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¿De qué hablamos cuando decimos Pedagogía?

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<strong>¿De</strong> <strong>qué</strong> <strong>hablamos</strong> <strong>cuando</strong> <strong>decimos</strong> <strong>Pedagogía</strong>?<br />

Marcelo Ubal Camacho<br />

Silvia Píriz Bussel<br />

Febrero, 2009


INDICE<br />

Introducción..............................................................................................<br />

2<br />

1- ¿Qué es una ciencia? .......................................................................... 4<br />

1.1- El acuerdo fundamental: usemos el lenguaje...............................<br />

4<br />

1.2- El centro del debate filosófico occidental sobre el conocimiento.<br />

4<br />

1.3- La ciencia como construcción discursiva......................................<br />

6<br />

1.4- La dimensión práxica de los discursos científicos........................<br />

7<br />

1.5- La dimensión normativa de toda ciencia.......................................<br />

8<br />

1.6- Una comunidad de científicos.......................................................<br />

9<br />

2- ¿La pedagogía es ciencia? ................................................................ 11<br />

3- <strong>Pedagogía</strong> y educación.....................................................................<br />

13<br />

4- Algunas consideraciones finales.......................................................<br />

14<br />

Bibliografía ............................................................................................ 18<br />

Introducción<br />

La construcción de las ideas que compartimos en este trabajo ha<br />

tenido lugar a partir del fecundo diálogo mantenido en dos escenarios.<br />

El primero es la Maestría en Enseñanza Universitaria, propuesta por la<br />

Sectorial de Enseñanza de la Universidad de la República (primera<br />

edición 2006) la que nos ha permitido un trabajo sistemático para el<br />

desarrollo de gran parte de los conceptos que aquí se plantean.<br />

El segundo escenario es el equipo de investigadores del Área de<br />

Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias<br />

de la Educación que tiene a su cargo el proyecto “Prácticas Educativas<br />

No Formales dirigidas a adolescentes que viven en contextos de<br />

pobreza: aportes para la creación de Políticas Educativas en Educación<br />

No Formal” y que se desarrolla al momento y con el apoyo financiero<br />

de la Comisión Sectorial de Investigación de la Universidad de la<br />

República.<br />

Estos dos espacios han sido la plataforma para el impulso de una<br />

investigación de carácter básico que posteriormente podrá ser un<br />

posible aporte a iniciativas de análisis empírico.<br />

El trabajo que tienen en sus manos se centra en un punto<br />

históricamente polémico y en permanente construcción y, pero sobre<br />

2


todo –desde nuestra perspectiva- un aspecto de discusión necesario: el<br />

del estatus epistemológico de la <strong>Pedagogía</strong> y su papel respecto a la<br />

educación.<br />

Quienes tenemos formación pedagógica muchas veces<br />

encontramos dificultad en expresar la especificidad de la <strong>Pedagogía</strong> en<br />

lo educativo, campo que especialmente en las últimas décadas, ha<br />

recibido la mirada y casi se podría decir, que se ha visto “colonizado”<br />

por diversas disciplinas y privado del aporte específico de la <strong>Pedagogía</strong><br />

Consideramos a la <strong>Pedagogía</strong> un eslabón clave en varios<br />

sentidos: para generar conocimiento pedagógico específico, para<br />

contribuir a un abordaje interdisciplinario de la educación, para<br />

proponer y construir horizontes y lugares más humanos. Por esto, nos<br />

permitimos presentar un primer capitulo de reflexiones. Nuestro punto<br />

de partida ha sido preguntarnos si la <strong>Pedagogía</strong> es ciencia, pero esta<br />

pregunta lleva a otra que en realidad es anterior: ¿Qué es una ciencia?<br />

En este capítulo entonces, abordaremos este punto para luego<br />

permitirnos analizar el carácter científico de la <strong>Pedagogía</strong>. Por último<br />

presentaremos una posible relación de la <strong>Pedagogía</strong> con la educación,<br />

