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4. MARCO CONCEPTUAL<br />
Una de las formas de comunicación que emplea el ser humano es el habla, y a<br />
través del tiempo ha inventado otros códigos de mayor complejidad que son los<br />
llamados sistemas de representación gráfica. Dentro de ellos, primero fueron las<br />
manifestaciones pictográficas, luego las ideográficas y por último, las alfabéticas o<br />
fonéticas, es decir, se hizo una transición del símbolo al signo lingüístico, el cual<br />
se emplea en la escritura y se apoya directamente en el lenguaje oral, ya que sirve<br />
precisamente para representar gráficamente los sonidos de la lengua, los cuales<br />
para ser leídos requieren de un previo conocimiento del lenguaje oral. Azcoaga<br />
(1981), hace referencia a este conocimiento cuando expresa: “el aprendizaje de la<br />
lectura depende en gran medida del conocimiento previo que se posee sobre el<br />
lenguaje oral y sirve para determinar el desarrollo de la conciencia metalingüística<br />
como eje central para el acceso a ella” 4 .<br />
Por su naturaleza misma, el aprendizaje influye en el individuo según las<br />
condiciones del ambiente en el que se desarrolle y esta influencia comienza a<br />
ejercerse por lo menos desde el momento mismo del nacimiento. Azcoaga (1981),<br />
expone: “en el desarrollo de un individuo participan simultáneamente dos procesos<br />
que se ligan complicadamente: por una parte la maduración biológica y por otra,<br />
los diversos procesos de aprendizaje que tienen particularidades individuales” 5 ,<br />
que en los años escolares se ven influenciados por el maestro, quien debe estar<br />
atento a que la enseñanza sea motivada adecuadamente y así el niño tenga sus<br />
primeras experiencias de forma agradable, sobre todo cuando se enseña a leer.<br />
4.1 PROCESO PARA EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA<br />
Hay que tener claro que enseñar a leer difícilmente se consigue por imposición; se<br />
obtiene a través de un tratamiento positivo, obrando indirectamente para que se<br />
cree un clima favorable, sobre todo cuando se trata de niños pequeños. En este<br />
aspecto Sandroni y Machado expresan que la afición de leer actúa: “por contagio<br />
de unas actitudes, de un ambiente o de una oferta creada en su entorno para que<br />
se desarrolle este beneficiosa actitud” 6 . Muchas veces las aficiones y los gustos<br />
están más ligados a la afectividad que a la efectividad. Más próximos a la<br />
persuasión que a la obligación. Se trata de conseguir que el hábito nazca de los<br />
propios niños, de crear las condiciones favorables para que surja en ellos el deseo<br />
de leer, y de seguir leyendo.<br />
4<br />
AZCOAGA, Juan E. Aprendizaje fisiológico y aprendizaje pedagógico. 2a ed. Buenos Aires: El<br />
Ateneo, 1981. p.48<br />
5<br />
Ibíd., p. 49<br />
6<br />
SANDRONI, Laura Constancia y MACHADO, Luis Raúl. El niño y el libro. Guía práctica de<br />
estímulo a la lectura. Bogotá: Kapelusz, 1984 . p.123<br />
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