección primaria puede ser asintomática, producir un cuadro clínico<br />
inespecífico o bien mononucleosis infecciosa. El individuo infectado mantiene<br />
anticuerpos anti-VEB de tipo IgG y el virus queda acantonado la nasofaringe. El<br />
genoma (ADN) del VEB codifica para un número de proteínas, las cuales poseen<br />
una función específica. Entre las más importantes desde el punto de vista<br />
oncológico, se destacan tres proteínas latentes de membrana (LMP), dos que<br />
codifican ARN nucleares (EBER1/2) y seis que codifican factores de trascripción<br />
(EBNAs). La EBNA1 es esencial para el mantenimiento del virus, mientras que la<br />
LMP-1 posee capacidad oncogénica. 4 La función de las EBERs se conoce solo<br />
parcialmente.<br />
Page 2 of 30
La expresión de las diferentes proteínas en células normales y<br />
neoplásicas es diferente. Se han descrito tres tipos de expresión o latencia que,<br />
permiten eludir el control inmunitario mediado por los linfocitos citotóxicos. En<br />
todos los individuos, con o sin tumores, el EBNA-1 se halla expresado. El tipo<br />
de latencia I es típico del linfoma Burkitt y se caracteriza por la expresión<br />
únicamente de EBER1/2. El tipo II demuestra la expresión de EBNA-1, los EBERs<br />
y las LMPs 1 y 2A-2B y es característico del carcinoma de nasofaringe, linfoma<br />
Hogdkin y linfomas nasales. El tipo de latencia III, que se observa en procesos<br />
linfoides en individuos con inmunodeficiencia, muestra un patrón en el que<br />
todas las proteínas se hallan expresadas.<br />
A. Tabla 1<br />
Patología asociada al VEB<br />
Linfoide de origen B:<br />
Linfoma de Burkitt<br />
Linfomas B en individuos inmunodeprimidos (VIH+ y/o<br />
post-trasplante)<br />
Linfoide de origen T/NK:<br />
Linfomas T/NK<br />
Hydroa Vacciniforme-like lymphoma<br />
Otros:<br />
Carcinoma de nasofaringe<br />
Linfoma de Hodgkin (EH)<br />
A nivel histológico, la detección del VEB puede realizarse mediante<br />
hibridación in situ (HIS), aplicada esencialmente para la detección de EBERs,<br />
puede asimismo realizarse inmunohistoquímica con anticuerpos anti-LMP-1/2 y<br />
EBNA-1, Southern blot que permite demostrar clonalidad. 4 Adicionalmente,<br />
puede establecerse la correlación con la carga viral, medida por PCR en tiempo<br />
real y el riesgo de aparición de PTLD, aunque esta correlación no siempre es<br />
exacta en pacientes profundamente inmunosuprimidos. 5,6<br />
Page 3 of 30
Otro factor de importancia para el desarrollo del PTLD es el estado de<br />
inmunodeficiencia que presentan estos enfermos, debido al tratamiento<br />
inmunosupresor que se les administra para impedir el rechazo del órgano<br />
trasplantado. 7 La incidencia de PTLD varia dependiendo del tipo de órgano<br />
trasplantado, la edad del receptor y el tipo de régimen inmunosupresor.<br />
La aparición de PTLD según el órgano transplantado es de alrededor del 1% en<br />
trasplantes renales, 8 llegando hasta un 5% en hepáticos 9,10 y hasta 20% en<br />
cardíacos e intestino. 11 La frecuencia en trasplantes de medula ósea varía,<br />
dependiendo de sí la medula ósea no es manipulada, en cuyo caso el riesgo es<br />
menor del 1%, o la manipula, mediante una depleción de linfocitos T, donde<br />
alcanza el 7,5%. 12 El uso de terapia contra reacción injerto vs huésped (GVHD),<br />
especialmente con agentes celulares anti-T, la edad avanzada del donante, el uso<br />
de irradiación corporal total (TBI) y receptor o donante no HLA idéntico 13 son<br />
factores de riesgo para PTLD. Los receptores de transplantes HLA-no idénticos,<br />
con injerto deplecionado de células T tienen un riesgo mas alto llegando hasta el<br />
15%, 14 siendo menor cuando se utiliza sangre de cordón umbilical.<br />
Otro factor de importancia incluye la enfermedad subyacente. Por ejemplo<br />
los pacientes que reciben un trasplante de medula ósea (TMO) para el<br />
tratamiento de una inmunodeficiencia congénita tendrían un riesgo aumentado<br />
para el desarrollo de PTLD comparado con aquellos que lo reciben por otras<br />
razones. Shpilberg et al sugirieron que los pacientes que reciben un transplante<br />