y esbozaremos una propuesta de abordaje de lo educativo que<br />

consideramos esencial para los procesos de investigación y/o de<br />

generación de conocimiento.<br />

El presente trabajo, como se verá, nos compromete a seguir<br />

trabajando en un desarrollo teórico más exhaustivo de las dimensiones<br />

identitarias de la educación, lo cual será difundido oportunamente.<br />

1- ¿Qué es una ciencia?<br />

1.1- El acuerdo fundamental: usemos el lenguaje<br />

3


En el pensamiento occidental podemos encontrar un consenso<br />

general: para expresar las diferentes manifestaciones del pensamiento<br />

se hará uso del lenguaje y de sus correspondientes estructuras de<br />

racionalidad.<br />

Lo anterior se manifiesta con toda claridad en la constatación de que<br />

todos los pensadores de mayor relevancia de la cultura occidental, han<br />

recurrido al lenguaje para expresar sus ideas y las han ordenado con<br />

un fuerte rigor racional.<br />

La discusión filosófica occidental, no se ha centrado en la validez<br />

de las estructuras del pensamiento en cuanto a sus formas (concepto-<br />

enunciados), sino en los contenidos de dichas estructuras. Si así lo<br />

hubieran hecho, estaríamos en el extremo -¿o absurdo?- de cuestionar<br />

al propio lenguaje, en tanto los conceptos y enunciados, son la<br />

estructura estructurante de todo discurso que aspire a ser racional, y<br />

por lo mismo son comunes a todas las posturas y paradigmas.<br />

En este sentido, aunque pueda resultar evidente, vale aclarar<br />

que aludir a los conceptos y enunciados, no supone suscribir entonces<br />

a una postura esencialista-metafísica.<br />

1.2- El centro del debate filosófico occidental sobre el<br />

conocimiento<br />

Expresado el consenso básico anterior, profundicemos en lo que<br />

sí ha producido arduos debates en nuestra cultura.<br />

La primera postura que da lugar al debate anterior la podemos<br />

sintetizar de la siguiente manera: el conjunto de pensadores, que<br />

suscribiéndose a una postura esencialista-metafísica, afirman que los<br />

conceptos y enunciados dicen relación a la esencia de la cosa, la cual<br />

es exterior a los sujetos, estando presente en las cosas mismas. Por lo<br />

tanto el investigador tiene como tarea principal el describir lo que está<br />

fuera de él.<br />

4


La segunda postura, en franca oposición a lo anterior, propone<br />

que los conceptos no existen fuera de los sujetos. Esta postura, si bien<br />

se encuentra presente en los orígenes de la tradición occidental, ha<br />

sido sintetizada por Kant en lo que él ha valorado como “giro<br />

copernicano”<br />

Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer<br />

debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los<br />

intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a<br />

establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre<br />

dichos objetos -algo que ampliara nuestro<br />

conocimiento-, desembocaba en el fracaso. Intentemos,<br />

pues, por una vez,… (suponer) que los objetos deben<br />

conformarse a nuestro conocimiento, cosa que<br />

concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un<br />

conocimiento a priori de dichos objetos, un<br />

conocimiento que pretende establecer algo sobre éstos<br />

antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con<br />

los primeros pensamientos de Copérnico. Éste, viendo<br />

que no conseguía explicar los movimientos celestes<br />

alrededor del espectador, probó si no obtendría<br />

mejores resultados haciendo girar el espectador y<br />

dejando las estrellas en reposo. (KANT, 1988, 20)<br />

García Morente comentando el postulado kantiano expresa<br />

que:<br />

“…si las condiciones elementales de la objetividad en<br />

general, del ser objeto, nos son, no pueden ser<br />

enviadas por las cosas a nosotros, puesto que las<br />

cosas no nos envían más que impresiones, no hay más<br />

que hacer lo mismo que Copérnico y decir que son las<br />

cosas las que se ajustan a nuestros conceptos, y no<br />

nuestros conceptos los que se ajustan a las cosas […]<br />

5


[…] Lo que ha hecho K. ha sido decir: el objeto del<br />

conocimiento no es objeto del conocimiento sino en<br />

tanto en cuanto se provea de las condiciones del<br />

conocimiento. Ahora bien esas condiciones del<br />

conocimiento es el sujeto del conocimiento el que se<br />

las da al objeto, […] (GARCÍA MORENTE, 1958, 288)<br />

A partir de lo anterior estamos en condiciones de afirmar que el<br />

conocimiento es una construcción, cuyo extremo posible es la<br />

imposibilidad de la objetividad, dejándonos como único margen un<br />

mayor o menor grado de subjetividad a la hora de conocer. Inclusive, lo<br />

que denominamos “objeto” en cualquier ciencia también forma parte de<br />

una construcción.<br />

Con lo anterior no aspiramos a decir nada nuevo, sino que<br />

estamos retomando uno de los principios centrales de la filosofía del<br />

conocimiento, a saber: los seres humanos son los que dan significado<br />

al mundo.<br />

1.3- La ciencia como construcción discursiva<br />

Podemos conceptualizar ahora a la ciencia como una<br />

construcción discursiva sistematizada con un alto grado de<br />

racionalidad. A dichas construcciones hemos acordado en<br />

denominarlas teorías. Este concepto nos lleva a trascender el sentido<br />

positivista-moderno de ciencia, cuya centralidad metodológica, ha<br />

desviado la atención de lo esencial de todo proceso de conocimiento.<br />

Por lo tanto <strong>decimos</strong> que lo que identifica a una ciencia no es su<br />