hepático debido a presentar desordenes autoinmunes subyacentes como hepatitis<br />
autoimmune o una cirrosis biliar primaria podrían tener un riesgo aumentado de<br />
PTLD. 15<br />
Existen también variaciones en la frecuencia de PTLDs dependiendo del<br />
régimen inmunosupresor. Por ejemplo, tratamientos combinados con Globulina<br />
Antilinfocítaria, esteroides y azatioprina con o sin ciclosporina, siempre que se<br />
monitoricen sus niveles, se consideran de bajo riesgo. Por el contrario, estudios<br />
iniciales sugerían que el tratamiento con tacrolimus parecería incrementar el<br />
riesgo, aunque esto no pudo ser confirmado contundentemente. 16-18<br />
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Otros factores de riesgo adicionales en el paciente inmunocomprometido<br />
por un transplante son los episodios de rechazo que requieren intensificación<br />
de la inmunosupresion, especialmente el uso de terapia con anticuerpos<br />
celulares contra células T, 19 serologia EBV negativa al momento del<br />
transplante, 20,21 transplante pulmonar y de intestino delgado, la edad al tiempo<br />
del transplante, especialmente los menores de 5 años al momento del<br />
transplante.<br />
La incidencia de PTLD es mayor en el primer año post-trasplante, cuando<br />
la inmunidad T para el EBV es la mas baja. 22 Los pacientes pediátricos tienen<br />
una más alta incidencia de PTLD que los pacientes adultos que reciben<br />
similares injertos.<br />
A. Referencias<br />
1<br />
Norin S, Kimby E, Ericzon BG, Christensson B, Sander B, Soderdahl G, Hagglund H:<br />
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virus in lymphomagenesis and therapeutic approaches to EBV-associated lymphomas. Leuk<br />
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15 Shpilberg O, Wilson J, Whiteside TL, Herberman RB: Pre-transplant immunological profile and<br />
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(FK506) therapy and the long-term risk of post-transplant lymphoproliferative disease in<br />
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Page 6 of 30
B. Clasificación<br />
La gran mayoría de los PTLD son de fenotipo B (86%), aunque existen<br />
casos de estirpe T (14%) y un pequeño porcentaje de fenotipo nulo (1%). Los<br />
PTLDs se han subclasificado teniendo en cuenta las peculiaridades histológicas,<br />
fenotípicas y moleculares, así como la evolución de las mismas. En la actualidad<br />
se utiliza la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es<br />
una evolución de la clasificación de la Sociedad Americana y Canadiense de<br />
Hematopatología, elaborada por consenso en una reunión de trabajo.<br />
La enfermedad linfoproliferativa post-trasplante inicial, incluye una serie<br />
de cuadros que tienen en común el ser procesos reactivos y ocurren<br />
preferentemente durante los tres primeros meses post-trasplante.<br />
Bajo esta denominación se encontraría la hiperplasia folicular reactiva, la<br />
hiperplasia de células plasmáticas, algunos casos que han recibido la<br />
designación de linfomas policlonales y casos de enfermedad tipo<br />
mononucleosis infecciosa-like. Suelen afectar a pacientes jóvenes que no<br />
presentaban exposición a virus de Epstein Barr. Presentan afectación preferente<br />
en adenoides, amígdalas, bazo y con menor frecuencia, en ganglios linfáticos.<br />
Histológicamente se caracterizan por preservar la arquitectura del órgano<br />
afectado, presentando un infiltrado linfoide polimorfo, con células<br />
entremezcladas con fenotipo tanto B como T y resultan en la mayor parte de los<br />
casos policlonales para inmunoglobulinas de superficie así como cuando se<br />
intenta realizar reordenamiento por métodos moleculares (PCR o Southern-<br />
blot), tanto para inmunoglobulinas como para EBV. No suelen presentar<br />
mutaciones para c-myc, ras y p53. Estos son los típicos casos descritos en la<br />
literatura como PTLDs que suelen remitir simplemente al disminuir la<br />
inmunosupresión.<br />
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B. Figura 1<br />
Celulas plasmaticas tipicas (flecha negra) y aislados inmunoblastos (linea<br />
punteada en rojo) junto con linfocitos normales entremezclados (H-E 40X).<br />