método, sino la estructura racional del discurso, conocimiento o teoría<br />

que genera. Desde esta perspectiva el método no es otra cosa que uno<br />

de los caminos para llegar y/o asegurar la mencionada racionalidad,<br />

pero nunca es la racionalidad misma.<br />

6


Lo dicho no hace más que subrayar el carácter cultural de la<br />

ciencia, lo cual se opone diametralmente a la concepción metafísica-<br />

esencialista del conocimiento.<br />

Veamos a continuación algunas consecuencias de los postulados<br />

anteriores:<br />

• Al concebir al sujeto cognoscente como aquel que adapta a sus<br />

conceptos la cosa, estamos haciendo hincapié en la naturaleza<br />

esencialmente social, cultural e histórica del conocimiento.<br />

• Por esto, tanto lo conocido y el conocimiento que surge del<br />

abordaje que hace el investigador de la realidad es una<br />

construcción cultural.<br />

A modo de ejemplo, <strong>cuando</strong> usamos el concepto de mesa nos<br />

referimos a una materialidad que hemos acordado en llamar mesa, y<br />

no a una esencia. En el mismo sentido podemos decir que los<br />

discursos de las diversas ciencias se caracterizan por tener un conjunto<br />

de conceptos y enunciados que al articularse en forma racional,<br />

generan los conceptos y juicios desde los cuales abordan la realidad.<br />

Es por ello que podemos decir que todo es teoría: los conceptos y<br />

enunciados con los que analizamos la realidad; los conceptos y<br />

enunciados generados a partir de dichas miradas o abordajes.<br />

1.4- La dimensión práxica de los discursos científicos<br />

La tendencia idealista que tanto ha repercutido en nuestros<br />

ámbitos académicos nos resulta una concepción falaz. Se ha vuelto<br />

común escuchar afirmaciones en pro de un conocimiento teórico puro,<br />

lo que supondría la no normatividad del conocimiento. Entendemos que<br />

una postura de este tipo no logra distanciarse de la propuesta del<br />

7


positivismo moderno, y nos interpele a explicitar la relación entre teoría<br />

y praxis.<br />

La premisa de que ni la más abstracta de las ideas fue creada<br />

de espaldas a la existencia cotidiana e histórica de los seres humanos,<br />

implica entender a la praxis como parte de la esencia del concepto de<br />

teoría, y de todo conocimiento o discurso que aspire a ser científico.<br />

Consideramos pertinente explicitar estos conceptos de modo de<br />

responder a planteos que, aspirando al status de ciencia, hacen alarde<br />

de su capacidad de abstracción y generalidad, definida ésta como la<br />

“capacidad” de una teoría de desprenderse de la “impura” cotidianidad<br />

de los seres humanos.<br />

1.5- La dimensión normativa de toda ciencia<br />

Si partimos de una concepción de la ciencia como construcción<br />

discursiva, la dimensión normativa de toda ciencia, se vuelve más<br />

evidente<br />

En este sentido rescatamos propuestas que expresan la<br />

necesaria dimensión normativa del conocimiento científico y por lo<br />

tanto de toda ciencia. Giroux dice que:<br />

Si la teoría pretende trascender el legado positivista de<br />

la neutralidad, debe desarrollar la capacidad de una<br />

metateoría. Esto es, debe reconocer los intereses<br />

normativos que representa y ser capaz de reflexionar<br />

críticamente sobre el desarrollo o génesis histórica de<br />

esos intereses y sobre las limitaciones que pueden<br />

mostrar en ciertos contextos históricos y sociales.<br />

(GIROUX, 2003, 72)<br />

8


En este sentido, el autor aludiendo al error central de la ciencia<br />

moderna manifiesta que<br />

… la “corrección metodológica” no representa una<br />

garantía de verdad ni plantea el interrogante<br />

fundamental de por <strong>qué</strong> una teoría actúa de una<br />

manera determinada en condiciones históricas<br />

específicas, en beneficio de algunos intereses y no de<br />

otros (Ibid)<br />

1.6- Una comunidad de científicos<br />

Otro componente esencial de una ciencia es la construcción de<br />

una comunidad de científicos. La propuesta de ciencia normal de Kuhn<br />

indica que:<br />

Ciencia normal significa investigación basada<br />

firmemente en una o más realizaciones científicas<br />

pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica<br />

particular reconoce, durante cierto tiempo, como<br />

fundamento para su práctica posterior (KUHN, 2002,<br />

33).<br />

Uno de los aspectos más sorprendente del concepto propuesto<br />

por Kuhn es la trascendencia del grupo o comunidad de científicos que<br />

se mantienen firmes en sus discursos aunque estos muestren<br />

constantes inoperancias.<br />

Resaltamos la trascendencia de una comunidad científica para la<br />

consolidación de una disciplina científica, desde el momento que dentro<br />

de sus tareas fundamentales estará: construir y/o mantener el objeto de<br />

conocimiento, así como generar discurso racional sobre el objeto que<br />

ha construido.<br />

9


Sin estos dos componentes - normatividad y comunidad<br />

científica-, no hay posibilidad de consolidación de un campo, que a los<br />

efectos del desarrollo de estas reflexiones podríamos decir que no es<br />

más que la percepción constructora de objetos, discursos y concreción<br />

de diversos intereses de una comunidad de científicos.<br />

10


2- ¿La pedagogía es ciencia?<br />

Por <strong>Pedagogía</strong> comprendemos a la construcción discursiva o<br />

teoría 1 sobre lo educativo que articula: procesos de circulación<br />

culturales, relaciones humanas que los hacen posible y sentidos que<br />

otorgan y/o reproducen los mencionados procesos y relaciones.<br />

Como se puede apreciar, y en coherencia con la idea de ciencia<br />

concebida como los diversos discursos estructurados por una rigurosa<br />

estructura racional, la definición de <strong>Pedagogía</strong> propuesta pretende<br />

trascender el sentido positivista-moderno de ciencia, centrado en el<br />

método. Al decir de Gadamer, en la modernidad<br />

[…] Lo que prevalece… es la idea del método. Pero<br />

éste, en sentido moderno, es un concepto unitario,<br />

pese a las modalidades que pueda tener en las<br />

diversas ciencias. […]<br />

El ideal de conocimiento perfilado por el concepto de<br />

método consiste en recorrer una vía de conocimiento<br />

tan reflexivamente que siempre sea posible repetirla.<br />

(GADAMER, 1992, 51-61; en NICOLÁS J. A. y<br />

FRÁPOLI M. J., 1997)<br />

En oposición a este reduccionismo moderno, las teorías<br />

pedagógicas son comprendidas como construcciones discursivas<br />

estructuradas racionalmente que operan y posibilitan una mirada<br />

particular sobre la educación.<br />

A partir de la síntesis kantiana, surge con toda claridad la<br />

centralidad del sujeto a la hora de conocer, cuya contracara es un<br />

fuerte cuestionamiento a la postura positivista.<br />

1 Comprendida como praxis en el sentido existencialista del término.<br />

11


El aporte kantiano sobre el concepto de ciencia y su incidencia<br />

en la configuración epistemológica de la <strong>Pedagogía</strong>, lo podemos<br />