B. Figura 2<br />
Se observan las mismas características en un tejido amigdalino donde el epitelio<br />
normal luce estrechado por la proliferación plasmocitoide (H-E 10 ×).<br />
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B. Figura 3<br />
Se observan las mismas características en un tejido amigdalino donde el<br />
epitelio normal luce estrechado por la proliferación plasmocitoide (H-E 40×).<br />
B. Figura 4<br />
Se observan las mismas características en un tejido amigdalino donde el<br />
epitelio normal luce estrechado por la proliferación plasmocitoide (H-E 40×).<br />
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B.2 La Enfermedad Linfoproliferativa <strong>Post</strong>-Trasplante<br />
Polimorfa<br />
Esta denominación incluye términos utilizados previamente tan<br />
imprecisos como hiperplasia de células B polimorfas y linfomas B polimorfos.<br />
Suelen aparecer en un periodo más tardío, que varia de entre 4 meses a 8 años<br />
tras el trasplante. Típicamente suelen tener una localización extraganglionar.<br />
Histológicamente se pierde la arquitectura del órgano afectado. El espectro<br />
celular que conforma la lesión es muy variado, con presencia de linfocitos<br />
plasmacitoides, células plasmáticas e inmunoblastos que pueden ser llegar a<br />
ser muy atípicos. Suelen predominar los linfocitos B, aunque entremezcladas,<br />
suele existir una proporción importante de linfocitos T. En muchos casos,<br />
resulta difícil de demostrar restricción para cadena ligera o pesada de las<br />
inmunoglobulinas mediante inmunohistoquímica y en cambio, es posible<br />
demostrar generalmente monoclonalidad, con técnicas moleculares, bien para<br />
IgH o EBV. No suele observarse mutación de oncogenes como c-myc, ras y p53.<br />
La reducción de la inmunosupresión hace remitir este tipo de neoplasias,<br />
aunque en otros casos la enfermedad progresa y requiere una intervención más<br />
activa como por ejemplo el uso de anticuerpos monoclonales.<br />
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B. Figura 5<br />
Ganglio linfatico (H-E 10 X). Se observa distorsión de la arquitectura del ganglio<br />
linfatico con infiltracion al tejido adiposo circundante (flecha).<br />
B. Figura 6<br />
Infiltracion nodal polimorifca incluyendo linfocitos normales, inmunoblastos,<br />
Celulas plasmaticas aisladas y algunas figuras mitoticas. Los inmunoblastos<br />
pueden mostrar caracteristicas bizarras remedando celulas de Reed Sternberg<br />
(H-E 20X).<br />
Page 11 of 30
B. Figura 7<br />
B. Figura 8<br />
Page 12 of 30
B. Figura 9<br />
Infiltracion nodal polimorifca incluyendo linfocitos normales, inmunoblastos,<br />
celulas plasmaticas aisladas y algunas figuras mitoticas. Los inmunoblastos<br />
pueden mostrar caracteristicas bizarras remedando celulas de Reed Sternberg<br />
(X100 inmersion).<br />
B. Figura 10<br />
Tincion de EBER.<br />
Page 13 of 30
B. Figura 11<br />
Tincion de EBER.<br />
La enfermedad linfoproliferativa post-trasplante monomorfa incluye a los<br />
linfomas B, así como algunos casos de linfoma tipo Burkitt. Son frecuentemente<br />
extraganglionares. Histológicamente, no se los puede diferenciar de aquellos<br />
que ocurren en pacientes no inmunosuprimidos. Suelen tener una clara pérdida<br />
de la arquitectura, encontrándose amplias zonas de necrosis. Citológicamente<br />
el aspecto no tiene por que ser necesariamente monomorfo, aunque si<br />
generalmente las células tienen un aspecto blástico, pudiendo en casos ser<br />
multilobuladas y tener una apariencia mas de centroblastos o de<br />
inmunoblastos. El fenotipo es B maduro, pudiéndose demostrar generalmente<br />
restricción para cadena ligera o cadena pesada de inmunoglobulina de<br />
superficie con inmunoperoxidasa.Con técnicas moleculares la mayoría de los<br />
casos son monoclonales para IgH y EVB. Con frecuencia se observan<br />
mutaciones para oncogenes ras y P-53. En su evolución excepcionalmente<br />
remiten al reducir la inmunosupresión, siendo necesario tratarlos con<br />
quimioterapia.<br />
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B. Figura 12<br />
Proliferacion monomorfa indistinguible del linfoma de Burkitt mostrando<br />
células de tamaño mediano con múltiples nucleolos citoplasma basofilo y<br />
numerosas mitosis.<br />
B. Figura 13<br />
Tincion positiva para CD20.<br />
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Los linfomas T en pacientes post-trasplantados, constituyen<br />
aproximadamente el 10% de los linfomas no-Hodgkin de estos enfermos. En<br />
general, el pronóstico es malo, no respondiendo al tratamiento.<br />
La existencia de linfoma de Hodgkin clásico es excepcional en pacientes<br />
trasplantados. Por ultimo incluiríamos los PTLDs no asociados al EBV. Son<br />
aproximadamente entre un 8-14% de los linfomas desarrollados en estos<br />
pacientes y forman una entidad diferenciada. Se caracterizan por ocurrir en una<br />
fase más tardía post-trasplante, con más frecuencia afectan a ganglios<br />
linfáticos, y la reducción de la inmunosupresión no influye en su progresión.<br />
B.2 Clasificación<br />
B. Tabla 1<br />
Clasificación<br />
B.3 Estadificación<br />
Es difícil adaptar los sistemas de estadificación, en especial a las formas<br />
polimórficas. El estadio del PTLD representa la extensión de la enfermedad:<br />
local vs. diseminada y nodal vs. compromiso de órganos. En aproximadamente<br />
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el 50% de los casos, compromiso múltiple de órganos o varios ganglios son<br />
involucrados a la presentación de la enfermedad. Los ganglios linfáticos y el<br />
tracto gastrointestinal son los 2 sitios involucrados con mayor frecuencia.<br />
No existe un sistema de estatificación formal para el PTLD y se ha sugerido el<br />
uso de la clasificación standard de Ann Arbor, aunque ningun sistema de<br />
estadificacion se adapta a esta condición.<br />
B. Referencias<br />
1 Jaffe ES, Harris NL, Stein H; World Health Organization. Pathology and Genetics of Tumours of<br />
Haematopoietic and Lymphoid Tissues. Lyon: IARC Press; 2001.<br />
C. Manifestaciones Clínicas<br />
Las presentaciones clínicas de los trastornos linfoproliferativos<br />
postrasplante son muy variadas e incluyen adenopatías asintomáticas, cuadros<br />
similares a la mononucleosis infecciosa atípicos y/o graves, y uno o más tumores<br />
nodales y/o extranodales. 1,2 A diferencia de lo que ocurre en los<br />
inmunocompetentes, los trastornos linfoproliferativos postrasplante suelen ser<br />
extranodales.<br />
En cuanto a las Manifestaciones Clínicas estas incluyen: (1) Síndrome<br />
similar a la monucleosis infecciosa con o sin linfadenopatias generalizadas (2)<br />
Uno o más tumores extranodales y (3) Presentación diseminada fulminante con<br />
sepsis.<br />
El síndrome mononucleosico puede ocurrir tempranamente luego del<br />
transplante particularmente en asociación con infección primaria por EBV. Esta<br />
presentación es particularmente común en la población pediátrica. Los<br />
síntomas y signos otorrinolaringologicos son frecuentemente la primera<br />
manifestación de PTLD en niños. Los pacientes pueden presentarse con clínica<br />
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que remeda hipertrofia amigdalina, faringitis, faringitis necrotizante,<br />
linfadenitis, sinusitis y otitis media. 3 Hay una tendencia hacia las formas severas<br />
con síntomas de obstrucción área.<br />
Cuando el PTLD ocurre mas tardíamente esta mas circunscripto<br />
anatómicamente y puede estar asociado con un curso más gradual. En esta<br />
situación la enfermedad extranodal con compromiso visceral es común con<br />
síntomas gastrointestinales, pulmonares o menos frecuentemente, del sistema<br />
nervioso central. La linfadenopatia es no dolorosa.<br />
La mayoría de los pacientes con PTLD se presentan al menos con un<br />
tumor dominante. El injerto también puede estar involucrado en la<br />
enfermedad. 4 En este caso la frecuencia del compromiso varia de acuerdo al<br />
sitio especifico del injerto. Los PTLDs que se originan en los receptores de<br />
transplantes de pulmón o intestino involucran a esos injertos en una<br />
proporción importante de casos. 5 Los PTLDs que ocurren pacientes que<br />
reciben otros tipos de injertos ya sea hígado o riñón, el PTLD involucra al<br />