complementar con la mirada del filósofo de la ciencia Javier Echeverría,<br />

quien propone una ampliación del criterio reichenbachiano. Para<br />

Echeverría la distinción de los dos contextos resulta francamente<br />

insuficiente para dar cuenta de los procesos de generación y<br />

reproducción del conocimiento, así como inadecuado para legitimar el<br />

estatus epistemológico del conocimiento científico<br />

… la distinción entre el contexto de descubrimiento y el<br />

contexto de justificación resulta insuficiente para<br />

abarcar la complejidad de la actividad científica…<br />

(ECHEVERRÍA, 1995, 52)<br />

La crítica tiene su punto de partida en que<br />

…la filosofía de la ciencia ha dejado de ser únicamente<br />

una filosofía pura (o filosofía del conocimiento<br />

científico) para pasar a ser, además, una filosofía<br />

práctica, en el sentido de una filosofía de la actividad<br />

científica… (Ibid., 41)<br />

A partir de la mencionada insuficiencia del criterio<br />

reichenbachiano para dar cuenta de la filosofía de una ciencia práctica,<br />

el autor propone en forma alternativa la idea de que son cuatro, y no<br />

dos, los contextos en los que se desarrolla la actividad científica: el de<br />

educación, de innovación, de evaluación y de aplicación.<br />

De lo anterior nos gustaría rescatar la invitación a continuar<br />

superando el modelo positivista, no solo por medio de una crítica al<br />

modelo metodológico-céntrico, sino también mediante una ampliación<br />

del modelo de análisis epistemológico hegemónico.<br />

12


3- <strong>Pedagogía</strong> y educación<br />

Hemos afirmado que la <strong>Pedagogía</strong> opera sobre la identidad de lo<br />

educativo, lo cual hace necesario retomar la nada sencilla temática de<br />

la especificidad de la <strong>Pedagogía</strong>.<br />

Sin embargo, queremos dejar explícita el concepto de educación<br />

que nos guía. Entendemos por educación los procesos de circulación<br />

del patrimonio cultural, seleccionado por una sociedad en determinado<br />

momento histórico y que contribuye a la construcción de nuevos<br />

sentidos y alternativas, y/o la reproducción del status quo.<br />

La educación es un fenómeno analizado por diversas ciencias, lo<br />

cual ha generando un universo de teorías, reflexiones y conocimientos<br />

que actúan sobre sus diferentes dimensiones. Ahora bien, dichos<br />

abordajes operan sobre partes, y no sobre el todo, de un fenómeno<br />

complejo y diverso como es el caso de la educación. En cambio para la<br />

<strong>Pedagogía</strong>, la educación es la construcción que la identifica. Al<br />

manifestar que en “lo educativo” está la especificidad de la <strong>Pedagogía</strong>,<br />

estamos afirmando que la teoría pedagógica opera sobre la identidad<br />

(entendida como lo propio de lo múltiple) de la construcción que hemos<br />

acordado en denominar educación, que como referimos anteriormente<br />

involucra la cultura que circula en las relaciones humanas de una<br />

sociedad que habilita a concebir otros horizontes y a reproducir<br />

construcciones culturales heredadas.<br />

Lo propio de la <strong>Pedagogía</strong> es la teorización de los componentes<br />

de la educación, o de las posibilidades que surgen de la relación de los<br />

mismos. En síntesis, se podría decir que la <strong>Pedagogía</strong> teoriza sobre la<br />

particularidad, las articulaciones y/o conjunciones posibles de los<br />

componentes de la educación.<br />

En un esfuerzo de sintetizar lo dicho y partiendo de lo expuesto<br />

sobre las ciencias en general y la <strong>Pedagogía</strong> en particular,<br />

13


consideramos que hemos planteado los cimientos necesarios para<br />

afirmar que la <strong>Pedagogía</strong> es una ciencia porque:<br />

• Teoriza sobre una construcción específica: la educación.<br />

• Posee un conjunto de concepciones y fines previos que, como<br />

toda ciencia, no la hacen neutral. Estas construcciones<br />

conceptuales constituyen las premisas y los sentidos,<br />

respectivamente, de su mirada y análisis sobre lo educativo.<br />

• Posee una comunidad de profesionales o pedagogos que tienen<br />

a su cargo la generación de conocimiento sobre lo educativo y la<br />

actualización de su especificidad.<br />

4- Algunas consideraciones finales<br />

Nos gustaría hacer algunas consideraciones, en primer lugar,<br />

respecto al esfuerzo de conceptualización de la <strong>Pedagogía</strong> que hemos<br />

realizado. Nuestra intención no ha sido generar una definición<br />

enciclopedista y estática, que sea la medida de todas las iniciativas<br />

pedagógicas. Muy por el contrario, lo que pretendemos es responder<br />

con claridad a las posturas que, partiendo de una concepción de<br />

conocimiento y ciencia moderna, positivista y reduccionista, subestiman<br />

el carácter científico de la <strong>Pedagogía</strong>, aludiendo, fundamentalmente, a<br />