injerto en hasta un tercio de los casos. En contraste, en el corazón<br />
transplantado es raro que este involucrado en este proceso.<br />
Los síntomas de PTLD son relacionados al sitio de crecimiento tumoral.<br />
Los tumores gastrointestinales pueden causar dolor abdominal con hemorragia<br />
y pueden llegar ala perforación causando síntomas de abdomen agudo<br />
quirúrgico. 6,7 Los tumores en sistema nervioso central pueden causar síntomas<br />
por necrosis local o por efecto de masa. 8<br />
El PTLD puede ocurrir en cualquier sitio. El compromiso aislado de piel<br />
también ha sido reportado. 9,10 Casos localizados en pleura también han sido<br />
reportados ocasionalmente. 11 La forma de presentación fulminante es rara,<br />
ocurriendo en aproximadamente el 1% de los casos, pero debido a su alta<br />
mortalidad, debe ser diagnosticada a tiempo. 12<br />
Page 18 of 30
C. 1 Diagnostico<br />
El diagnostico de PTLD requiere el conocimiento de las diversas formas<br />
de presentación de este síndrome tan heterogéneo y un alto índice de<br />
sospecha. La localización de la disfunción orgánica nos dirige hacia la<br />
evaluación diagnostica apropiada. Por ejemplo una abrupta aparición de<br />
linfadenopatias ya sean aisladas o de manera sistémica debe hacer considerar<br />
al PTLD en la lista de diagnósticos diferenciales. El dolor abdominal,<br />
particularmente en el contexto de sangrado intestinal lleva a la posibilidad de<br />
PTLD en el tracto gastrointestinal. La cefalea persistente o síntomas del sistema<br />
nervioso central sugieren localización en cerebro. Infecciones del tracto<br />
respiratorio superior que no responden a la terapéutica antibiótica instituida,<br />
asociado a linfadenopatia nos debe dar un índice de sospecha hacia PTLD.<br />
La evaluación endoscópica nos puede llevar a descubrir lesiones ulcero-<br />
nodulares que pueden reflejar PTLD en ese órgano. En el caso de compromiso<br />
pulmonar, múltiples densidades nodulares pueden ser vistas en la evaluación<br />
con una radiografía simple de tórax.<br />
Debe recordarse que el PTLD puede involucrar en primera instancia al<br />
injerto. La realización de serologías para Epstein-Barr puede servir para evaluar<br />
la presencia de una infección reciente o remota. 13-15 Sin embargo el diagnostico<br />
de infección por EBV, activa o pasada no es sinónimo de PTLD. Por ejemplo en<br />
un estudio de pacientes EBV-seronegativos en receptores de transplante<br />
hepático pediátrico mostró un 80% de tasa de conversión a seropositividad<br />
dentro de los 3 meses después del transplante. De esos pacientes<br />
aproximadamente el 85% fueron asintomáticos y solo el 15% desarrollo PTLD.<br />
De los varios estudios para detectar infección por EBV la, IgM contra el<br />
antigeno de la capside viral (IgM-VCA) es particularmente de ayuda para la<br />
detección de infección activa por EBV. Sin embargo, la respuesta inmune en<br />
estos pacientes inmunocomprometidos puede ser inconsistente. Una<br />
estimación cuantitativa del numero de copias del genoma de EBV en sangre<br />
Page 19 of 30
periférica analizado por PCR provee la herramienta mas útil del tipo de<br />
infección por EBV y la mas probable asociación con PTLD. 16<br />
Los pacientes con PTLD muestran un número elevado de copias del<br />
genoma viral circulante. Los pacientes normales EBV-positivos tenían menos de<br />
2,000 copias del genoma viral por microgramo de ADN de células sanguíneas,<br />
de este modo el número de genomas de EBV se incrementaba a 10 a 100 veces<br />
en pacientes con PTLD. Mas aun la regresión del PTLD fue asociada con una<br />
disminución del numero de copias circulantes indicando que puede tener uso<br />
en el monitoreo de la terapia instituida. 17<br />
La biopsia del injerto u órgano transplantado debe ser examinada<br />
detenidamente para excluir PTLD antes de comenzar una terapia contra un<br />
posible rechazo del injerto transplantado porque el incremento de la<br />
inmunosupresion esta contraindicado en el paciente con PTLD.<br />
La biopsia es la herramienta definitiva diagnostica. Las muestras<br />
biopsiadas deben ser analizadas para detectar la infiltración por células B y<br />
deben ser sujetas a estudios de hibridizacion in situ para la detección de EBV.<br />
C. Figura 1<br />
Tac de abdomen. Paciente de 5 años de edad trasplantado hepático por atresia<br />
de vías biliares. Imagen hipodensa en flanco derecho con imágenes necroticas<br />
en su interior correspondiente a Linfoma Burkitt.<br />
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C. Figura 2<br />
Tac de abdomen. Paciente de 5 años de edad trasplantado hepático por atresia<br />
de vías biliares. Imagen hipodensa en flanco derecho con imágenes necroticas<br />
en su interior correspondiente a Linfoma Burkitt.<br />
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D. Tratamiento<br />
La mayoría de los centros siguen una escala en cuanto a la aproximación<br />
del tratamiento en general, con una intervención inicial influenciada por la<br />
extensión de la enfermedad y el grado de agresividad en cuanto a la<br />
presentación en el paciente.<br />
El tratamiento inicial consiste en disminuir la inmunosupresión siempre<br />
que esto sea posible. 1,2 Otras medidas que pueden adoptarse como tratamiento<br />
de primera línea son la escisión quirúrgica cuando la enfermedad sea limitada y<br />
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la localización lo permita. 3 También se utilizan en la prevención el aciclovir o el<br />
ganciclovir o más recientemente cidofovir aunque su efectividad como<br />
tratamiento no está demostrada rotundamente. 4 Es importante destacar que si<br />
bien la resección quirúrgica completa, como en el caso de la resección de<br />
amígdala puede, al resecar todas las manifestaciones tumorales, obviar la<br />
necesidad de futuros tratamientos, no es adecuado intentar resecciones<br />
extensas con este fin en otras localizaciones como por ejemplo las<br />
abdominales. En estos casos, el manejo es similar a otros pacientes con linfoma<br />
no Hodgkin en pediatría, donde la cirugía inicial se debe limitar a la toma de<br />
biopsia.<br />
En una segunda línea se encuentran modalidades terapéuticas como el<br />
interferón alfa, ya poco usado en la actualidad 5 o anticuerpos monoclonales,<br />
mientras que la quimioterapia se reserva para casos seleccionados.<br />
D. 1 Reducción de La Inmunosupresion<br />
La medida más inmediata en cuanto al tratamiento es reducir el nivel de<br />
inmunosupresion. La reducción de la inmunosupresión por si sola es suficiente<br />
para el cerca de un tercio de los casos, aunque su eficacia varia de acuerdo al<br />
tipo de PTLD y al tipo de trasplante. 2,4<br />
Una desventaja obvia de esta terapéutica es la posibilidad de rechazo del<br />
injerto transplantado que luego requiere un aumento mayor de la<br />
inmunosupresión y un daño del órgano que en ocasiones impide dar una<br />
quimioterapia adecuada. La reducción de la inmunosupresión no suele<br />
controlar los linfomas ya establecidos. Por esta razón otras terapéuticas han<br />
sido ensayadas sean inmunológicas o no para lograr la curación de esta<br />
entidad.<br />
Page 23 of 30
D.2 Terapia Antiviral Sistémica<br />
Se ha utilizado el aciclovir como inhibidor de la replicación del ADN del<br />
EBV, con éxito marginal para eliminar lesiones policlonales de EBV en<br />
orofaringe (lesiones que no han progresado a la fase proliferativa).<br />
Sin embargo linfocitos infectados latentes no son afectados por este<br />
tratamiento. La eficacia de esta terapia antiviral para el tratamiento de PTLD no<br />
ha sido firmemente demostrada hasta este momento. Los resultados con<br />
ganciclovir y cidofovir son similares.<br />
D.3 Terapia con Citoquinas<br />
El tratamiento con citoquinas es una lógica extensión de la aproximación<br />
terapéutica en cuanto a esta enfermedad intentando estimular a la respuesta<br />
inmune del huésped para eliminar o rechazar al PTLD. El interferón alfa fue la<br />
citoquina mas comúnmente usada. 2 Esta modalidad de tratamiento puede tener<br />
éxito cuando la reducción de la inmunosupresion fracasa en controlar a la<br />
enfermedad. Pero la posibilidad de rechazo del injerto también existe cuando<br />
este agente es utilizado. Sin embrago, con el advenimiento del Rituximab, este<br />