su naturaleza normativa, como si alguna ciencia pudiera estar exenta<br />

de este aspecto.<br />

Otra intencionalidad de nuestra propuesta ha sido brindar un boceto<br />

de la especificidad de la <strong>Pedagogía</strong>, fundamentalmente para contribuir<br />

a la investigación pedagógica de los potenciales escenarios educativos,<br />

los cuales muchas veces carecen de categorías de referencia que<br />

faciliten la tarea investigativa. En este sentido el concepto de<br />

<strong>Pedagogía</strong>, que como decíamos opera sobre la identidad de la<br />

educación, nos pone frente a un conjunto de categorías que tienen un<br />

grado de generalidad y flexibilidad que posibilitan el abordaje de un<br />

14


sinnúmero de escenarios y problemáticas educativas, a saber: currículo<br />

(selección cultural), relación educativa y sentidos o fines.<br />

Lo anterior no se riñe con la necesidad de recurrir a la flexibilización<br />

del abordaje pedagógico de lo educativo. Al respecto nos parecen<br />

esclarecedoras las palabras de Giroux cuyo criterio consideramos<br />

pertinente para la teoría pedagogica en general<br />

[…] me parece importante subrayar que el concepto de<br />

pedagogía debe usarse con una cautela respetuosa.<br />

No sólo existen diferentes versiones de lo que<br />

constituye la pedagogía crítica, sino que no hay una<br />

definición genérica que pueda aplicarse a la expresión.<br />

Al mismo tiempo importantes ideas y prácticas teóricas<br />

se entrelazan en los diversos enfoques de aquella. Son<br />

justo esas ideas, que a menudo definen un conjunto<br />

común de problemas, las que sirven para delinear la<br />

pedagogía crítica como una serie de condiciones<br />

articuladas dentro de un contexto de un proyecto<br />

político particular, un proyecto que encara esos<br />

problemas de diferente manera en la especificidad de<br />

contextos particulares… (GIROUX, 2003, 239)<br />

El autor después de plantearnos que los problemas que<br />

emergen de la experiencia educativa son un buen motivador para la<br />

elección de las temáticas de investigación pedagógica, se refiere,<br />

citando a Simón a la necesaria articulación entre la pedagogía y la<br />

experiencia:<br />

La relación entre la pedagogía y la cuestión de la<br />

experiencia tienen como característica radical el hecho<br />

de abordar los funcionamientos internos de esta última,<br />

cómo actúa para producir conocimiento y cómo podría<br />

15


participar en la construcción de formas de<br />

subjetivación.<br />

La politización de la relación entre pensamiento y<br />

experiencia apunta a una práctica pedagógica en la que<br />

los trabajadores culturales puedan proponer<br />

“preguntas, análisis, visiones y opciones prácticas que<br />

la gente puede buscar en sus intentos de participar en<br />

la determinación de diversos aspectos de su vida […]<br />

(Ibid, 242-243)<br />

Giroux nos alerta y propone una dinámica para los abordajes<br />

pedagógicos de la realidad educativa. La <strong>Pedagogía</strong> no debe buscar<br />

únicamente que los fenómenos se adapten a los conceptos, sino que<br />

además los acontecimientos educativos, sus problemáticas y sus<br />

actores deberán contribuir a la ampliación, enriquecimiento y<br />

actualización de la propia teoría pedagógica.<br />

Un segundo aspecto que consideramos pertinente rescatar, a los<br />

efectos de facilitar la investigación pedagógica, se relaciona con la<br />

posibilidad de la <strong>Pedagogía</strong> de resignificar categorías creadas y/o<br />

usadas en otras ciencias. Al respecto Miguel Ángel Pasillas nos<br />

propone que la <strong>Pedagogía</strong> es un ámbito de “traducción o de conversión<br />