tratamiento es poco utilizado en la actualidad.<br />
D. 4 Radioterapia y Quimioterapia<br />
El rol de la terapia radiante y las dosis requeridas, todavía no han sido<br />
bien establecidas. La radioterapia ha sido también utilizada y puede tener<br />
también algún beneficio en el tratamiento de los tumores del SNC 6 y para el<br />
control de procesos localizados del PTLD. Sin embrago, solo sería útil en casos<br />
de linfoma cerebral primario o en aquellos casos que el tumor se halle<br />
comprimiendo alguna estructura vital que requiera esta intervención. 7 Por<br />
consiguiente, es poco utilizada en la actualidad.<br />
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Los reportes de los resultados del tratamiento del PTLD con<br />
quimioterapia convencional son controvertidos. Se debe ser cuidadoso con el<br />
uso de regimenes de alta dosis en pacientes con disfunción orgánica. 8 La<br />
ciclofosfamida sola o asociada al rituximab asi como regímenes de<br />
quimioterapia como CHOP (ciclofosfamida, adriamicina, vincristina, y<br />
prednisona) se han utilizado en los pacientes de PTLD. 9,10 A pesar de la alta tasa<br />
de remisiones completas alcanzadas de hasta el 70%, la toxicidad asociada es<br />
significativa e incluye muertes relacionadas al tratamiento en esta población<br />
con tanta co-morbilidad. La alta mortalidad asociada a los regímenes de<br />
quimioterapia estándar en la población de PTLD pude ocurrir debido a varios<br />
factores incluyendo la immunosupresión farmacológica, disfunción del injerto,<br />
y la colonización con micro organismos resistentes intrahospitalarios.<br />
Los ciclos de tratamiento son repetidos cada 21-28 días o hasta<br />
recuperación hematológica. Los pacientes que experimentan remisión completa<br />
luego de 4 ciclos son tratados con dos ciclos adicionales. Los pacientes son<br />
mantenidos sin inmunosupresion durante el tratamiento con este esquema y<br />
luego recibirán la menor inmunosupresion posible que les permita el adecuado<br />
funcionamiento del órgano. Aquellos pacientes con linfomas B maduros, deben<br />
recibir quimioterapia intratecal profilactica.<br />
La quimioterapia es citotóxica para las células proliferantes B e incluso<br />
tiene utilidad para tratar o prevenir el GVHD (enfermedad injerto contra<br />
huésped) y el rechazo de injerto. Para los pacientes con concurrente rechazo y<br />
PTLD, la quimioterapia ofrece el mejor control para los dos procesos. Sin<br />
embargo las dosis convencionales para el tratamiento del linfoma no-Hodgkin<br />
en pacientes inmunodeficientes primarios y pacientes post transplantados<br />
parece resultar en una mayor toxicidad para los órganos y en una mayor<br />
susceptibilidad para las infecciones.<br />
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D.5 Terapia Celular<br />
La terapia celular representa una reciente innovación en el tratamiento de<br />
las enfermedades malignas relacionadas al EBV, aunque sólo está disponible en<br />
centros especializados.<br />
El uso terapéutico de células efectoras inmunes contra el EBV surge de las<br />
observaciones del efecto observado en pacientes transplantados de medula<br />
ósea con el graft-vs-leucemia(GVL). 11,12 No suele ser utilizada en procesos<br />
linfoproliferativos luego de trasplante de órganos sólidos.<br />
D.6 Anticuerpos Monoclonales<br />
Dado que la mayoría de los PTLDs son de estirpe B, el empleo de<br />
anticuerpos monoclonales anti-B parece una aproximación terapéutica<br />
atractiva, 13,14 siendo actualmente uno de los pilares del tratamiento.<br />
En la primera comunicación sobre el empleo de anticuerpos<br />
monoclonales en el tratamiento de los PTLD se emplearon anticuerpos anti-<br />
CD21 y anti-CD24, con lo que se consiguieron un 61% de respuestas y un 46%<br />
de supervivencias largas con aceptable toxicidad. 15 También se han ensayado<br />
anticuerpos monoclonales anti-CD19 con buenos resultados. 15 Sin embargo,<br />
estos anticuerpos no han sido comercializados en forma masiva y su uso fue<br />
reemplazado por el rituximab.<br />
El rituximab, un anticuerpo monoclonal anti-CD20, que ya demostrado su<br />
utilidad en los LNH tanto indolentes como agresivos, inclusive en pediatria 16 y<br />
que se encuentra disponible en el mercado, ha comenzado a utilizarse en los<br />
PTLDs con unos resultados muy prometedores, alcanzando más de un 60% de<br />
remisiones completas y sin toxicidad importante. 17 El tratamiento con rituximab<br />
debe considerarse parte de la estrategia, necesariamente multimodal, del<br />
tratamiento de los PTLDs.<br />
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El rituximab es un anticuerpo monoclonal quimérico anti-CD20 IgG que<br />
consiste en regiones constantes humanas ligadas a dominios variables<br />
murinos. El dominio Fab. murino del rituximab se une al antígeno CD20, que<br />
es a proteína de la transmembrana situada en la superficie de las células B<br />
maduras, pero no en las células plasmáticas o en las células stem cell<br />
hematopoyéticas.<br />
El dominio Fab. murino le provee especificidad y la región de tamaño<br />
grande de origen humano constante (Fc.) es la que fija complemento El<br />
rituximab tiene tres mecanismos potenciales de acción incluyendo apoptosis, la<br />
activación del complemento, y la citotoxicidad celular dependiente de<br />
anticuerpo.<br />
El rituximab fue aprobado en primera instancia para el tratamiento de<br />
linfomas no-Hodgkin de bajo grado recaídos CD20-positivos y luego para los<br />
linfomas de células grandes en asociación al CHOP. 16 Desde la aprobación<br />
inicial, ha sido ampliamente utilizada como solo agente o conjuntamente con<br />
los regímenes de la quimioterapia para el tratamiento de varias neoplasias<br />
hematológicas CD20-positivas. El rituximab también tiene un papel importante<br />
en el tratamiento de varias enfermedades no malignas, especialmente<br />
autoinmunes incluyendo la artritis reumatoide, síndrome de Sjogren, lupus<br />
eritematoso sistémico, miastenia gravis, anemia hemolítica autoinmune, y<br />
púrpura trombocitopenica idiopática. En estas enfermedades, se asume que las<br />
células de B desempeñan un papel crítico en el proceso autoinmune. El<br />
rituximab se administra generalmente en infusión lenta de intravenosa semanal<br />
por cuatro dosis. En comparación con muchos regimenes de quimioterapia, no<br />
requiere ajustes de dosis para el pulmón, riñón, hígado, o corazón. Se<br />
recomienda la premedicación con paracetamol y difenhidramina antes de cada<br />
infusión para prevenir reacciones vinculadas a la infusión. Si el paciente<br />
experimenta reacciones adversas relacionadas con el rituximab, generalmente<br />
ocurren durante la primera administración. En infusiones subsecuentes, las<br />
reacciones suelen más suaves. Las reacciones adversas observadas durante la<br />
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infusión (Síndrome Flu-like, fiebre, escalofríos, náuseas, cefalea, y rash) pueden<br />
ser tratadas de manera sintomática. Raramente, pueden aparecer reacciones<br />
más serias por ejemplo angioedema, hipotensión, broncoespasmo,<br />
generalmente a los 30-120 minutos de haber comenzado la primera infusión.<br />
En ese momento, la administración debe ser interrumpida y después de la<br />
resolución de todos los síntomas, la infusión se puede reiniciar a una tasa de<br />
infusión más lenta.<br />
La dosis estándar del rituximab que se administra es de 375 mg/m2 una<br />
vez por semana por cuatro semanas consecutivas, aunque algunos pacientes<br />
han requerido mayores dosis.<br />
Los resultados confirman que solo el rituximab y la quimioterapia<br />
pueden ser altamente eficaces en los pacientes que fallaron a la reducción de<br />
la inmunosupresion incluso como segunda línea de tratamiento. 18,19 Ambos<br />
tipos de terapias dieron lugar a supervivencias prolongadas y curación en un<br />
gran número de pacientes con PTLD. La combinación de rituximab y<br />
quimioterapia como el CHOP es probabdamente eficaz en pacientes con PTLD,<br />
incluyendo las formas monomorfas. 20 El rituximab también ha sido utilizado por<br />
vía intratecal en pacientes con linfoma cerebral primario asociado a trasplante<br />
de órgano sólido. 21<br />
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