de los saberes con miras a potenciar el acto educativo” (PASILLAS,<br />

2007). Varias son las consecuencias que podemos derivar de esta<br />

propuesta. La primera dice relación al impacto que tienen las diversas<br />

teorías sobre la subjetividad y práctica de los educadores y docentes,<br />

actores centrales de los ámbitos educativos públicos y de los procesos<br />

de distribución cultural. Ejemplo de lo antedicho son la desesperanza<br />

que ha generado una interpretación simplista de la teoría de la<br />

reproducción social y cultural. Similar impacto ha producido la<br />

mitificación de posturas que asocian a la escuela con instituciones de<br />

control y vigilancia, dificultando la visualización de la potencialidad<br />

liberadora y autonómica de la educación. Ser conscientes de estas<br />

posibilidades y efectos, así como velar por una comunidad académica<br />

16


dialógica y crítica es fundamental para relativizar las diversas<br />

construcciones teóricas, que como tales no son absolutas ni<br />

insuperables.<br />

A partir de lo anterior, la <strong>Pedagogía</strong> surge como un lugar -dentro<br />

de otros posibles- de construcción interdisciplinaria sobre la educación.<br />

Con esto, entonces, no estamos proponiendo una hegemonía o<br />

superioridad disciplinar, sino la construcción de un espacio en el cual<br />

los diferentes saberes y aportes confluyan para la generación de<br />

conocimiento sobre los componentes y problemáticas centrales de la<br />

educación.<br />

En tercer lugar nos gustaría aludir a una realidad que se ha<br />

consolidado en nuestro país, que tiene que ver con la ausencia de<br />

discursos pedagógicos específicos. Uno de los motivos que nos han<br />

llevado a esta situación guarda relación con la escasa previsión y<br />

preparación de profesionales de la educación que investiguen lo<br />

educativo desde la especificidad pedagógica. En la mayoría de los<br />

casos se ha reducido la formación a una preparación para la práctica<br />

concreta, subestimando la capacidad de investigación. A pesar de esto,<br />

la demanda de conocimiento sobre los fenómenos educativos ha<br />

continuado. Esta necesidad ha sido cubierta fundamentalmente por dos<br />

medios: la importación -y posterior adopción - de teoría de otros<br />

contextos socio-políticos y culturales, y la generación de conocimiento<br />

sobre lo educativo por parte de otras ciencias cuya identidad no es lo<br />

educativo. Consideramos que este fenómeno, si bien atiende una parte<br />

de las necesidades teóricas de la educación, ha reducido<br />

considerablemente la perspectiva específica de la <strong>Pedagogía</strong>, la que<br />

sería imprescindible para una mirada interdisciplinaria de la educación<br />

que posibilite la comprensión y abordaje pertinente de las múltiples<br />

situaciones educativas de nuestro país.<br />

Insistimos, no aspiramos a revindicar monopolio alguno sobre lo<br />

educativo, sino que pretendemos proponer y exponer la necesidad de<br />

17


una perspectiva específica que enriquezca y aporte sustancialmente a<br />

las prácticas y procesos de generación de conocimiento sobre lo<br />

educativo.<br />

Queda como desafío profundizar en el desarrollo y articulaciones<br />

de los componentes identitarios de la educación e investigación<br />

pedagógica, que será parte de nuestro segundo trabajo.<br />

Silvia Píriz Bussel Marcelo Ubal Camacho<br />

Licenciada en Educación. Licenciado en Educación.<br />

Bibliografía<br />

GARCÍA MORENTE Manuel, Lecciones preliminares de filosofía, Bs.<br />

Aires, Losada, 1 ra ed. 1938, 5 ª ed. 1952.<br />

NICOLÁS Juan Antonio, FRÁPOLI María José, Teorías de la verdad en<br />

el siglo XX, Madrid, Tecnos, 1997.<br />

GIROUX Henry, <strong>Pedagogía</strong> y Política de la Esperanza. Teoría, cultura y<br />

enseñanza, Buenos Aires, Amorrortu editores, 2003.<br />

GUATARI Félix, Las tres ecologías, Valencia, Pre-Textos, 2000.<br />

KANT Immanuel, Crítica a la razón pura, Prólogo a la 2da edición,<br />

Madrid, Alfaguara, 6ª ed, 1988.<br />

KUHN Thomas S., Estructura de las revoluciones científicas, Buenos<br />

Aires, FCE, 7ma reimpresión, 2002.<br />

PASILLAS Miguel Ángel, Estructura y modo de ser de las teorías<br />

pedagógicas, Montevideo, ponencia presentada en el marco del<br />

2do. Foro sobre Educación. La responsabilidad de educar, 2007.<br />

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